Tras décadas de luchas y construcción colectiva, el Consejo Superior Universitario, CSU, aprobó un nuevo Estatuto General en la Distrital
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
El 5 de mayo se dio un hito importante en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, pues, el Consejo Superior Universitario, CSU, aprobó un nuevo Estatuto General, que amplía la democracia, reorganiza administrativa y académicamente la universidad, fortalece la investigación y el conocimiento en el contexto de la ciudad.
Ana María Nates es la delegada del presidente de la República ante el CSU de la Universidad Distrital. VOZ dialogó con ella sobre el Estatuto, las luchas y las latentes preocupaciones por dilataciones por parte de la administración.
¿Cómo ha sido el proceso y la organización para el nuevo Estatuto?
En el año 2020, el proceso de discusión del Estatuto estaba estancado: las reuniones eran esporádicas y no se registraban avances significativos. Ese mismo año, la comunidad se organiza y realiza un paro contra la corrupción que había en la universidad, exigiendo la creación de la Asamblea Universitaria. Es en este espacio donde nuevamente se estudia el proyecto de Estatuto, con algunas modificaciones y actualizaciones. Ahí inició la última etapa del proceso hacia un nuevo Estatuto.
Ha sido un proceso de lucha y de organización y, realmente, es una victoria de la comunidad universitaria. Como parte del CSU, seguimos impulsando lo que ya la comunidad venía construyendo y fomentando desde hace casi treinta años.
¿Cómo ha sido el diálogo entre la comunidad académica?
Siempre hemos tenido como objetivo cumplir con las demandas que la comunidad ha venido exigiendo desde hace más de veinte años, así como responder a la Asamblea Universitaria, que es el máximo órgano de participación de la universidad.
Hubo dificultades con algunos consejeros que no compartían la visión del Estatuto y buscaban torpedear su avance. No obstante, contamos con un CSU que ya reconocía la necesidad de una reforma. Por tal razón, fue posible llegar a acuerdos y priorizar los intereses de la comunidad universitaria, procurando siempre respetar su voluntad.
Más participación universitaria
En cuanto a los estudiantes, ¿Cuáles son los puntos más importantes del nuevo Estatuto?
En primer lugar, el fortalecimiento de la democracia y de la participación dentro de la institución representa un logro significativo para una universidad que ha pasado por escándalos de corrupción y un debilitamiento administrativo e investigativo en el pasado. Estamos recuperando el buen nombre como universidad, y eso requiere que toda la comunidad participe y se organice. Para ello, se requieren mecanismos que garanticen esa participación, como el Consejo Estudiantil, el Claustro Docente y la Asamblea Universitaria, que se mantiene como máximo órgano de participación.
En segundo lugar, la elección del rector es un aspecto importante. Contamos con el segundo mecanismo más democrático, pero no es suficiente. Nuestra aspiración era alcanzar una elección directa; sin embargo, avanzamos en una propuesta en la que el 53 por ciento de la decisión recae en la comunidad, y eso es radicalmente importante y democrático.
¿Cómo funciona esta Asamblea Universitaria?
Este es un punto esencial, ya que permitirá la construcción de los nuevos estatutos como los derivados. Igualmente, tendrá la capacidad de construir la política a mediano y largo plazo de la universidad, y de hacer veeduría en este proceso. De esta manera, se permitirá que la comunidad universitaria participe en la construcción de la institución para los próximos diez años. Por tal razón, el tema de la participación es fundamental.
Hablemos un poco sobre la nueva estructura académica. ¿Cómo será esta?
El nuevo estatuto propone una organización académica centrada en los campos de conocimiento, que permita a la universidad desplegar una iniciativa investigativa dando más relevancia a la organización de docentes y estudiantes alrededor de los campos de conocimiento.
Es un cambio para que la universidad piense en su contexto, esto es, cómo colaborar con los problemas de la ciudad y fortalecer el pensamiento crítico e investigativo de los y las estudiantes.
Una tensa calma
Desde la comunidad académica, ¿Cómo ha visto las reacciones a la noticia?
Los estudiantes tienen emoción y expectativa sobre esto, porque llevaban mucho tiempo luchando por una reforma. Actualmente, todas las representaciones estudiantiles hacen parte de una plataforma vinculada con todo el proceso y el movimiento para la aprobación de un nuevo estatuto. Sin embargo, no hemos tenido un espacio de encuentro con los profesores y tenemos una preocupación, porque en el Consejo Superior ya aprobamos el Estatuto, pero falta firmarlo, sin eso, no es oficial la decisión.
¿Y de qué depende esta firma?
No tenemos certeza de que la actual administración vaya a entregar el documento para sus firmas, lo cual podría implicar una dilatación en el proceso de aprobación. Nuestra preocupación radica en que este año se realizará la elección del rector, y puede que estén jugando a dilatar la firma del Estatuto para evitar que dicha elección se realice bajo el nuevo mecanismo, sino con el anterior. Esto favorecería a las maquinarias que ya funcionan en la universidad.
Después de veinte años de lucha por esto, la comunidad aún siente desconfianza en la institucionalidad, y más porque no nos han comentado nada sobre la firma del nuevo Estatuto.
En relación con la firma, se está organizando un evento público en el que se presentará el Estatuto completo ante toda la comunidad universitaria. Se espera contar con la asistencia del Alcalde Mayor de Bogotá, del presidente Gustavo Petro y del Ministro de Educación. Confiamos que este acto se pueda realizar en el mes de mayo.
Por último, ¿cuál es la relevancia de esta reforma?
Este es un proceso histórico de la comunidad. Se concibió desde el inicio como un proceso donde el constituyente primario, estudiantes, docentes, trabajadores y egresados nos pensáramos nuestra universidad y, por años, generaciones lo hemos intentado hacer. Por fin se concretó.
Hoy podemos decir que la Universidad Distrital avanza hacia un mecanismo más democrático, en medio de una crisis presupuestal y en donde las universidades cada vez tienen menos estudiantes. La Distrital está actualizando su estructura académica y administrativa para priorizar a quienes son lo más importante: los y las estudiantes.