El 15, 16 y 17 de diciembre de 2023, se reunieron en Bogotá los Comités Centrales del Partido Comunista Colombiano y la Juventud Comunista Colombiana. Deliberaron sobre la situación internacional y colombiana y definieron nuevas líneas de acción para el impuso de las reformas, la Paz Total y las transformaciones territoriales. VOZ recoge varias conclusiones finales
Redacción Política
América Latina y el Caribe sigue siendo una región disputa. El imperialismo norteamericano, junto a las burguesías y oligarquías locales, enfrentan la resuelta acción y decisión de los pueblos de Nuestra América de librarse del dominio imperial y neocolonial, que en un contexto general de declive de EE.UU., pretende ampliar el margen, la presencia y las operaciones del Comando Sur en la Región, con el propósito de seguir impulsando acciones desestabilizadoras contra los gobiernos democráticos, progresistas y de izquierdas, que se han reinstalado durante el último lustro; que a la vez han inaugurado una nueva oleada de las fuerzas populares a nivel regional.
Por lo anterior, se han activado diferentes estrategias y planes como el recrudecimiento de bloqueos a Cuba, Nicaragua y Venezuela, la guerra judicial, disciplinaria y mediática contra los liderazgos populares y de Estado y la continuidad de golpes de Estado institucionales, como el ocurrido contra Pedro Castillo en Perú y más recientemente, contra Bernardo Arévalo en Guatemala, lo que sumado a una contra ofensiva de las derechas fascistizadas y antiderechos en la región, pretenden capitalizar a su favor los efectos de la crisis capitalista global en lo nacional y los errores, limitaciones y dificultades de la gestión progresista del Estado para resolver estructuralmente las contradicciones sistémicas y de clase, como se expresó con la elección de Santiago Peña en Paraguay y de Milei en Argentina y la posible reelección, inconstitucional por demás, de Nayib Bukele en El Salvador.
Los desafíos para los pueblos y gobiernos que han abrazado proyectos democráticos y de izquierdas que aboguen por la unidad regional, exigen de los Estados mayores esfuerzos para fortalecer las señaladas organizaciones internacionales y volcarlas a la más activa, amplia y generosa cooperación y complementariedad que privilegie relaciones políticas basadas en el derecho internacional, el fortalecimiento de las relaciones y los intercambios comerciales, los proyectos de infraestructura, integración económica y financiera, defensa militar común, asuntos ambientales, tecnológicos, tratamiento al problema de las drogas, entre otros, con una respuesta y acción común de los gobiernos y Estados.
Colombia: el reto de profundizar los cambios y la democracia
En el plano nacional, se sigue desenvolviendo, con nuevos elementos y factores en el escenario, la disputa política y social por el avance del proceso de cambios liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez, en un complejo marco de contradicciones y tensiones en el que las fuerzas democráticas, progresistas, de izquierdas y las mayorías de la sociedad colombiana, se enfrentan a las resistencias sistémicas y del poder real de clase que intentan detener, paralizar y proscribir toda posibilidad de superación del orden político, social y económico impuesto con el proyecto neoliberal, constitucionalizado y legalizado por un orden jurídico favorable a los intereses del capital afincado en un estrecho régimen político, que se nutre de las dinámicas clientelares y de corrupción en todas sus manifestaciones.
Así mismo, se fortalece con la continuidad de la violencia en importantes territorios, del poder intacto que ejercen los clanes, cacicazgos y las mafias del narcotráfico en las regiones, amparadas por un marco normativo que no ofrece transparencia ni garantías a la participación ciudadana, como se expresó en los resultados generales del 29 de octubre y que hacen necesario y urgente el trámite de la reforma política en el Congreso de la República.
El examen marxista de las realidades históricas indica que la superación de una crisis estructural de los alcances acumulados y cristalizados para la dominación con el respaldo del capitalismo global, como la colombiana, no es tarea de coyuntura, ni solo de un gobierno limitado a cuatro años, sino de un proceso de la mediana y larga duración que conllevará, seguramente distintos momentos de avance, estancamiento, retrocesos y nuevas proyecciones.
Las reformas sociales avanzan en el Congreso con la terca actitud obstruccionista de la derecha, que actúa como vocera de los intereses de los propietarios del gran capital y de los medios de comunicación, los que adelantan una campaña ideológica de estigmatización y desestabilización progresiva del Gobierno.
Esta tendencia alentada por el uribismo especialmente, no ha descartado la idea de un golpe blando y prosigue la ambientación de una salida de excepción con el peregrino argumento de culpar de la crisis económica, de las EPS y la salud, de la inseguridad al Gobierno, a los cambios propuestos y a las reformas cuyos debates están en curso. De momento, les importa dilatar y ganar tiempo para frustrar los cambios.
La disyuntiva esencial de la vida nacional se concentra en la disputa por el logro de los cambios, las reformas, los beneficios batallados en favor de las mayorías populares de la sociedad colombiana o el estancamiento y el retroceso hacia el neoliberalismo, las privatizaciones, la corrupción, la represión y la guerra como continuismo del sistema.
