El crecimiento económico y la disminución del desempleo en el primer trimestre de este año permiten pronosticar un fin de año con la economía en plena reactivación. La reducción de las tasas de interés y la inflación lo ratifican
Iván Posada
El Dane acaba de publicar alentadoras noticias sobre la disminución del desempleo en el país. La disminución es de 8,8 % en abril de este año, lo cual guarda estrecha relación con el crecimiento del PIB de 2,7 % en el primer trimestre de 2025.
Estos resultados se explican, en primer lugar, por la reactivación económica en el ámbito mundial, reflejado en nuestra economía y, en segundo lugar, por la política económica ejecutada por la actual administración.
Los que más crecieron
Los sectores económicos que más aportaron a la creación de nuevos empleos son el público (defensa, salud, educación, administración pública) con 235.000 empleos para un total de 3,08 % de ocupados en el sector. El sector agricultura (ganadería, caza, pesca y selvicultura) aportó gran porcentaje en la creación de nuevo valor agregado en el total de la economía, al generar 24.000 nuevos empleos, para un total de ocupados de 3.2 millones.
En general, cuando un sector económico crece, tiende a generar nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, un sector puede crecer gracias a la mayor productividad por trabajador, sin necesidad de contratar más mano de obra. Por ejemplo, la industria manufacturera, aunque decreció en el último trimestre, de igual forma generó en el último año en total 115.000 nuevas plazas. La construcción, sector que no logra reactivarse, perdió 34.000 empleos.
Por territorios
Persisten grandes brechas entre grandes, medianas y pequeñas ciudades en cuanto al desempleo e informalidad. Para las trece ciudades y áreas metropolitanas el desempleo oscila alrededor del 9 %, en tanto la informalidad es en promedio de 35 %; en urbes como Riohacha, Sincelejo, Valledupar, Santa Marta, esta fluctúa, según el Dane (2025), entre el 60 % y 70 %; en Quibdó, Chocó asciende hasta el 79 %.
Algunos sectores de opinión argumentan que el empleo creado en el sector público no es sostenible en el tiempo. No obstante, este tipo de empleo estimula el consumo de los hogares y, de forma indirecta, la producción de bienes que consumen estos hogares.
Si bien lo ideal es fomentar el empleo en la esfera productiva propiamente dicha, ello requiere un proceso de reindustrialización, ya trazado en el Plan Nacional de Desarrollo que apenas comienza a implementarse. A esto se suma una tendencia mundial: la prevalencia del sector servicios y comercio sobre la manufactura.
En resumen, en el último año ingresaron a la fuerza laboral 711.000 personas para llegar a un total de ocupados de 23.6 millones y 2.5 millones de desempleados.
La informalidad
En la práctica, es una forma de desempleo que abarca a amplios sectores de población que, al quedar por fuera del mercado laboral, recurre a variadas estrategias para obtener recursos para su subsistencia.
El gremio de los empresarios se resiste a crear más empleo al argumentar que el salario más las prestaciones de un trabajador sale muy costoso, por lo cual prefieren contratar por prestación de servicios, de esta manera fomentan la informalidad y la precariedad del empleo. Al respecto, la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, señala que esta propuesta va en contra de la estabilidad laboral y más bien generalizaría el pago del salario por hora trabajada y, además, impide la sindicalización de los trabajadores.
Por sectores económicos, las tasa más altas de informalidad se encuentra en el sector agropecuario (85 %) a causa, entre otras, del pago del trabajo por jornal, labor temporal en recolección de las cosechas; el sector turismo, alojamiento hoteles, restaurantes (80 %); le siguen las actividades artísticas y la construcción ─con una alta ocupación de mano de obra─ que presentan un grado de informalidad de 76,6 % y 66,4 %, respectivamente; la industria, a su vez, 46,6 % y suministro de servicios 46,1 %.
El rebusque
Del total de ocupados, 23.6 millones, el 42 %, es decir, unos 8.6 millones se hallan en la franja de informales o por cuenta propia, una gama muy amplia y diversa de trabajadores. El Dane define al informal como aquella persona que no tiene protección en salud y pensión por parte del empleador o aquella que está laborando sin contrato legal.
Pero dentro de este rango caben millones que laboran en empresas o negocios no registrados; en empresas unipersonales, es decir, en todo tipo de actividades por cuenta propia como las ventas callejeras, el transporte de pasajeros, teletrabajo, etc.
Informalidad empresarial
Las empresas, a su vez, dependiendo del número de trabajadores, están afectadas por este fenómeno. La tendencia es que mientras más empleados ocupe una empresa, disminuye la informalidad. Entre las de más de 50 empleados, el cuatro por ciento son informales; las que tienen entre 20 y 50 trabajadores, el 16 %; y en las de 11 a 19 empleados, el 36 %.
Lo anterior da cuenta de la precariedad de la estructura empresarial en el país. Según el Registro Único Empresarial y Social, RUES, de Confecámaras, en 2024 había 1 740 168 empresas inscritas, de las cuales el 95,3 % son empresas que cuentan entre uno y diez trabajadores y sólo el 0,5 % cuentan con más de 200 empleados. La informalidad es un problema estructural del mercado laboral colombiano, cuya solución requiere políticas de Estado continuas y de largo plazo.
La reforma laboral
Diversos puntos de la consulta apuntan a reducir la informalidad, por ejemplo, que los aprendices del Sena tengan contrato laboral; la eliminación la tercerización mediante los contratos sindicales; que las madres comunitarias tengan acceso a la seguridad social y el bono pensional para campesinos y campesinas.