En un encuentro de dramaturgas se convirtió la edición 34 del Festival de Mujeres en Escena por la Paz que se desarrolla en Bogotá. Un espacio lleno de esperanza, vida y paz
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
Viernes 1 de agosto. En la Corporación Colombiana de Teatro se respira un ambiente de alegría, risas, brindis, acompañado de un mensaje claro: el arte de las mujeres continúa resistiendo y floreciendo.
Con la obra Soma Mnemosina, la directora Patricia Ariza y todos los artistas lanzaron un fuerte mensaje a la sociedad: “Nadie me va a quitar el derecho de celebrar la vida”. Así, entre gritos, cantos, bailes y actuación, se inauguró la edición 34 del Festival de Mujeres en Escena por la Paz.
En ese mismo espacio, en el marco del Premio Cultura Bogotá 2025 y del Festival, la Corporación Colombiana de Teatro rindió homenaje y otorgó reconocimientos especiales a Beatriz Camargo, Carolina Vivas, Patricia Ariza, Adelaida Otálora, Nohra González, Alexandra Escobar, María Isabel García, Inés Prieto, Esmeralda Quintana, por su destacada trayectoria como actrices.
Igualmente, se reconoció a Doris Sarria, Beatriz Monsalve, Paola Guarnizo, Marcia Cabrera como nuevas dramaturgas; a Fabiana Medina, María del Socorro Salazar, Catalina Mosqueta, Susana Uribe, Fanny Baena por su labor como nuevas directoras; y a Amaranta Osorio y Jericó Mantilla como directoras y dramaturgas internacionales.
La resiliencia tuvo un lugar especial en esta celebración. Por ello, Laura Daniela Villamil fue reconocida por su trabajo en el circo y el teatro; Vivian Martínez Tabares, por su labor como investigadora teatral; y Helena Rey, por su liderazgo en procesos colectivos de mujeres y personas transjóvenes diversas. Finalmente, se rindió homenaje especial a Martha Ruiz Anchondo, embajadora de México en Colombia.
Un Festival para la vida
Este espacio de reconocimiento demostró la esencia del Festival, que es la fraternidad y el apoyo entre las dramaturgas y artistas. En ese sentido, la dramaturga colombiana Adela Donadío expresó: “El Festival tiene una fuerza de convocatoria y de públicos, sin embargo, lo que más me conmueve es el recuentro con amigas, actrices, colegas; esto es un espacio donde nos podemos volver a mirar a los ojos y a las artistas, y eso hace que sea un Festival cálido, afectuoso y familiar, y esto lo siente el público”.
El Festival es un lugar de encuentro de generaciones de mujeres, donde las ideas vuelan libres por los aires. Donadío explica que “la sensibilidad femenina para mirar e interpretar el mundo es profunda y más con la paz, puesto que es una palabra que en la sociedad colombiana ha estado en un vaivén, y las mujeres desde el arte abren ese horizonte de que sí es posible alcanzarla”.
Mujeres creadoras de arte y paz

Ahora bien, hay una fuerza de la creación de las mujeres que recorre el Festival: “Esto lo creó una artista, directora de teatro, dramaturga, poetisa, una mujer que siempre ha convocado a otras mujeres, y esa fuerza es Patricia Ariza; ella es el motor, la que llama y junta. Y eso es lo que hacen las mujeres, dialogar, crear, reunirse y estos son caminos hacia la paz”.
Son 34 años de una lucha por la visibilidad del trabajo de las mujeres, en la que “se ha abierto un camino para las creadoras, de salir del rol de solo ser actrices y no directoras; el Festival demuestra la conquista de otros roles dentro del arte teatral para las mujeres.
»Hace pocos años el Ministerio de Cultura creó el premio de dramaturgia femenina, el cual es resultado de nuestra lucha por la visibilización del arte de las mujeres, y esto es paz, no una definitiva, pero seguramente es un paso para ello”, finaliza Adela Donadío quien, con su larga trayectoria en el arte y la dramaturgia, ha abierto el camino a las jóvenes.
Resistencia femenina
Francesca Pinzón es bailarina y actriz y ha estado bajo la dirección de Patricia Ariza por muchos años. Pinzón trabaja en la Corporación Colombiana de Teatro y cuenta lo orgullosa que está del Festival porque es un acto de resistencia: “Arrancó muy frágil, pero con mucha decisión, y se ha venido fortaleciendo a través de los años, estamos haciendo visible a las mujeres directoras y hacedoras del arte, en un mundo que, en su mayoría, es guiado por hombres.
»Entonces, estamos ganando espacios como mujeres y es un acto de resistencia, así que recibo con mucha gratitud que el Festival se siga manteniendo”, señala Francesca Pinzón.
Un ejemplo de ello ha sido el performance que realizó el lunes 4 de agosto, un cuadro basado en la vida de Frida Kahlo. Pinzón señala que la preparación para la escena ha sido de toda la vida: “Hay muchas cosas que entrenar para el teatro y se hace de toda la vida.
»Es un cuadro que hicimos cuando conocimos a Frida Kahlo y nos enamoramos de su historia, así que empezamos a traer el alma de esta mujer a la escena, para trabajar con su estética y su historia, la cual es muy interesante, ya que estuvo llena de dolor, pero también de creación, entonces esto es un homenaje a una mujer fuerte y hacedora de su propia voluntad”.
El Festival de Mujeres en Escena por la Paz estará hasta el 9 de agosto con una robusta agenda de funciones escénicas, actividades formativas, encuentros de pensamientos y diálogos.