Casi ningún medio burgués, por no decir ninguno, nos informa de cómo la Unión Europea concedió al Gobierno griego 110 mil millones de euros no para disminuir carga a la deuda sino para transferir la deuda de acreedores privados a la Troika: 8% al Banco Central Europeo; 60% a los estados de la UE y el 10% al FMI.
Los economistas marxistas no tienen ninguna duda respecto a la naturaleza estructural de la crisis que afecta a la Unión Europea desde el año 2008. Entre otros analistas europeos revolucionarios, Javier Navascués, en su artículo “Más allá del impago y la salida del euro”; y Joaquín Arriola, “Grecia, eslabón débil del euroimperio”, publicados en el periódico comunista español Mundo Obrero (18/06/2015) orientan al lector no solo para que comprenda la profundidad de la crisis, sino que además plantean las reales salidas de ella.
Casi ningún medio burgués, por no decir ninguno, nos informa de cómo la Unión Europea concedió al Gobierno griego 110 mil millones de euros no para disminuir carga a la deuda sino para transferir la deuda de acreedores privados a la Troika: 8% al Banco Central Europeo; 60% a los estados de la UE y el 10% al FMI.
La Troika obliga al Gobierno a suscribir el compromiso de reducir sus deudas al 125% del PIB en 10 años. Para tratar de cumplir el trato se redujo el salario un 40%; se destruyeron 1’200.000 empleos; reducción de las pensiones de un 50% en relación a lo que se percibía en 2009; el desempleo llegó a ser 27%; se incrementó la depauperización de las familias hasta el punto que hoy un 41% de sus hijos están por debajo de la línea de pobreza. Los jóvenes profesionales tuvieron que emigrar masivamente. Esta situación deprimente de la población griega tiene un irritante reverso de la moneda: el 10% de los ricos han concentrado una mayor cantidad de riqueza, ahora poseen el 56% del total.
En el texto de Joaquín Arriola se muestran, además, las contradicciones al interior de la Troika, ya que por ejemplo Obama presiona a los gobiernos europeos para que no sigan apretando la soga en el cuello de los helenos, porque esto podría obligarlos a fortalecer sus lazos con Putin y así se tensionaría más la cuestión geopolítica. Por otra parte, el pueblo griego en la calle está exigiendo más radicalidad en las posiciones de Syriza y su líder Tsipras. Todas esas cuestiones explican por qué en la Cumbre del lunes hubo voces moderando sus exigencias sobre Grecia. Una vez más se demuestra que las masas movilizadas definen a su favor las cuestiones litigiosas.
