martes, abril 23, 2024
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Los diálogos de La Habana y el paro agrario a partir del 19 de agosto en Colombia

Nelson Lombana Silva

Una comisión de Cenaprov Tolima visitó ayer el centro de inquilinos del municipio de Villahermosa, con el fin de participar de la reunión ordinaria. La comisión estuvo liderada por la presidenta Patricia Sánchez y la líder comunitaria Lilí Ipuz Medina. Fuimos invitados a dar una charla sobre los diálogos de La Habana (Cuba) y el paro agrario programado para el 19 de agosto, como periodista y secretario general del Partido Comunista Colombiano, regional Tolima. Además, como corresponsal del semanario VOZ, la verdad del pueblo, y la página web: www.pacocol.org.

Asistencia a la convocatoria de Cenaprov. Foto Nelosi
Asistencia a la convocatoria de Cenaprov. Foto Nelosi

Más de cien personas participaron de la reunión. Se vendió la prensa revolucionaria, los textos sobre los diálogos de La Habana, publicación de VOZ, y se distribuyeron volantes sobre la necesidad de preparar un paro cívico departamental, documento publicado por la célula “Nelson Castiblanco” y un artículo nuestro sobre la gesta del pueblo piedruno al derrotar las pretensiones de la transnacional AngloGold Ashanti de tomar por la fuerza terrenos de este municipio para sus intereses particulares.

Participamos de las actividades que viene haciendo este centro de inquilinos con el liderazgo de su presidenta María Doly Pérez Rojas, Martha Bucurú Muñoz, secretaria; Luz Mery Rojas Maldonado, tesorera; María Esmenia Vargas, entre otras. La rifa de dos pollos y una gaseosa litro, actividad en la cual participaron todos los integrantes de este centro de inquilino.

Nuestra intervención fue la siguiente:

Compañeras y compañeros:

A nombre del semanario VOZ, la verdad del pueblo, periódico que circula nacionalmente los miércoles en el país y los jueves en el Tolima, queremos expresar un fraternal saludo y expresar nuestra complacencia por estar hoy conociendo el municipio de Villahermosa, sus gentes, sus calles, su idiosincrasia.

Me han pedido que hable brevemente sobre dos temas fundamentales: los diálogos de La Habana y el paro agrario que se va a desarrollar a partir del 19 de agosto a nivel nacional.

Y quiero comenzar diciendo que estos dos temas no son distintos al trabajo y al proyecto que ustedes se han trazado de tener casa y vivienda propia. Estos dos temas: paz y movilización, tienen perfectamente sintonía con el sueño dorado que ustedes van a hacer realidad y solamente ustedes a través de la unidad, de la organización y de la acción.

Por eso es de vital importancia que dialoguemos un poco sobre lo que está sucediendo estos momentos y exactamente sobre el proceso de paz que se viene adelantando en La Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón.

Un diálogo que debe necesariamente hacer concurrencia en otras fuerzas guerrilleras del país, como es el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), porque es necesario hacer un esfuerzo colectivo para que 50 años de tragedia, de lucha y de violencia pare y puedan los campesinos y las campesinas transitar sus caminos y sus veredas en paz y pueda cumplirse el dicho que son los hijos los que entierren a sus padres, y no lo que está sucediendo en Colombia, que son los padres los que están enterrando a sus hijos, producto de esta violencia.

Porque nos duele profundamente la forma como se viene desangrando este país: Los guerrilleros son hijos del pueblo, los soldados son hijos del pueblo, los policías son hijos del pueblo; mientras que una inmensa minoría está apoltronada en el poder haciendo la guerra, pero no son los que van al frente de batalla.

Entonces queremos dejar unas reflexiones en cuanto a la necesidad de ser protagonistas de los diálogos de La Habana y no entender que eso es un problema por allá lejano en un país caribeño entre la insurgencia y el Gobierno.

El principal protagonista de esos diálogos de paz, para bien o para mal, es el pueblo. Porque el pueblo es el que está sufriendo la violencia desde tiempos muy remotos, como seguramente los mayores podrán entender. Y no es posible que les dejemos esa herencia de violencia a estos niños que hoy, con toda su inocencia, simplemente quieren jugar y ser felices.

Entonces ese proceso de diálogo es necesario tomarlo como nuestro. Analizarlo y ser protagonista de él.

