Lyna Bristol
Sentados en las graderías del auditorio del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, un grupo de gestores y artistas, de instituciones y academia, nos encontramos a imaginar la proyección del documental: Cantares del páramo y estigmatizados por la violencia de nuestro país.
A las dos de la tarde del jueves 13 de octubre de 2022, las nubes cubrieron los cerros, se oscureció y a los pocos minutos, un aguacero nos trae literalmente, el páramo a la ciudad. Igual como no lo describe el profesor Alfredo Díaz, en el trabajo audiovisual, que presentaríamos a continuación:
“Sobre el paisaje infinito, en forma de niebla, está flotando un mar entero,
el mismo que se desgrana… luego nos cae produciendo un aguacero”.
La anfitriona en medio del dolor que la invadía, por una trágica noticia, nos recibe con un saludo cariñoso, entrega el micrófono a nuestra “garladora” Yamile Mora de la vereda Ánimas Altas y con el poder que le dio su abuelo don Rudecindo Wilches, pupilo de Erasmo Valencia, empezó la función.
Marcela Ayala, mujer colibrí, se toma la escena con saludos amables que permiten la inmediata conexión con el paisaje paramuno, cuenta el proceso de elaboración del documental, y nos presenta el gran hallazgo etnomusical del Joropo de Montaña, un género que sincretiza la cultura del piedemonte llanero con la abuela montaña de la cordillera oriental. Como ejemplo de ello, presenta a Wilson Rey, el llanero de corazón con su agrupación musical Las bellezas de nuestro Llano.
Educación ambiental
Llegó el momento esperado y el público expectante, empieza el viaje sonoro, con imágenes de amor y esperanza, que nos lleva a soñar un mundo mejor: ¡Un mundo agroecológico! Surgen preguntas sobre la relación y aporte del arte al uso y titulación de la tierra, las diferentes figuras jurídicas que administran y contribuyen al desconocimiento de las realidades.
Hicieron reflexiones y observaciones acerca de llevar este trabajo a York en Inglaterra, hacer un diccionario de palabras nativas, incluir el documental y disco en los programas escolares de las veredas paramunas y a través de Parques Nacionales hacer educación ambiental con las canciones.
Posteriormente, cerca de las seis de la tarde, el RaPáramo, Andrés Mora, joven de San Juan de Sumapaz, nos demostró que el águila era su protectora, pues sus palabras y sonidos urbanos, nos transmitieron mensajes de esperanza, protección y amor para que los campesinos resistan en la tierra paramuna.
“Represento a un pueblo alejado de la ciudad
donde crecemos los niños alejados de maldad
Aunque el frío, aquí, te pegue, esto no ha de importar
a las ocho en la cancha, otra vez ir a jugar”
“Es la tranquilidad que parece maternal
Como admirar el verde de las hojas al brotar
Como tocar en tus manos otra vida al caminar”
Don Gildo, sabio y maestro de la composición campesina despide la actividad con un tema inspirado en el Plantón de 2017 para frenar la industria turística:
“El páramo no se vende, se protege y se defiende”
“El páramo no se explota, porque el agua ya se agota”
y las historias sobre el origen del movimiento campesino con la toma de La Concepción, bajo el liderazgo de Juan de La Cruz Varela:
“La chulavita mataba y la gente se reveló
era un sitio muy bonito la vereda donde vivo
pero una guerra lo acaba y todo queda en el olvido”
“Amanece el 3 de mayo del año 53
se formó la balacera, el pueblo quedó al revés
a las cinco de la mañana comienza la totazón
en aquel paraje hermoso llamado La Concepción”
El documental y disco hacen parte del proyecto Sonidos Agroecológicos, producido por un equipo interdisciplinario: Piran White, Hanne Cottyn, Marcela Ayala, Marcela Villano, Felipe Ottálora, Jairo Peña, Vivián Vásquez, Lina Cortés y Laura González.