Editorial 3288
El Consejo Nacional Electoral, CNE, actuando como un partido de oposición busca entorpecer la unidad del Pacto Histórico, dividir a las organizaciones de izquierda y progresistas y debilitar a las fuerzas que aspiran a darle continuidad y profundidad al cambio y a las reformas.
Según la ponencia que se ha conocido, elaborada por el magistrado Altus Alejandro Baquero Rueda, se propone al CNE otorgar personerías jurídicas “condicionadas” a futuras resoluciones administrativas –léase sanciones– y permitir la unidad a solo tres de los seis partidos que solicitaron la fusión. “Una concesión precaria que equivale a burlarse de la democracia”, afirmó el representante por la Unión Patriótica Gabriel Becerra.
¿Por qué pretenden excluir al partido Colombia Humana? Porque como partido del presidente, se configura una venganza del sector mayoritario de derecha en el CNE contra Gustavo Petro, atacando a la fuerza más grande y la de mayor caudal electoral –16 congresistas–, fundamental para que el Pacto Histórico unificado sea una verdadera opción de poder en 2026.
“Con respecto a la ponencia que circula a nombre del CNE –que esperamos sea reconsiderada–, el PCC expresa su profunda preocupación. Su contenido, además de perverso y calculado, constituye un Sí parcial que en la práctica se convierte en un golpe a la unidad y a la soberanía popular”, expresó Claudia Flórez Sepúlveda, secretaria general del Partido Comunista.
La izquierda no se conforma con una unidad incompleta, no la acepta, no con la exclusión de fuerzas fundadoras del Pacto Histórico. Para la Unión Patriótica, el Polo Democrático Alternativo y el Partido Comunista Colombiano, una unidad como la que se propone, excluyendo a Colombia Humana, es un atropello que tendrá que ser respondido en la calle y en los escenarios políticos y jurídicos.
“El derecho a la participación política en Colombia es una conquista popular de décadas, arrancada por la fuerza a las élites con la movilización democrática del pueblo”, plantea Gabriel Becerra. La premisa de la movilización sigue siendo la columna vertebral de la lucha de clases desarrollada por el pueblo colombiano.
Si no respetan el derecho a participar con las formas políticas que la misma Constitución de 1991 reconoce en sus artículos 40 y 107, y la Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 23, defenderlo se vuelve un imperativo. Si el CNE no actúa en derecho, si persiste en actuar como un partido de oposición al Gobierno, al progresismo y a la izquierda, tendrá que enfrentar la movilización social.
Nada de lo que el pueblo ha ganado en derechos ha sido fácil ni gratis. La lucha sigue en las calles y carreteras, en los estrados judiciales, en el debate político, en las instancias internacionales si es preciso y en la disputa por el sentido común, es decir, en la formación de la conciencia democrática del país.
En esa disputa de país, la unidad y la movilización popular son las herramientas que tenemos para alcanzar la victoria.