viernes, abril 19, 2024
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Cumbre Unión Europea-Celac: Cambio de lenguaje

Los acuerdos logrados entre la Unión Europea y América Latina en Bruselas confirman la influencia global del bloque de naciones latinoamericanas y caribeñas. Pero además, una disputa de los capitales europeos por arrebatarle protagonismo a Washington.

La histórica foto registra el momento en que se encontraron el presidente francés François Hollande y el líder de la revolución cubana Fidel Castro. Simboliza el buen estado de las relaciones entre América Latina y Europa.
La histórica foto registra el momento en que se encontraron el presidente francés François Hollande y el líder de la revolución cubana Fidel Castro. Simboliza el buen estado de las relaciones entre América Latina y Europa.

Alberto Acevedo

La segunda cumbre de mandatarios de la Unión Europea y los países de la Celac, reunida en Bruselas durante los días 10 y 11 de junio pasado, adoptó un paquete de acuerdos bilaterales entre las dos regiones, que derivan en una agenda de desarrollo en economía, comercio, inversión, cambio climático, lucha contra el narcotráfico, combate a la pobreza y la exclusión social, y otros tópicos, que tienden a beneficiar a las naciones latinoamericanas.

A la cita asistieron los presidentes y jefes de Estados y de gobierno de 61 países, incluyendo los 33 que hoy integran la Celac y de los 27 que conforman la Unión Europea, más Croacia, que asistió como país invitado. La primera cumbre, recién constituida la Celac, se celebró en Santiago de Chile, el 26 y el 27 de enero de 2013.

Los dos bloques agrupan a más de mil millones de personas. El producto interno bruto de la Unión Europea duplica al de la Celac. Cuando se conformó esta última, con una población de 605 millones de habitantes, su PIB estaba en cuatro billones de dólares y hoy se estima en 7,7 billones. La Unión Europea es el primer inversor en los países de la Celac y su segundo socio comercial, después de los Estados Unidos.

Estos indicativos sugieren que la relación entre los dos bloques de cooperación es sólida. Sin embargo, el continente europeo decae, no logra controlar un proceso de recesión de su economía, y el euro viene siendo cuestionado política y financieramente.

Después de la guerra fría, la Unión Europea se propuso institucionalizar la expansión de sus grandes empresas, ávidas de nuevos mercados. Puso sus ojos con mayor interés en los países latinoamericanos, algunos de los cuales, interesados en romper el esquema hegemónico de los Estados Unidos, vieron con interés ese escenario. Para algunos analistas, no obstante, la estrategia de “apertura de nuevos mercados” del Viejo Continente no deja de tener un tinte colonialista, en el que España ha jugado un papel preponderante.

Liderazgo moral de Cuba

En este acercamiento tuvo una buena presentación el cambio de postura de la UE frente a Cuba, al desestimar la política de endurecimiento del bloqueo económico y comercial a la isla, dictado por Washington, y acercarse a Cuba, que ha jugado un papel determinante en el proceso de integración latinoamericana, con indiscutible liderazgo moral y político, especialmente entre los pueblos de la región.

Estos signos para algunos indican un cambio de lenguaje de la potencia europea frente a América Latina. Para otros, sí hay un cambio de lenguaje pero no de resultados.

El contenido de los tratados de libre comercio suscritos entre la UE y varios países de América Latina apuntan en dirección contraria al espíritu de colaboración y cooperación esgrimidos en reuniones como la de Bruselas hace dos semanas.

Una serie de alertas en este sentido fueron expresadas por diferentes movimientos sociales de Europa y América Latina, que con la presencia además de Sudáfrica y Filipinas, sesionaron en Bruselas en los tres días anteriores a la Cumbre de la Unión Europea y Celac.

Contra el ‘libre comercio’

En el foro alternativo, bajo la consigna “desmantelemos el poder corporativo”, no solo criticaron los TLC, sino que llamaron a mantener un espíritu contrahegemónico frente a los embates de la denominada Troika (Alemania, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional) y expresaron su solidaridad con los gobiernos de Venezuela y Grecia, que desafían el poder de las grandes corporaciones transnacionales y a la derecha internacional.

La agenda de los movimientos sociales articuló propuestas de resistencia y alternativa a los tratados de comercio e inversiones y frente al poder de las grandes empresas transnacionales, tanto de capital europeo como norteamericanas. Hay que enfrentar la arquitectura de los TLC, dijo la reunión alternativa.

Destacó los nuevos retos que se avecinan en América Latina en torno a una renovada ofensiva de la derecha neoliberal en la región, como lo evidencian los planes desestabilizadores en Venezuela, planes que además apuntan a una política de “libre comercio” que busca debilitar los bloques latinoamericanos de cooperación existentes. La cumbre alternativa llamó a los gobiernos de Colombia, Perú y Centroamérica a no ratificar los TLC suscritos con la Unión Europea y exhortó al Mercosur a no suscribir en bloque acuerdos de esta naturaleza con Europa.

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