jueves, marzo 28, 2024
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Caballería ligera: De embrollo en embrollo

Como suelen hacer, tratan de convertir a los delincuentes en héroes de la patria.

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José Ramón Llanos

La clase gobernante colombiana que está enraizada en el poder hace más de doscientos años, unas veces representantes del esclavismo latifundista, hasta los años cincuenta del siglo XIX. Después de los años sesenta los latifundistas, depredadores y perseguidores de indígenas, y finalmente la burguesía en ascenso a partir de los años finales del siglo XIX y los inicios del siglo XX y lo corrido del presente siglo. Todos los gobernantes han tenido en común poner sus intereses por encima de los intereses y necesidades de la mayoría de la población.

A partir de las primeras décadas del siglo XX, los presidentes de Colombia han entregado los recursos naturales, especialmente los hidrocarburos y minerales preciosos, a la explotación imperialista, prioritariamente a las empresas multinacionales norteamericanas. No olvidemos que los recursos petroleros que hoy explota Ecopetrol, solo los recuperó la nación por la lucha decidida y valerosa de los trabajadores sindicalizados de esa industria.

Buena parte de los burgueses que detentaron el poder lo hicieron con decoro y cierto nivel de decencia y honestidad en el manejo de los recursos públicos. En su comunicación con los gobernados y en su quehacer privado hacían gala de cierto nivel de veracidad. Pero hoy esas características positivas son cosas del pasado.

De pronto todas estos comportamientos positivos desaparecen y se entronizan a partir de los inicios del siglo XXI la chabacanería, el lenguaje soez. Recuerden en el escenario del palacio presidencial: “Te rompo la cara, marica”. Y otras perlas verbales similares, en labios de los dirigentes de la burguesía.

Pero hay cosas peores: el sujeto que sabemos trajo al país la modalidad de gobernar con los peores exponentes de una caterva de delincuentes y cultivadores de la mentira y el embrollo. Ningún presidente estuvo más rodeado de individuos cuyas conductas estaban tipificadas en el código penal.

Ahora están esos personajes envueltos en un gran embrollo. Como suelen hacer, tratan de convertir a los delincuentes en héroes de la patria. Los medios de comunicación nacional le han hecho el juego al Centro Democrático y han intentado convertir a un delincuente de alto coturno, Andrés Felipe Arias, en un impoluto ciudadano perseguido injustamente por la Justicia colombiana.

Esta vez, el embrollador de turno es el excandidato Óscar Iván Zuluaga, quien atentó contra la seguridad del país, buscó a un hacker para espiar el proceso de paz de La Habana y con la información así obtenida, sabotear ese proceso. Ahora están utilizando a un exfuncionario del CTI para reivindicar a ese funcionario. Lo que causa tristeza que los periodistas le hacen el juego a esas jugadas macabras, en lugar de denunciarlos. Por eso andamos de embrollo en embrollo. Pobre país.

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