El desenlace de esta disyuntiva marca el rumbo y la dinámica del proceso que estamos viviendo en el acontecer cotidiano de hoy, exige de las fuerzas transformadoras realmente comprometidas actuar unidas para convertir la superación de la crisis en un avance cierto hacia formas humanizadas y democráticas de convivencia, crecimiento cultural y equidad social.
El PCC y la JUCO ratifican un horizonte de unidad
El 23 Congreso ratificó el compromiso unitario del Partido Comunista Colombiano, que en la actual fase implica contribuir a que la experiencia del Pacto Histórico pueda fortalecerse, más allá de ser una simple coalición electoral y trascender a constituirse en un instrumento unitario de los más diversos sectores sociales y políticos democráticos, progresistas y de izquierdas, cohesionado alrededor de su política y de la identidad en torno al ideario de principios y valores de la defensa de la vida, el ambiente, el trabajo digno, la tierra y reforma agraria integral, de la paz integral con justicia social y la materialización de las reformas sociales.
Coincidimos con otras fuerzas políticas y sociales, que están dispuestas a construir el Pacto Histórico como un movimiento político unitario que garantice el respeto y continuidad a su interior las diversas tradiciones políticas, ideológicas y organizativas de las izquierdas y del progresismo, sobre todo para garantizar la existencia de un útil y eficaz instrumento de lucha de las más amplias mayorías del pueblo trabajador colombiano. Para ello es necesario que avancemos en la construcción de una hoja de ruta junto con las demás fuerzas aliadas que logren concretar los acuerdos básicos y fundamentales para su constitución.
El proyecto unitario que permita consolidar el proceso de cambios, debe partir por entenderlo como un instrumento lo suficientemente amplio para ir más allá de las fuerzas que hoy componen el Pacto Histórico, ubicando una clara definición política y programática, que represente la apuesta de una fuerza transformadora de la sociedad colombiana y expresión de un nuevo poder.
La construcción de la unidad, debe tener en su centro el protagonismo y la más amplia participación popular, lo que implica de forma urgente multiplicar los esfuerzos para lograr el fortalecimiento de las dinámicas de organización, educación y movilización de masas y la recomposición unitaria del campo social y popular en el país, a partir del desarrollo de sus propias aspiraciones, agendas e iniciativas, conectadas a la apuesta de ganar una correlación de fuerzas favorable al Gobierno, las reformas del cambio en la sociedad colombiana y el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo, articulándolas a una perspectiva de acumulación de fuerzas hacia cambios de mayor profundidad y alcance en el mediano y largo plazo. La unidad social y política en lo territorial y desde la base, en el trabajo cotidiano de todos los sectores, con generosidad y amplitud es la principal garantía para el avance del proceso de cambios.
Sobre la situación internacional
El Pleno arrojó una caracterización en tiempo real de la turbulenta y crítica época, que vive el mundo. Se juntan en ella, varios procesos en curso: La persistencia de la crisis sistémica y civilizatoria multidimensional de larga duración del sistema capitalista a escala global, que se expresa, en primer lugar, en el decrecimiento de las tasas de ganancia, la ralentización del crecimiento económico, la concentración y centralización excesiva del capital, en una creciente tendencia inflacionaria, en la inviabilidad para el futuro humano de los combustibles fósiles.
Se asiste ahora, al fracaso del proyecto neoliberal que deja ver la imposibilidad del sistema capitalista de resolver por sí mismo las graves consecuencias sociales y naturales que sus lógicas de explotación, ganancia y acumulación producen.
La crisis capitalista ha desbordado esa estricta dimensión para expresarse también como crisis climática. Cada vez son más recurrentes los desastres naturales, consecuencia de la depredación a la que a esta se expone a partir del uso de combustibles fósiles y el incumplimiento de los compromisos ambientales de los principales Estados capitalistas, que entre otros factores, siguen colocando en riesgo la vida sobre la tierra.
Declive de la hegemonía unipolar del imperialismo de EE.UU.
El sistema internacional sigue atravesando un proceso de transición en la configuración de su estructura, confirmándose la irreversible tendencia al declive de la hegemonía unipolar del imperialismo de EE.UU. y sus aliados, dando lugar al significativo avance de su proceso de transformación hacia la multipolaridad en su estructura, que se manifiestan en la consolidación del peso político, económico y militar de China, Rusia y de otras potencias en ascenso agrupadas en los BRICS+, cuya exitosa XV Cumbre de Johanesburgo significó su ampliación con importantes Estados del Sur Global (Arabia Saudita, Irán, Etiopía, Egipto y los Emiratos Árabes y Argentina, esta en entredicha por los anuncios de Milei).
