Colombia recibe unos 72 billones de pesos anuales por la venta total de los galones extraídos en el país. Con estos recursos se podría cubrir totalmente el gasto público, la salud y la educación. Pero la mayor parte de ese dinero sencillamente “se fuga” y no es invertido en lo que se necesita
Redacción laboral
Los trabajadores afiliados a la Unión Sindical Obrera (USO) son conscientes de que el precio que Colombia está pagando por explotar y consumir combustibles es excesivamente alto. Por ello, la USO impulsa una campaña para que el resto del país se concientice y así lograr con la unidad que el gobierno acceda a hacer cambios.
Los datos son alarmantes. Colombia recibe aproximadamente 72 billones de pesos anualmente por la venta total de los galones extraídos en el país. Con estos recursos se podría cubrir totalmente el gasto público, la salud y la educación. Pero la mayor parte de ese dinero sencillamente “se fuga” y no es invertido en lo que se necesita. Los principales consumidores de gasolina se encuentran en los estratos 1, 2 y 3, que utilizan un 75% del combustible en el país. Sin contar los costos que pagan mediante impuestos o a través de pasajes en trasporte público, privado, pluvial, taxis, Transmilenio y hasta en aviones.
El 70% del petróleo producido en Colombia se va para países desarrollados. Las tecnologías utilizadas para la extracción del crudo no son benéficas para el medio ambiente, especialmente las que usan las transnacionales. Dentro de este salvaje proceso de explotación contaminan 14 millones de galones de agua por tan solo un millón de galones de petróleo explotado al día. Agua que no se recupera.
El impacto ambiental generado es funesto, con consecuencias que ya se evidencian en diferentes regiones del país. Cabe mencionar la reciente tragedia ambiental en Casanare o la contaminación de las fuentes hídricas del Meta.
Como la mayor parte del crudo “emigra”, Colombia está explotando mucho más de lo que consume. De continuar esa tendencia quedarán reservas de petróleo para cinco años más. Y sin fuentes de agua potable.
Colombia es un país productor y refinador de crudo. Con lo que se produce en la actualidad y a un buen precio, podría competir con países fronterizos y con aquellos que han firmado TLC. Pero es necesario modificar el sistema de explotación que beneficia a las empresas extranjeras.
Los anteriores cambios, más la modificación de la fórmula que establece el precio de la gasolina, terminarían por beneficiar en gran medida a la economía nacional. Colombia podría ser un país más rentable y se sanearía la economía interna; la canasta familiar se nivelaría, ya que quien la encarece es justamente el valor del combustible; el poder adquisitivo de los ciudadanos mejoraría, puesto que en este momento es bajo en relación con el valor de los combustibles en el mundo; y se beneficiarían la industria, el agro y transporte nacional, con mayor demanda y menor contaminación del aire.
La USO ha desarrollado esta campaña internamente en Ecopetrol y la respuesta de los trabajadores ha sido exitosa. Ahora la lleva al resto del país en un proceso de concientización. En momentos de transición presidencial resulta indispensable que temas como este tengan prioridad para la población. Es hora de exigir un petróleo más limpio, mejor obtenido y a menor precio.