Y en primer lugar, hay que decir que lo importante que ha hecho el Gobierno es ofrecer esa posibilidad de un diálogo con la insurgencia. Es importante por varios factores: En primer lugar, porque reconoce que hay un conflicto social y armado, que hay unos agentes históricos y que es necesario hacer un ejercicio para tratar de crear unas condiciones distintas.

En ese sentido, en primer lugar al Gobierno decir que hay un conflicto y le da estatus político a la guerrilla, compromete a las dos partes al cumplimiento de unos requisitos fundamentales. Yo simplemente voy a hacer referencia a tres, para no cansarlos: el primer elemento que compromete a las dos partes, es decir, a la insurgencia y al Gobierno, es a respetar el Derecho Internacional Humanitario (DIH), porque el DIH no fue concebido para la paz sino para la guerra. Una forma de regular, entre comillas “humanizar”, la guerra. Esa es la naturaleza del DIH.

Entonces, las dos partes están comprometidas a respetar el DIH. Las dos partes.

En segundo lugar, la distinción entre combatiente y no combatiente. Eso también es de obligatorio cumplimiento para las dos partes. ¿Qué significa? Que este conflicto debe respetar a la población civil, quien no está armado.

Por eso, toda autoridad militar o policial debe estar uniformada, tener su distintivo y en el marco del DIH no meterse dentro de la población civil y convertirla en trinchera humana.

Eso es importante saberlo, compañeros y compañeras, para que ustedes exijan a la Fuerza Pública que respete. Una persona, un policía, un soldado uniformado no puede metérsele a su casa así, porque está violando el DIH. Pero, igualmente, la insurgencia está en el deber de cumplir con este mandato.

Eso implica, o significa a groso modo, no meter a la población civil en el conflicto.

Pero el tercer elemento es quizás el más importante en este proceso: Es reconocer que existe un conflicto y que ese conflicto tiene unas causas. Es decir, que la guerrilla no apareció porque se les dio la gana aparecer, es producto de unas causas y esas causas son de carácter económico, de carácter social, de carácter político, de carácter cultural y de carácter ideológico.

¿Qué implica eso? Que para que haya una verdadera paz se deben resolver esas causas. Porque mientras que existan o persistan esas causas, difícilmente va a haber paz en este país. Un niño con hambre no puede tener paz; un anciano abandonado por el Estado no puede tener paz; un joven sin la posibilidad de ir a la universidad no puede tener paz; una persona sin empleo no puede tener paz. Entonces, la paz es producto de esos cambios estructurales y eso, compañeros y compañeras, es lo que se está discutiendo en La Habana. Esos temas gruesos son los que se están discutiendo.

Frente a esta realidad, haríamos una reflexión sobre qué es lo que está haciendo el Gobierno, que mientras de un lado habla de paz en La Habana, está asumiendo una posición distinta y es precisamente la de quitarle los derechos adquiridos al pueblo colombiano, y más que al pueblo colombiano, a los trabajadores.

Y mientras que está hablando de paz, está autorizando la presencia en nuestro territorio de la IV Flota militar norteamericana, y está pidiendo la presencia de la OTAN, que son verdaderos rufianes militaristas que pueden actuar en cualquier parte del mundo con el armamento nuclear más sofisticado que tenga conocimiento la historia de la humanidad.

Pero, mientras está hablando de paz, está entregando la soberanía nacional a los Estados Unidos. Hay más de nueve bases norteamericanas, militares gringos ya nos están gobernando. Es más: aprueba leyes nocivas como el “famoso” fuero militar. Ese fuero militar es como darle licencia a las Fuerzas Militares para agredir a los campesinos y que no se les sobrevenga absolutamente nada.

Esa figura que se llama blanco legítimo es precisamente lo que están desarrollando en el Catatumbo, donde los campesinos se cansaron de tanta indiferencia del Estado, de tanto abandono y al fin decidieron unirse y salir a protestar, a exigir sus derechos. Ahí los militares asesinaron cuatro campesinos y centenares de heridos. Pero, sin embargo, el pueblo sigue, porque el pueblo después que decide defender sus intereses es como un río cuando se desborda: nadie lo ataja. Sigue luchando.

¿Qué fue lo que acordaron entre el Gobierno y las FARC-EP? Porque en eso también ha habido una tergiversación terrible. Noten ustedes que el Gobierno escasamente habla de una simple agenda. Entonces, todos los días a través de la televisión dice: es que la guerrilla no cumple la agenda y se está saliendo de los términos acordados en la agenda, etc. Falso. El acuerdo se llama: “Acuerdo general para ponerle fin al conflicto y construir una paz estable y duradera”. Repito: “Acuerdo general para ponerle fin al conflicto y construir una paz estable y duradera”.

