jueves, marzo 28, 2024
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Debate constituyente en la agenda

Un decálogo de propuestas políticas de las FARC exaspera al gobierno. Se emprende debate nacional

Foro de participacion politica

Redacción política

Las líneas rojas de las que habla el presidente Juan Manuel Santos al referirse a los inamovibles en las conversaciones de paz, producen incertidumbre para el futuro del proceso.

La creciente insistencia de sectores sociales y populares de exigir un remesón constitucional que deje a un lado la agotada Constitución de 1991 y se adopte un nuevo pacto civil, no debe entenderse como una línea roja. La voluntad de paz gubernamental se pone en duda. ¿Cuál es el temor?

No es nada desatinado pensar que el acuerdo de una sociedad se basa en su Constitución. De hecho, desde el inglés John Locke, padre del liberalismo, se habla de la ley como los acuerdos elementales para una sociedad. Constitucionalistas modernos no se desprenden de esa idea doctrinal imponiendo la Constitución como el pacto social y allí, la paz incluida. Lo que sorprende es que defensores del Estado de derecho se nieguen a enfrentar la discusión por ser una propuesta de la insurgencia.

El “noísmo”

La “tarjeta roja”, que menciona el presidente Juan Manuel Santos, al decálogo de propuestas para el tema de participación política en La Habana, al cierre del su primer ciclo de encuentros entre FARC y el gobierno nacional, es un síntoma de lo profundo del debate que va más allá de las curules o la partición de la insurgencia en el Congreso. El mandatario, evocando su acostumbrado “noísmo”, dice que ninguno de esos temas es parte de la negociación.

No obstante, el cruce de declaraciones sobre participación en La Habana es un “deja vu” del asunto agrario. La participación política debe verse con base en temas como las garantías plenas a las organizaciones guerrillera, una reforma política, el acceso a los medios de comunicación y el equilibrio informativo para quienes hacen oposición, entre otros. Y si de participación se trata, la convocatoria a una asamblea nacional constituyente le da sentido no solo a eventuales acuerdos sino a reformar estructuralmente el Estado, en deuda con las realidades sociales no resueltas desde el 91. Es una oportunidad de oro.

Agotada la Constitución

Treinta y ocho reformas a la Constitución vigente, más un catálogo de orientaciones económicas que van en contravía del desarrollo garantista como la sostenibilidad fiscal -cuyos efectos dejan sin piso la consecución efectiva de derechos fundamentales de la salud, la educación, la vivienda y la paz-, son suficientes para pensar en nuevo pacto social. El constituyente primario de la época no ha alcanzado el disfrute pleno de sus derechos, para la muestra la recién aprobada ley estatutaria de salud que “regula” luego de 22 años la salud de los colombianos.

Las propuestas

Las fórmulas para convocar una asamblea constituyente varían: van desde la convocatoria nacional para una constituyente con pleno ejercicio soberano, pasando por la constituyente restrictiva que limite su composición, su temario y su tiempo, hasta la propuesta de las FARC que señalan una composición mixta entre la designación de constituyentes por representatividad y otros por elección.

Esa propuesta tiene sentido en la medida en que todo el país se vería representado allí, sin ventajismos a la hora de emprender una campaña electoral e incluyente con los sectores que no tienen la suficiente fuerza económica para participar bajo las vigentes reglas del juego electoral, pero que representan un sentir importante en el país.

La insurgencia explica que en esa constituyente tendrían asiento propio representantes del campesinado, las organizaciones sociales, políticas y gremiales, los obreros, estudiantes, indígenas, afros, las mujeres. “Hemos planteado una iniciativa en la que nadie sea perdedor, y en la que todos podamos aportar a la elaboración de un tratado de paz para la historia. Debe haber una sola presea y un solo triunfador: la paz con justicia social para el pueblo”, explicaron desde La Habana. De nuevo el gobierno dijo “no”.

El informe conjunto sobre el proceso de paz presentado por la mesa de conversaciones, el pasado 21 de junio, recoge el importante trabajo que se realiza en cada una de las sesiones de intercambio y la relevancia para las discusiones que tienen los aportes de la sociedad colombiana, vía foros públicos de participación o la opinión de expertos como sucedió en el tema agrario.

Y es justamente en las conclusiones del reciente Foro de Participación Política convocado por la mesa de conversaciones que con representación de todos los sectores del país, sin excepción, se debatieron temas como el nuevo sistema electoral, la participación ciudadana real en la toma de decisiones en el Estado, el estatuto de la oposición, la democratización de medios de comunicación y un sinnúmero de iniciativas que conducen a replantear Colombia, en términos de participación.

Como colofón del evento organizado por la Universidad Nacional y la ONU, la Asamblea Nacional Constituyente hizo parte de las propuestas que despertaron la atención de los asistentes. Entonces, no parece lógico que la pretensión constituyente resulte descartada si es justamente esta una propuesta con la que comulga buena parte de la ciudadanía.

Lo que cambiaría

Para el Ejecutivo de lo que se trata es de un “capricho” y un “imposible” de las FARC. Algunas voces expertas consultadas, señalan que la iniciativa de la constituyente tomaría fuerza en los colombianos por la ausente participación política y pueden dar un vuelco a la tradicional forma de verse representados en el país. La abstención electoral de casi la mitad de los colombianos habilitados para ejercer el voto es un paisaje común de la precaria democracia en el país. “Y si eso cambia, cambian las caras del poder”, dice un académico a VOZ.

El decálogo de propuestas de participación de las FARC, abre el debate profundo en materia de participación del constituyente primario en un nuevo tratado superior que incluya la paz y un nuevo Estado. El tema está en la agenda.

Decálogo mínimo

Las propuestas entregadas por la Delegación de Paz de las FARC-EP están cargadas de nuevas concepciones del Estado de las que vale la pena abrir el debate. Para los voceros en La Habana son propuestas que profundizan la democracia, superan las estructuras autoritarias, clientelistas y corruptas que no permiten la real participación política. Las propuestas expuestas son:

1. Reestructuración democrática del Estado y reforma política.

2. Garantías plenas para el ejercicio de la oposición y del derecho a ser gobierno.

3. Garantías plenas a las organizaciones guerrilleras en rebelión y a sus combatientes para el ejercicio de la política en el evento de un acuerdo final.

4. Democratización de la información y la comunicación y de los medios masivos de comunicación

5. Estímulo a la participación de las regiones, los entes territoriales y los territorios.

6. Participación social y popular en el proceso de la política pública y de la planeación y, en especial, de la política económica.

7. Garantías de participación política y social de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, así como de otros sectores sociales excluidos.

8. Estímulo a la participación social y popular en los procesos de integración de Nuestra América.

9. Cultura política para la participación, la paz y la reconciliación nacional y derecho a la protesta y la movilización social y popular.

10. Convocatoria de una asamblea nacional constituyente.

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