viernes, abril 19, 2024
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Caballería ligera: Hablemos claro

Los cambios que deben afectar a las Fuerzas Armadas.

militares colombia

José Ramón Llanos

El exitoso proceso de paz que se desarrolla en La Habana plantea muchos interrogantes y problemas que deben ser asumidos con responsabilidad por todas las partes implicadas. Naturalmente, los medios de comunicación también están obligados a dialogar y analizar los contenidos problemáticos para contribuir a la información debida a la opinión pública. Uno de esos problemas o situaciones que deben ser analizados cuidadosamente es el de los cambios que deben afectar a las Fuerzas Armadas.

También es de obligado análisis la cuestión de las sanciones, penas que deban pagar los militares y miembros de la Policía culpables de haber cometido los crímenes de Estado denominados erróneamente falsos positivos. Dada la naturaleza de esos delitos, muchas personas consideran que esos delincuentes merecen ser castigados severamente, en otras palabras: deben pagar largas condenas de reclusión en cárceles.

A decir verdad, el impacto de esos hechos bárbaros afecta de tal manera la emoción de las gentes que inmediatamente expresan su acuerdo con la necesidad de castigos ejemplarizantes. Para ellas castigo es sinónimo de cadena perpetua, que no existe en la normatividad colombiana. Por tanto, siempre piensan en penas de treinta años y más. En las circunstancias actuales, la conveniencia de aclimatar la paz con justicia social e implantación de una auténtica democracia en la nación, eso no es conveniente.

La viabilidad de una paz duradera exige que los tratos o sanciones favorables de la justicia de transición aplicadas a los guerrilleros sean extensivos a los militares. Salvo casos excepcionales de existencias de bárbaras acciones en la comisión de los crímenes.

La otra cuestión que exige una reflexión especial y muy detenida es la nueva situación de un ejército para las nuevas condiciones derivadas de los acuerdos logrados en la mesa de La Habana. Si aplicáramos la lógica al tratamiento del Ejército en las condiciones del país que aspiramos empiece a construirse después de los acuerdos, se impone la reducción del pie de fuerza. Además, desaparecida la fuerza insurgente de mayor numero de combatientes, elevado nivel de disciplina, y de táctica más efectiva en sus combates, constituye un despilfarro de recursos mantener el mismo pie de fuerza del Ejército.

Los recursos ahorrados en el rubro de armas del presupuesto se podrían trasladar a salud y educación. En esa forma disminuirían, e incluso veríamos desaparecer, las muertes de inanición de los niños wayúus, y tampoco veríamos más paseos de la muerte. Ni edificios de las universidades públicas cayéndose a pedazos.

Finalmente, debe introducirse un dramático cambio en la doctrina de las Fuerzas Armadas, para que no sigan considerando enemigo a todo colombiano que no piense como indican los Estados Unidos.

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