Ese es el acuerdo que suscribieron y ese acuerdo tiene cuatro partes fundamentales: la primera parte se llama: el preámbulo; la segunda es el texto, la tercera es la agenda y la cuarta es el procedimiento.

Es bueno que ustedes entiendan esto, para que vayan, a su vez, entendiendo las series de artimañas que se vale el Estado para tratar de ir bajándole tensión y bajándole importancia a los diálogos de La Habana. Es supremamente importante.

Por supuesto que el preámbulo es la parte donde se escribe la naturaleza del conflicto, es donde se dice que la guerrilla recibe el estatus político, es donde se hace una síntesis del problema que ha originado. El texto desarrolla esos postulados con más amplitud. La agenda son los seis puntos y el procedimiento es cómo se van a concretar esos acuerdos si los hay.

Miren ustedes que cuando sale en la televisión el cuento que la insurgencia está hablando de unos temas que no están en la agenda es falso. Porque están dentro del acuerdo general. Por ejemplo, el tema del medio ambiente, el tema minero-energético que tiende a convertir todas estas hermosas cordilleras en desierto, si el pueblo no se organiza y rechaza esa política minero-energética llamada locomotora por el señor Santos.

¿Cómo va a decir el Gobierno que la insurgencia no puede hablar de los Tratados de Libre Comercio (TLC), si todos esos tratados están acabando con la economía nacional y están dentro del acuerdo general?

Entonces esos elementos son muy importantes. ¿Qué dificultades ha tenido este proceso? En primer lugar, los medios de comunicación. Decía Eduardo Galeano: hay más incomunicación que comunicación. Todo se está tergiversando. Solo los medios alternativos de comunicación como el semanario VOZ, la verdad del pueblo, Telesur, la página web www.pacocol.org y otros están tratando de presentar las dos versiones tal y como salen de La Habana para que el pueblo se haga una idea clara de qué es lo que está pasando allí.

Es decir, hay una incomunicación: RCN, Caracol, El Tiempo, El Espectador, El Nuevo Día, suelen decir exactamente lo contrario. Presentan la versión únicamente del Gobierno, de los ricos de este país. Y no la versión del pueblo. Eso es bueno tenerlo claro.

En segundo lugar, preocupa sobremanera y coloca en peligro los diálogos la posición del Gobierno. Es lo que ha dicho el compañero Carlos A. Lozano Guillén, al caracterizar el Gobierno con el “noísmo”. Todo dice que no.

El primer punto de la agenda que fue el tema agrario por cuanto este conflicto es profundamente agrario. Recordarán ustedes en el 64 cuando la “famosa” guerra de Marquetalia, cuando el Estado mandó más de 16 mil hombres por aire y tierra para acabar con 48 campesinos comandados por Manuel Marulanda Vélez. Desde allí viene el problema y la lucha por la tierra.

Entonces, en este primer tema que es el tema agrario, la insurgencia presentó cien propuestas, cien propuestas y el Gobierno no presentó una sola. Ahora están discutiendo el segundo punto, que es sobre la participación política y ya la insurgencia hizo diez propuestas y el Gobierno no ha hecho una sola propuesta. Eso preocupa.

El otro factor es cómo la derecha y la extrema derecha vienen atacando despiadadamente el proceso de paz. Son esos partidos y esas organizaciones que no saben hablar de paz, siempre el lenguaje es de guerra, de confrontación, de imponer un solo criterio: el pensamiento único, la palabra única, la idea única, en detrimento del pensamiento y las ideas que salen constantemente del pueblo.

Este es otro desafío que tenemos. Por eso, frente al tema de la paz, compañeras y compañeros, tenemos que abordar este tema en la familia, con el familiar, sobre cómo podemos hacer causa común para que ni el Gobierno ni la insurgencia se paren de la mesa de La Habana hasta tanto no haya un acuerdo de paz. Porque es que allí no se está definiendo la suerte ni de la guerrilla ni de Santos, ni su reelección; allí se está definiendo es el futuro de todos estos niños. O vamos a permitir un país que siga en guerra, desangrándose, o vamos a contribuir decididamente al lenguaje de la paz. Ese es el gran desafío.

