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Alfredo Greñas, francotirador

Entre la prisión y el destierro publicó El Posta, El Progreso, El Precursor, El Loco, El Zancudo, La Catástrofe, El Cóndor, El Dengue, El Demócrata, El Mago, El Barbero y otros periódicos que fueron azote del gobierno retrógrado de La Regeneración

Leonidas Arango

Alfredo Greñas Greñas nació en Bucaramanga el 9 de marzo de 1857, hace 166 años, en el seno de una familia conservadora. En la guerra de 1876 se alistó voluntario en el batallón Libres de Colombia para defender el gobierno liberal radical y alcanzó el grado de capitán. En 1881 ingresó a la escuela de grabado que había fundado Alberto Urdaneta en Bogotá, convencido de la necesidad de dominar la técnica de la imprenta para luchar en la política.

Durante la guerra de 1885 dio sus primeras batallas contra el gobierno de Rafael Núñez en El Posta, un semanario clandestino que imprimía en una prensa portátil y que alcanzó treinta y dos entregas. Los editores terminaron encerrados ocho meses en la cárcel. Ya libre, sacó a luz El Progreso, también clausurado por razones políticas.

En 1886 se impuso en Colombia La Regeneración, un régimen conservador, anti radical, centralista y clerical encabezado por Núñez y Miguel Antonio Caro. Greñas siguió trabajando como editor y grabador independiente para sostener a su esposa, la educadora Rosalbina Gooding, y a su familia.

Zumba El Zancudo

Autorretrato (El Zancudo, 1891)

De regreso a la lucha política, en 1890 publicó dos semanarios efímeros: El Precursor y El Loco. El 22 de marzo de ese año zumbó por las calles bogotanas El Zancudo, que dejaría huella en el periodismo colombiano. Fue una tribuna radical de burla y denuncia contra el gobierno al que satirizó como un régimen caduco: para despistar a las autoridades apareció supuestamente impreso en Santafé de Bogotá, Virreinato de Nueva Granada, con fecha de 1790. Todos los colaboradores aparecieron bajo seudónimos: El…oy Rey, Serafín Boquiflojo, Raff y Riff, etc. Los blancos favoritos de las picaduras fueron Núñez, el designado Carlos Holguín y Miguel Antonio Caro.

El mayor atractivo de los periódicos de la época eran las caricaturas, grabadas en madera y destacadas en la primera página. Solían representar a los políticos como animales en un ambiente costumbrista que portaba mensajes al alcance de todos.

En la edición del 20 de julio de 1890 apareció un grabado que Greñas tituló Escudo de la Regeneración con una parodia de sátira para cada elemento del escudo nacional: en vez de un cóndor lo preside un gallinazo encadenado con las alas cerradas.  Calaveras, no estrellas, representan a los nueve departamentos de entonces. Dos cintas proclaman: «Ni libertad, ni orden». Una calavera y dos tibias imitan a la granada y las cornucopias; una lanza ensarta un gorro de clérigo y un caimán –Estados Unidos– se traga al entonces departamento de Panamá.

Hay dos banderas negras, no tricolores, con escapularios en las astas, y por debajo salen dos manos como garras con una cinta que dice: «Regeneración». Este grabado fue una sombría premonición de la separación de Panamá y de las décadas de violencia que iban a ensangrentar a Colombia.

El grabador colaboró, mientras tanto, en otras publicaciones como La Catástrofe, El Cóndor y El Dengue.

El Zancudo fue cerrado definitivamente por el Gobierno el 4 de octubre de 1891. Greñas insistió con El Mago (1890-1891) y El Barbero (1892-1893), que apareció con el lema Medio mundo se ríe del otro mundo, El Barbero se ríe del mundo entero. Al llegar al número cinco, el gobierno departamental le prohibió publicar caricaturas porque una de ellas ridiculizaba al designado Carlos Holguín que se arrepentía de sus pecados mientras Satanás se ríe a carcajadas.

En 1888 se endurecieron la censura y persecución con la Ley 61, conocida como Ley de los Caballos. En protesta, Greñas imprimió en El Barbero la mancha de una plancha vacía, con la nota: «Plancha que se tenía preparada para el número del domingo pasado, número que no pudo publicarse». Esa imagen marcó otro hito de Greñas en la historia de la caricatura colombiana.

El destierro

Greñas, del iraní Yasser Khanbaray, ganador del Concurso Internacional de Caricatura Noticartun Colombia 2015, «Homenaje a Alfredo Greñas»

El Barbero fue el último periódico que el santandereano publicó en Colombia. En enero de 1893 el Gobierno lo acusó, sin fundamento, de haber instigado un fogoso motín de artesanos en Bogotá. El periódico fue prohibido y el autor condenado a la Penitenciaría Central (hoy Museo Nacional) y trasladado a las bóvedas de Cartagena, donde fue condenado al destierro por el presidente Núñez.

Se embarcó rumbo a Estados Unidos, pero desembarcó en Puerto Limón, Costa Rica. Allí lo acogieron radicales colombianos en exilio y se relacionó con luchadores por la libertad como los cubanos José Martí y Antonio Maceo y el ecuatoriano Eloy Alfaro. Nunca regresó a Colombia.

En Costa Rica volvió a su oficio: adquirió el prestigioso diario La Prensa Libre, al que convirtió en verdadera escuela de periodismo. Sus caricaturas se reprodujeron en muchos países de América Latina. Fundó la Gran Imprenta de Vapor y fue el primer editor en América Central que contrató mujeres. Años después, con la venta del diario pudo retirarse al campo. Falleció en San José el 16 de septiembre de 1949.

Es imposible medir el impacto que tuvo la obra del bumangués en la política de Colombia. Para la historiadora del arte Beatriz González, Greñas fue «una especie de francotirador que, en vez de usar armas, fundaba periódicos». Los más de veinte periódicos que publicó fueron trincheras de libertad de prensa y de conciencia.

Fuente básica:
Beatriz González, Historia de la caricatura en Colombia, T II, Bogotá, 2020.
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