Las leyes y fallos de las altas cortes generalmente están al servicio de la clase dominante. Para quienes tienen claro la esencia y naturaleza del capitalismo estos fallos realmente no sorprenden.
Nelson Lombana Silva
La decisión del Consejo de Estado de tumbar la consulta popular programada para el 22 de enero de 2017 en Cajamarca (Tolima) y mutilar la de Ibagué es interpretada por ambientalistas y campesinos tolimenses como decisión encaminada a defender los intereses imperialistas de la transnacional Anglogold Ashanti.
Sus fallos resultan polémicos y, por demás, contradictorios. Ambas consultas tenían prácticamente la misma pregunta, por lo cual resultaría obvio que las sentencias serían igualmente semejantes o parecidas. Pero no fue así.
Esto ha generado mucha sospecha y suspicacia entre los ambientalistas y comunidad en general, que tienen claro el impacto monstruoso que implica la minería a cielo abierto y a gran escala como lo proyecta la transnacional Anglogold Ashanti en el municipio de Cajamarca, en el cañón del Combeima, territorio de Ibagué, y muchas regiones más del departamento de Tolima.
En la consulta de Ibagué –por ejemplo– se abroga el derecho de “mutilar” la pregunta aprobada por el Tribunal Administrativo del Tolima, limitando de esta manera no solo la autonomía, sino también la libertad del alcalde en su redacción, en este caso el médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez.
En relación con la consulta de Cajamarca el mismo Consejo de Estado la sepulta, aunque había sido aceptada por el Tribunal Administrativo del Tolima. Según entendidos en la materia, a este ente no le sirvió ni siquiera una coma o punto de la consulta.
Hay escozor entre la comunidad por estos fallos sobre lo mismo y que resultan tan antagónicos, pero siempre en la defensa del más fuerte, en esta oportunidad, la transnacional Anglogold Ashanti, duramente cuestionada nacional e internacionalmente, entre otras cosas, por financiar al parecer el paramilitarismo.
Las leyes y fallos de las altas cortes generalmente están al servicio de la clase dominante. Para quienes tienen claro la esencia y naturaleza del capitalismo estos fallos realmente no sorprenden.
Ante los hechos reales y tozudos, los comunistas insistimos en la necesidad de la movilización en la preparación de un paro cívico por lo menos regional, con el claro objetivo de expulsar de nuestro territorio a estas multinacionales y transnacionales. Es mejor morir en pie que arrodillado. Como dice el dicho: “Por la vida, hasta la vida”.