José Ramón Llanos H.
Primeramente, examinemos qué particularidades presenta la economía de Latinoamérica, para después analizar los procesos económicos del año pasado y los inicios de 2025 en Colombia. Esto nos permitirá valorar de manera objetiva y precisa el momento actual, el cual nos afecta directamente en nuestra vida cotidiana.
Algunos economistas identificaron en el 2024 cuatro tendencias en la economía latinoamericana que es muy probable afecten también el presente año. Ellas son: poco crecimiento, baja productividad, las desigualdades económicas y poca cohesión social.
La baja productividad se debe a la incapacidad del continente para aprovechar las revoluciones tecnológicas pasadas, lo que ha retrasado la incorporación de los significativos aportes de la digitalización y el aprovechamiento pleno de los beneficios de la inteligencia artificial.
Si queremos dar un salto en el crecimiento económico debemos prontamente crear empresas y empleos que utilicen la ciencia y la innovación, especialmente utilizar la tecnología, la ingeniería y las disciplinas matemáticas. Esta situación se ve agravada porque las familias más pobres en la ciudad y en la ruralidad todavía no utilizan una infraestructura básica como en Internet.
Aún enfrentamos bajos niveles en el área de educación, como lo evidencian las evaluaciones de PISA, que destacaron las carencias en habilidades clave como matemáticas y ciencias. Además, el continente no aprovecha debidamente el útil recurso de las mujeres altamente capacitadas, lo que no solo las afecta a ellas, sino que también impide que se maximicen los beneficios de emplearlas debidamente.
Indudablemente, estos hechos negativos existen desde hace mucho tiempo, pero han sido agravados por procesos políticos y dinámicas sociales recientes.
Algunas particularidades de la situación continental
El Fondo Monetario Internacional, FMI, en su Informe de Perspectivas de la Economía Mundial, a fines del año pasado planteó un crecimiento del 2,5 por ciento, es decir, solo un 0,4 más que el 2024. Además, este representa un 0,7 menor al promedio mundial que es de 3,2 por ciento. Este crecimiento tan bajo no hace posible superar esta pobreza tan persistente en América Latina durante tanto tiempo.
Las familias de las ciudades grandes son, con frecuencia, las más afectadas por las crisis económicas, lo que provoca un deterioro de la calidad de vida de sus habitantes, cuyas condiciones de convivencia tienden a parecerse a las de algunas zonas rurales.
Según el FMI, la baja productividad y las desigualdades persistentes afectan negativamente “la confianza pública en la democracia y en las instituciones, profundizando la fragmentación social. Muchos sienten que la democracia no está satisfaciendo sus necesidades y podrían estar dispuestos a justificar soluciones radicales, como un golpe de Estado, si esto mejora su seguridad”.
Estas insatisfacciones estimulan la solidaridad social, las personas tienden a buscar la solidaridad entre sus parientes y amigos y así se debilita su confianza y creencias en las instituciones.
La situación económica social de Colombia
Los indicadores económicos del año pasado en Colombia estuvieron muy cerca de las expectativas y pronósticos del Banco de la República, en efecto, el crecimiento, según informó el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, fue de 1,7%. Esta cifra es superior a la del 0,7% del año 2023. Este crecimiento, según la Revista The Economist, ubica a Colombia como la sexta mejor economía del mundo.
Según la misma fuente, el consumo privado creció 1,6%, el gasto en servicios representó el 58% del total del consumo y el gasto en bienes durables tuvo una alta recuperación.
La inflación fue de 5,2%, igual a la del año pasado. La inflación mensual fue de 0,46%, ligeramente superior a los pronósticos del Banco de la República que la calculaba en 0,42%. La inflación de alimentos impidió que los precios generales tendieran a la baja.
En cambio, la dinámica de precios de los servicios tendió a la baja menos 31 puntos; la canasta de bienes no registró cambios y también contribuyó a la moderación de los precios. Otra canasta que contribuyó a la baja de los precios fue la de los productos regulados que marcó 7,31% en su variación anual
La Asociación Nacional de Instituciones Financiera, ANIF, modificó su proyección de la inflación para el año 2025, que era del 3,0%, y ahora la aumentó al 3,9%. Esto debido a que los precios de alojamiento, servicios públicos y algunos alimentos mantienen su tendencia al aumento de los precios. La misma institución considera que el desempleo en el presente año no será del 11,9% como había pronosticado, sino de 10,6%. El BBVA considera que en el presente año la inflación puede seguir moderándose.
Particularidades del mercado de la fuerza de trabajo
La dinámica del mercado laboral fue altamente positiva el año pasado y mejoró aún más en el último trimestre cuando la tasa de desempleo fue de 9,7%, inferior a la del año anterior que marcó 10,2%. Sin embargo, en el 2024, el porcentaje de ocupación fue superior a la del año 2019. La excepción a estas cifras positivas son las correspondientes a los jóvenes, las mujeres y los habitantes de la ruralidad.
En el año 2024, hubo 23 millones de empleados, con un incremento de 248 mil ocupados en comparación con el 2023. Pero estas cifras resultan inferiores a las de años anteriores, por ejemplo, en el año 2022 el empleo creció un 8,0%. El aumento del 1,1% del año 2024 fue inferior al promedio 1,9% de los años 2002-2019.
El año pasado, el 66% de los trabajadores pertenecían al sector terciario, además este sector fue el que más empleos creó. De igual manera, en los nuevos puestos de trabajo prevalecen los de la modalidad formal, lo cual garantiza pagos del salario y demás remuneraciones estipuladas por la legislación laboral. En las ciudades, se creó la mayor parte de puestos de trabajo. Este es el panorama económico actual.