La jornada cuenta con el más amplio respaldo de organizaciones democráticas y populares, además de personalidades de la vida nacional, en un especial momento histórico de la vida nacional, cuando está en cuenta regresiva el acuerdo final entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP.
Editorial del Semanario VOZ
El próximo viernes 15 de julio está convocada la gran jornada nacional por el respaldo al proceso de diálogo de La Habana en su firma final y definitiva; por sí a la paz; y la exigencia de iniciar la fase pública de diálogo entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional.
La convocatoria a la importante jornada a nivel nacional y departamental está respaldada por Frente Amplio por la Paz – Cumbre Agraria Étnica y Popular – Clamor Social por la Paz – Redepaz – Paz Completa – Marcha Patriótica – Un Millón de Mujeres de Paz – Unión Patriótica – Congreso de los Pueblos – Mesa Interreligiosa – Partido Comunista Colombiano – Juventud Comunista Colombiana – Fuerza Común – Iglesia Presbiteriana de Colombia – Teusaquillo Territorio de Paz – Poder Ciudadano – Colombia Vital – Redunipaz Nodo Centro – Progresistas – Vamos por los Derechos – Colombianas y Colombianos por la Paz – Artistas por la Paz – Coordinadora Socialista – Anzorc – Carlos Lozano Guillén – Piedad Córdoba – Gloria Inés Ramírez – Imelda Daza – Aída Avella – Gloria Flórez – Iván Cepeda – Alirio Uribe – siguen más firmas.
La jornada cuenta con el más amplio respaldo de organizaciones democráticas y populares, además de personalidades de la vida nacional, en un especial momento histórico de la vida nacional, cuando está en cuenta regresiva el acuerdo final entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP. La reciente firma sobre cese bilateral y definitivo de fuegos, dejación de armas y garantías para la actividad política y fin del paramilitarismo y mecanismo de refrendación, hizo renacer en el país el optimismo por la paz democrática tal y como lo revelan las más recientes encuestas nacionales.
En este sentido, la jornada del 15 de julio significa un firme y decidido apoyo de los amigos de la paz en todo el país por los acuerdos con todas las insurgencias y el repudio a la extrema derecha provocadora que busca obstaculizar el camino hacia la paz estable y duradera. Esta pretende incendiar el país con la confrontación armada. Si algo está demostrando el proceso de La Habana es que la salida militar del conflicto fracasó y que la única alternativa está en el terreno del diálogo y de los acuerdos democráticos.
Es la paz que anhelan los colombianos con el fortalecimiento de la democracia y de las condiciones sociales de vida de la gran mayoría de la población. En esta dirección, están en contravía las políticas neoliberales y capitalistas del gobierno de Juan Manuel Santos que pregona la paz en el exterior, pero en Colombia implementa medidas en favor del gran capital y de las transnacionales en contravía de los acuerdos de La Habana.
Lo recordaba hace pocos días Timoleón Jiménez cuando criticaba la ley de Zidres y el Código de Policía que desconoce los acuerdos en los temas agrarios y de participación política con las FARC. Por esta razón, la jornada del 15 de julio para nada implica respaldo al Gobierno de Santos, es el espaldarazo popular a la paz, a los diálogos y a la salida política del conflicto colombiano.
Algunas personas, unas de mala fe, otras por ingenuidad, quieren desviar el centro del debate sobre la perspectiva democrática y social en el posacuerdo, con la afirmación que “Sin FARC-EP no habrá Uribe” como si la extrema derecha existiera como reacción a la lucha armada guerrillera. Precisamente la violencia de la clase dominante es uno de las causas históricas del conflicto, más allá de las personas que al fin y al cabo representan a una clase y a una posición reaccionaria y agresiva.
Antes de Uribe hubo otros iguales o peores y si no se dan las transformaciones estructurales en el futuro sobre la base de la unidad popular, pues habrá el terreno abonado para Uribe Vélez y otros que vendrán después. Será la dinámica de la lucha de clases, el nivel de la unidad y de la correlación de fuerzas la que determinará las condiciones para un nuevo poder democrático y popular. En este sentido son favorables los acuerdos de La Habana y lo serán los que se logren con el ELN. No cabe la menor duda.
Por ahora todos a la calle a celebrar la jornada del 15 de julio, con espíritu amplio, democrático y de unidad.