Claro, no cualquier tipo de paz. No es la paz de los vencidos, no es la paz de los sepulcros, es la paz con justicia social, es la paz que implique transformaciones, que el campesino tenga carreteras en óptimas condiciones, que hayan créditos blandos, que haya economía, que la mujer tenga ese espacio y ese protagonismo que históricamente le ha negado esta sociedad capitalista. Esos son los hechos de paz. Los demás son especulaciones, son falsedades. Y ese tipo de paz lo construimos nosotros, el pueblo; es el único protagonista, es el encargado y el capacitado para profundizar y cambiar la mentalidad a los guerreristas que tienen la guerra como negocio.

Porque hay unos que se lucran con la guerra, pero son muy poquitos. La principal economía de los Estados Unidos es la producción de armamentos. Por eso, ellos todos los días inventando guerras en cualquier parte del planeta para vender armas. Les vende armas a unos y a otros, porque es un negocio para ellos. En cambio, para el pueblo la guerra no es un negocio, es una tragedia. Tenemos que parar eso.

El segundo punto para no hacerlo tan extenso es el paro agrario que se va a realizar el 19 de agosto en todo el país. Hay una serie de problemas que se vienen suscitando y que ustedes seguramente no son ajenos. Es el tema agrario, el tema del campesino fundamentalmente.

No es únicamente el problema de los cafeteros. Es el problema de los arroceros, es el problema de los paperos, es el problema de los que aran la tierra desde que amanece hasta que anochece. El hecho es muy sencillo: todo lo que está produciendo el campesino colombiano en estos momentos lo está haciendo a pérdida. Absolutamente todo, incluyendo la caficultura y todos los demás cultivos.

No es justo compañeros. No es justo. En segundo lugar, a través del modelo neoliberal cada vez Colombia pierde más soberanía; cada vez pertenece a países extranjeros. Es lo que se llama la extranjerización de la tierra.

El nuevo rostro del capitalismo se llama multinacionales y transnacionales, que no sabemos dónde tienen el centro, si viven en Bogotá, si viven en Europa, si viven en Estados Unidos, si viven en Canadá, no se sabe dónde diablos, pero llegan con su poder imperial.

En ese sentido, se ha implementado la política que ha llamado Santos, la locomotora minero-energética, que no es otra que abrirles las puertas a esas multinacionales y transnacionales y decirles, miren: entren y exploten al que quieran. Y eso es lo que están haciendo. Más del 70% del territorio tolimense está concesionado a multinacionales y transnacionales. Y lo grave es que el campesino no sabe, lo grave es que el pueblo colombiano no sabe qué es lo que se está cocinando.

No se le haga raro lo que les pasó a unos campesinos de aquí del Líbano. Un buen día le llegaron señores con cascos a escarbar en sus tierras, el señor se queja diciendo que esas tierras son de su propiedad. La respuesta es inexorable: era suya. Mire estos títulos, nos da derecho a meternos y explotarlos. Si no creen vayan y quéjense donde puedan.

Esa es la realidad, compañeros y compañeras. De otro lado, la comercialización. Es muy complicado. Lo que produce el campesino no vale absolutamente nada. Esa labor lo hacen los intermediarios. Los intermediarios sí ganan sin mojarse, sin sentir los rigores del sol. Es decir, el paro agrario que comienza el 19 de agosto tiene esas causas estructurales.

Y en eso vienen haciendo causa distintas organizaciones. Claro, hay que tener mucho cuidado empezando por cerrarles el espacio a los oportunistas, a los que venden a sus mismos hermanos de clase por un pedazo de pan.

Ustedes saben que la Marcha Patriótica es un movimiento de movimientos de carácter social y político que aglutina a más de dos mil organizaciones sindicales, populares, campesinas, indígenas y negros del país. Ella y sus organizaciones se reunieron hace 20 días en Neiva (Huila) y aprobaron este plan de exigencias o pliego petitorio.

Aquí está la síntesis de la lucha. Voy a leer a groso modo los títulos para no cansarlos:

1. Exigimos implementación de medidas y acciones frente a la crisis de la producción agropecuaria.

1.1. Exigimos que el Estado fije precios de sustentación. ¿Qué significa precios de sustentación? Precios justos para el que vende la cebolla, la papa, la zanahoria, la remolacha, realmente se le cancele lo justo y no lo injusto como está sucediendo.

1.2. Reducción de los precios de los combustibles y peajes. Colombia es el país sudamericano donde la gasolina es la más costosa. Mientras que aquí en Colombia un galón vale ocho mil pesos y más, allí no más en la República Bolivariana de Venezuela consigue usted el galón en $1.200 – $1.500 pesos. Por eso la rabia de los medios de comunicación contra Venezuela, porque el pueblo allá se organizó y está peleando su bienestar. A nosotros nos están explotando. Miren ustedes los peajes: ¡Cuánto no valen!