Esto posiciona a este bloque desde el 1 de enero de 2024 con el 36% del PIB global, superando al G7, el 46, 5 % de la población mundial y el 45 % de la producción mundial de petróleo y que ligado a la importante influencia y peso asumido por el Grupo de los 77 más China (G77+Ch) en su reciente Cumbre en La Habana, con el importante liderazgo de la República de Cuba, se erigen en múltiples polos de poder distribuidos a nivel global que privilegian y potencian las relaciones políticas, económicas y comerciales basadas pie de igualdad y nuevas formas de cooperación y complementariedad, para enfrentar los graves problemas de la humanidad a partir del cumplimiento de las responsabilidades compartidas y diferenciadas en un escenario basadas en el respeto de los principios del derecho internacional, en el respeto a la soberanía de los Estados y la autodeterminación de sus pueblos, que además abre un gran campo de posibilidades en materia de alianzas con América Latina y el Caribe.
Mas guerras: respuesta capitalista a la crisis
La guerra, como mecanismo resolutorio de las crisis, sigue siendo utilizada por los capitalistas y el imperialismo, multiplicándose y escalando en la última etapa en múltiples territorios del mundo, especialmente en la frontera ruso – ucraniana a causa de la provocadora y expansiva conducta de la OTAN hacia las fronteras rusas, soportadas en el gobierno, las FF.MM. y mercenarios anticomunistas y fascistas ucranianos.
Por otro lado, Israel sigue desarrollando un genocidio al pueblo de Palestina, al que le ha costado más de 1,8 millones de desplazados y la vida de más de 15.500 personas desde el 7 de octubre, entre ellos, miles de mujeres, niños y ancianos, enmarcado en un régimen de apartheid y de la comisión de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Además, el escenario de provocación, militarización y guerra propiciado por el imperialismo, sumada a la apuesta de inyectar recursos y fortalecer AUKUS, la alianza militar de EE.UU., Reino Unido y Australia para frenar a China en el Indopacífico, se constituyen en graves amenazas para la paz regional y mundial, estimulando la intensificación de la carrera armamentista, lo que debe ser enfrentado con la unidad de los pueblos, desarrollando la más amplia solidaridad militante e internacionalista, abogando por una salida política y negociada para alcanzar la paz a los conflictos armados en los que siempre pierden los pueblos.
Propuestas que surgen de las deliberaciones
- Rechazar la agresión sionista de Israel contra el pueblo palestino de Gaza, sumar nuestros esfuerzos por un alto al fuego que pare el genocidio palestino, a la vez que cree un escenario para el diálogo entre palestinos e israelíes, bajo la premisa de “dos pueblos, dos Estados”, tal como ha sido reconocido por la ONU.
- Dedicar mayores esfuerzos para reanimar un fuerte movimiento de solidaridad con los pueblos oprimidos del mundo en particular de Cuba, Palestina y la RASD, que permitan el impulso y coordinación creciente de lo movilización nacional e internacional en contra el colonialismo, el armamentismo, el militarismo y a favor de la paz mundial.
- Saludar la ola de huelgas de trabajadores y trabajadoras a lo largo y ancho del mundo, especialmente en E.E.U.U y Europa, que reflejan la disposición de los pueblos a luchar por mejores condiciones de vida, a pesar de la política de austeridad y recortes de los derechos sociales por parte de los gobiernos de derecha y socialdemócratas de occidente.
- Saludar a los gobiernos progresistas y de izquierda de la región latinoamericana y caribeña, para que continúen sus esfuerzos por la conquista de la justicia social, la profundización de la democracia y la integración productiva, comercial, financiera política y cultural regional, como bases para necesarias para tener un peso mayor en la configuración de un mundo multipolar, cooperativo y pacífico.
- Saludamos la capacidad de resistencia de los pueblos y gobiernos de Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Cuba Socialista por mantener los principios de la soberanía, la autodeterminación y la democracia como base del avance de los proyectos políticos populares en cada uno de estos países.
- Saludamos al pueblo de Guatemala, sus resistencias y sus luchas que han logrado llevar al gobierno al presidente progresista Bernardo Arévalo, así como rechazamos cualquier intento judicial de bloquear su posesión y la de la bancada parlamentaria que lo acompaña en la tarea de transformar a Guatemala.
- Rechazamos el aumento de la presencia militar yankee en territorio nacional con la construcción de los 2 “Centros de Excelencia” propiciados y anunciados por el ministro de Defensa.
- Acompañamos las propuestas del compañero presidente Gustavo Petro de la construcción de un mundo multipolar, en particular el fortalecimiento de la integración regional y sus diferentes escenarios como la CELAC y la UNASUR, así como la vinculación de nuestro país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta que promueve la República Popular de China.
- Dar un nuevo impulso a las relaciones de amistad y cooperación con los pueblos y Partidos Comunistas de China, Vietnam y Cuba para estudiar y conocer sus valiosas experiencias en la construcción del socialismo.
- Seguir fortaleciendo al Foro de Sao Paulo (FSP) como la mayor instancia de coordinación de acción política de los partidos progresistas y de izquierda de América Latina y el Caribe, para enfrentar al imperialismo y el plan de la ultraderecha continental.
