Los dos gobiernos firmaron acuerdos para mejorar una central eléctrica en Ulán Bator. Además, se pactó garantizar el suministro continuo de combustible de aviación a Mongolia
Ricardo Arenales
En los medios europeos, dio mucho de qué hablar la visita realizada el 3 de septiembre pasado por el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, a la ciudad de Ulán Bator, capital de Mongolia, donde se entrevistó con el jefe de Estado de esa nación, Ukhnaagiin Khurelsukh, con quien suscribió varios acuerdos de cooperación económica y tecnológica.
La expectativa se centró por el hecho de ser el primer viaje del mandatario ruso realizado a un país miembro de la Corte Penal Internacional, CPI. Este organismo hace dieciocho meses emitió una orden de captura contra Putin, a quien acusa de haber secuestrado a un grupo de niños ucranianos en desarrollo del actual conflicto bélico con Kiev.
La OTAN, los gobiernos de Ucrania y otras naciones europeas, requirieron al mandatario mongol para que procediera a ejecutar la captura de Putin y colocarlo a disposición de la CPI. Esto no sucedió. Antes que un encarcelamiento, Mongolia recibió a Putin con todos los honores de jefe de Estado. Una alfombra roja lo condujo al Palacio de Gobierno, donde está un monumento a Gengis Kan, fundador de esa nación.
No será un paria
Esta visita se interpretó como otro golpe a la jurisdicción de la CPI, puesto que esta ha sido ya desconocida por Israel y Estados Unidos en relación al genocidio de la Franja de Gaza. En el caso de Rusia, la visita a Mongolia se interpreta, además, como señal de que los esfuerzos de Occidente no han surtido efecto para convertir a Putin en un paria en el ámbito global, por su acción militar sobre Ucrania.
El expresidente de Rusia y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de este país, Dmitri Medvédev, intervino en la discusión respecto a la ‘preocupación’ de la Unión Europea sobre la negativa de Mongolia a cumplir la orden de captura contra Putin, por ser este país firmante del Estatuto de Roma.
“La servil Unión Europea ha expresado su ‘preocupación’ a Mongolia por la visita del presidente ruso Vladimir Putin. Como diciendo, si firmaron un estatuto jurídicamente nulo de la CPI, cúmplanlo. El expresidente dijo que, si él fuera un ‘juez o fiscal de este tribunal’, su ‘mayor temor sería que uno de los locos intentara ejecutar su ilegal orden’. ‘En ese caso, sus vidas no valdrían más que este trozo de papel de mierda”, escribió Medvédev en su cuenta de Telegram.
Putin, por su parte, confirmó el buen estado de las relaciones con su vecino mongolés. “Las relaciones entre la Federación Rusa y Mongolia se están desarrollando en todas las direcciones”, afirmó el gobernante ruso en rueda de prensa posterior a la cumbre.
Buenas relaciones
Los dos gobiernos firmaron acuerdos para un estudio de viabilidad y el diseño para mejorar una central eléctrica en Ulán Bator. Además, se pactó garantizar el suministro continuo de combustible de aviación a Mongolia. Putin también esbozó planes para desarrollar el sistema ferroviario entre ambos vecinos.
El presidente Khurelsukh, por su parte, expresó su agradecimiento a Putin por la visita, la primera en cinco años. “Es gratificante constatar que las relaciones entre nuestros países y pueblos son tradicionalmente amistosas y han alcanzado el nivel de una asociación estratégica integral”, precisó el mandatario anfitrión.
Mientras los dos mandatarios trazaban líneas estratégicas de trabajo en beneficio de sus pueblos; el ministro de Energía ruso y el de Industria y Recursos Minerales de Mongolia firmaron un convenio para el suministro de productos petrolíferos, así como la provisión de combustibles de aviación a Mongolia, según informó la agencia rusa de noticias Interfax.
“Respondemos invariablemente a las peticiones de ayuda de nuestros amigos de Mongolia para satisfacer la creciente demanda de combustible, lubricantes, incluso en condiciones preferentes”, señaló Vladimir Putin al respecto.