1.3. Reducción de los precios de fertilizantes, insecticidas, abonos y demás insumos agropecuarios. Quizás, acá es un auditorio bastante joven. Pero los más veteranos entenderán que la Federación Nacional de Cafeteros comenzó regalando el abono, porque los cafetales no necesitaban de esos químicos. Y los comenzó regalando mientras que la tierra se fue acostumbrando a esos químicos; una vez se acostumbró, entonces empezó a subir los precios y miren ustedes cuánto vale hoy una carguita de abono.

Es decir, todo es producto de una política preconcebida, no es una cuestión fortuita, lo que pasa es que siempre le han mentido al país, siempre legislan en contra del país y eso es lo que nosotros tenemos que desenmascarar poco a poco. Ahí vienen otros puntos más.

2. Exigimos acceso a la propiedad de la tierra, exigimos la adjudicación y la dotación de la tierra a los campesinos. La tierra debe ser para quien la trabaja. Pero, miren, en este país viven mejor las vacas que los seres humanos. Hay, según estadísticas, 40 millones de hectáreas de tierra donde pastan perfectamente las vacas de los ricos de este país, mientras tanto, los campesinos están mendigando un pedazo de tierra para hacerla producir. Eso no es justo, compañeros y compañeras. Esa es una de las luchas.

También las zonas de reserva campesina, que es otro tema que se ha venido estigmatizando. Zonas de reserva campesina son zonas donde el campesino se organiza, así como se están organizando ustedes para tener vivienda, así son los campesinos que se organizan en las zonas de reserva campesina para proteger su medio ambiente. Decir: esta quebradita no vamos a permitir que nos la quiten o que nos la contaminen. Eso son las zonas de reserva campesina.

También está otro punto, que es la participación efectiva de las comunidades y los mineros tradicionales pequeños en la formulación de la política minera. Miren, compañeras y compañeros: eso de la minería es monstruoso. Es decir, nosotros no alcanzamos a imaginar qué es lo que viene para este país.

Solamente les voy a dar un par de daticos a vuelo de mariposas amarillas: Hay municipios que están concesionados más del 100% de su territorio. Por ejemplo, Cajamarca. Cajamarca está concesionado en 106.7%. Es decir, más del 100% de su territorio. Imagínese ustedes que son comerciantes, cuál es el negocio de la transnacional sudafricana AngloGold Ashanti, por ejemplo: saco el oro y del total del oro, yo les dejo a ustedes en supuestas regalías el 6%, yo me llevo el 94%. Qué negocio tan chévere. Eso se está planeando.

Pero no solamente se llevan el oro, sino que dejan la zona convertida en un desierto y las pocas aguas que queden quedarán contaminadas con cianuro y otros químicos, porque la política es a cielo abierto. ¿Y qué es a cielo abierto? Es sencillamente, coger la montaña, tumbar los árboles, quitar la tierra, la capa vegetal, dejar la roca, abrirle huequitos a la roca, meterle dinamita, pulverizarla, meterla en fondos inmensos con cianuro, con mucha agua y ahí va destilando el oro para un lado y los residuos para el otro. El proceso se llama: lixiviación. Se van y nos dejan todos los huecos.

Por eso están comprando los medios de comunicación, están comprando a los periodistas, están haciendo cualquier cantidad de cosas. A la gente la están engañando, les llevan balones de microfútbol, le mandan al hijo a estudiar a Canadá, mercados, para que la gente permita eso.

Esos son los temas gruesos. Exigimos se adopten medidas y se cumplan garantías reales para el ejercicio de los derechos políticos de la población rural. En ese estado está la opción por parte del Estado colombiano de la convención de los derechos de los campesinos, participación efectiva, etc.

Miren: A nosotros como pueblo nunca nos han dado la oportunidad de pensar por nosotros mismos. Por nosotros siempre piensa otro. No nosotros mismos. Por eso ustedes se podrán dar cuenta en las elecciones. Llega el politiquero de oficio con el cuento: No piense, no busque trabajo, yo le consigo trabajo. No busque beca para su hijo, yo se la consigo. No haga usted, yo hago por usted.

