Para el gobierno, evitar la crisis es darles más gabelas a los poderosos en contra de su obligación de atender a los sectores más desprotegidos de la población. No se puede esperar otra cosa de un gobierno plutocrático como el de Santos.
Carlos Fernández*
El abrupto descenso en los precios del petróleo, ocurrido a partir de junio del año anterior, es la razón que el gobierno nacional presenta para justificar el pobre desempeño de la economía colombiana durante el primer trimestre del presente año, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) presentó un crecimiento de 2,8% respecto al mismo trimestre de 2014 y de 0,8% respecto al último trimestre de ese mismo año. No deja de ser patética la reacción del ministro de Hacienda cuando, reconociendo que la economía bajó, se contenta con señalar que creció más que el resto de economías latinoamericanas.
Una economía en recesión
A decir verdad, cuando se inició la baja de los precios del petróleo, ya la economía colombiana había empezado a disminuir su dinamismo y, obviamente, la situación de los precios del petróleo vino a agravar la situación.
En junio del año pasado, cuando los precios del petróleo iniciaron su descenso, la economía colombiana había comenzado a dar muestras de una desaceleración de su crecimiento que, obviamente, se agravará en la medida en que tales precios se mantengan bajos. Esa desaceleración tiene mucho que ver con el comportamiento de los sectores que generan riqueza, en particular la industria y la agricultura. Ambos sectores presentan una notable tendencia a la disminución de su participación en el crecimiento del PIB.
La primera sufrió, por cuarto trimestre consecutivo, una disminución en el valor que produce de 2,1% respecto al mismo período del año anterior. De acuerdo con convenciones técnicas de los economistas, una economía o un sector económico entra en recesión cuando presenta disminución de su producto durante dos trimestres consecutivos. Pues bien, la industria colombiana completó este año el cuarto trimestre de disminución de su producto. La tendencia continúa, pues según la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta, que realizan la ANDI y otros gremios industriales, la producción industrial disminuyó en un 2,1% entre el cuatrimestre enero-abril de 2014 y el mismo período de 2015.
Si bien la agricultura no ha tenido un comportamiento recesivo como la industria, su crecimiento durante el último año, trimestre a trimestre, ha estado por debajo del crecimiento del PIB total del país, lo que comporta una pérdida constante de participación en el mismo. El crecimiento del producto agropecuario ha descansado, fundamentalmente, en el crecimiento del cultivo del café, que creció 4,7% entre el primer trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2015. El comportamiento de este cultivo es, no obstante, errático, en razón de la volatilidad de los precios internacionales y de otras coyunturas que se presentan, de tiempo en tiempo, en los otros países productores.
La economía del mercado persa
El crecimiento logrado durante el tercer trimestre se asentó en tres sectores: la construcción, el comercio y las finanzas. El primero creció 4,9% durante el año corrido entre los dos primeros trimestres de los dos años considerados. El mayor peso en este comportamiento lo tuvieron las obras de ingeniería civil (7% de crecimiento). Pero este último dato hay que tomarlo con reserva pues lo que se registra son los actos administrativos que comprometen los recursos públicos que financian estas obras y no las obras efectivamente concluidas.
El sector de comercio, reparaciones, hoteles, restaurantes y bares, por su parte, que es un sector que no agrega valor sino que contribuye a la circulación de los bienes producidos en el sector real de la economía, creció 5% durante el período considerado. Esto es una manifestación flagrante del carácter de bazar que ha adquirido la economía colombiana ante la ausencia de políticas que impulsen el crecimiento de los sectores que, realmente, producen la riqueza del país (industria, agricultura, la propia minería, etc.).
El sector financiero, que tampoco genera valor sino que contribuye a la circulación de este, creció 4,4% entre marzo de 2014 y marzo de 2015. Este comportamiento puede considerarse modesto al compararlo con el crecimiento del subsector de intermediación financiera (bancos, corporaciones financieras, sociedades fiduciarias, etc.) que, durante el año considerado, creció 9,4%, lo que da cuenta de la enorme capacidad del capital financiero de absorber la parte del león de la riqueza producida, en medio de una baja profundización financiera (porcentaje de la población con algún vínculo con este sector).
Ante la perspectiva de crisis, el gobierno ha propuesto dos bloques de medidas. En lo urbano, el Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo (PIPE2) y, en lo rural, las Zonas de Interés para el Desarrollo Rural, Económico y Social (Zidres). El primero, ya decretado, otorga subsidios por más de nueve billones de pesos a los empresarios del país en busca de una nueva «confianza inversionista» que implica, además de los subsidios, el relajamiento de las normas fiscales y ambientales.
Las Zidres, por su parte, están contenidas en el proyecto de ley 223 que cursa actualmente en el Congreso y que constituye el cuarto intento del Gobierno nacional de legalizar la adquisición ilegal de grandes extensiones de tierras en áreas de baldíos que deben ser adjudicados sólo a los campesinos y cuya área individual no debe superar el equivalente a una Unidad Agrícola Familiar. En síntesis, para el gobierno, evitar la crisis es darles más gabelas a los poderosos en contra de su obligación de atender a los sectores más desprotegidos de la población. No se puede esperar otra cosa de un gobierno plutocrático como el de Santos.
* Investigador del CEIS.