Entonces al pueblo no le dan la oportunidad. Decía el primer alcalde comunista que tuvo Colombia, José Nelson Tovar Rojas, algo muy gráfico, pero muy real: “A nosotros los indígenas y campesinos nos han enseñado a ladrar, pero no a ser perro”.

Entonces, lo que nosotros estamos proponiendo es lo contrario, partiendo de algo elemental: Miren compañeros y compañeras: Nadie le va a resolver su problema, distinto a usted mismo. No puedo esperar que otros vengan y me resuelvan mis problemas, soy yo el que debo estar al frente con la solidaridad de mi comunidad.

Si ustedes no hubieran roto esa realidad, estarían tranquilos en las casas de sus patronos esperando que un algún día cualquiera, de pronto del cielo o no sé de qué parte, les llegara su casita. Ustedes han empezado romper con ese esquema paternalista y han dicho: Nosotros podemos. Felicito a esta directiva de Cenaprov del municipio de Villahermosa (Tolima), que le está poniendo el pecho a la brisa con decisión.

Cenaprov es una organización que seguramente ya la compañera les ha dicho que lleva más de 50 años y es una organización que busca, primero que todo, hacer al individuo persona pensante, crítica, analítica, reflexiva. Sujeto, no objeto. Es decir, la idea de Cenaprov no es que ustedes se dejen guiar mansamente por lo que digan una o dos personas, no señor, la idea es que ustedes se vuelvan críticos. Por eso Cenaprov ha dicho: No somos nosotros los que le vamos a hacer la casa a cada uno de ustedes, son ustedes mismos. Lo que hace Cenaprov es hacer el puente, participar del proceso, orientar, educar.

Pero son ustedes los que van a hacer sus casas, casas integrales. Es decir, no es solamente la casita con cuatro paredes, deben pensar mucho más allá. El barrio debe tener escuela, jardín, debe tener muchas cosas. Debe tener fuentes de empleo, de recreación, porque los que se van a meter allí no son animales, sino seres humanos pensantes. Esas casas tienen que ser casas dignas, no las que está ofreciendo el Gobierno que son verdaderas alcancías. Eso es lo que ustedes están proyectando. Esa es la conducta consecuente. Eso es lo que se llama revolución, porque revolución es cambio, es hacer a las personas protagonistas.

Pues estos temas, compañeros y compañeras, como ustedes pueden ver, tienen relación una cosa con la otra. Necesitamos campesinos consecuentes, defensores del medio ambiente, necesitamos campesinos y campesinas que amen la paz y construyan la paz, necesitamos campesinos y campesinas felices. El ser humano vino a este mundo a ser feliz, lo que pasa es que hay un sistema que no lo ha permitido, pero algún día de estos tendremos que ser felices, y lo vamos a ser colectivamente.

El niño tiene que volver a ser niño, el joven tiene que volver a ser joven, el adulto tiene que volver a ser adulto y el anciano tiene, necesariamente, que volver a ser anciano. Todas esas etapas son hermosas. Pero hay una pérdida de valores impresionantes. Es una tragedia. Uno ve –por ejemplo– en la ciudades más que todo, todos días los niños se están autoeliminando, el consumo de la drogadicción, la prostitución, el alcoholismo. Todo eso está acabando con un ser pensante. Cada vez hay un distanciamiento entre el hombre y el conocimiento, entre la ciencia y el hombre. Necesitamos acercarlos para ser personas críticas.

En ese sentido, compañeros y compañeras, ya para terminar yo quiero que hagamos de Cenaprov eso. Una organización de gentes críticas, unidas. A mí me impresionó, me llenó de emoción esta actividad tan bonita que hicieron de la rifa, donde se nota que todo el mundo colaboró y con entusiasmo. Pues ustedes, como han trabajado en eso, tienen la obligación de fiscalizar esos recursos. Estar pendientes para que haya una transparencia absoluta. Y el compañero que medio se desnivele inmediatamente, en forma fraternal, pero franca, llamar la atención, hacer el reclamo, pedir claridad.

Así es que trabajamos colectivamente. Apoyando a la junta directiva, asistiendo puntual a las convocatorias, comprometiendo a la Administración municipal, porque ustedes como yo, pagamos impuestos todos los días. No es que el alcalde nos va a regalar una limosna, es que es buena persona con nosotros. No, es un derecho nuestro adquirido y un deber constitucional del alcalde. Ese es el proceso, compañeros y compañeras. Así es que vamos construyendo sociedad, así es que nos vamos humanizando. No es con mentiras, no es con engaños, no es con hipocresías.

Muchas gracias.

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