viernes, marzo 29, 2024
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“Hay que saber con exactitud por qué marcharemos el 9 de abril en Bogotá”

Nelson Lombana Silva

Ayer participamos de dos reuniones importantes en el municipio de Coyaima (Tolima). En la mañana los indígenas y campesinos nos dimos cita en la sede la ACIT (perímetro urbano) para reestructurar la directiva del Sindicato de Trabajadores Agrícolas del Tolima (Sintragritol), y en horas de la tarde fuimos hasta el cabildo de Guayaquil para hablar allí de la locomotora minero-energética de Santos y sus efectos negativos contra el medio ambiente. Además, promocionar la movilización nacional que se viene organizando en Bogotá para el 9 de abril.

El gobernador de dicho cabildo, José Ernesto Cumaco, hizo junto a su comunidad un llamado a la organización para que se superen los errores cometidos en las anteriores movilizaciones y cada quien esté pendiente de las delegaciones que asistirán masivamente a esta nueva convocatoria que hace la Marcha Patriótica y otras organizaciones sociales y populares. Dijo que la meta que se habían trazado era movilizar de todo el municipio de Coyaima mil personas. Que en el transcurso de esta semana había una convocatoria a todos los gobernadores para ultimar detalles.

En la reunión de la mañana participamos con la charla que transcribimos textualmente a continuación:

Compañeros y compañeras:

Reciban un fraternal saludo de parte del Partido Comunista Colombiano, regional Tolima.

Agradecer inmensamente la presencia de todos ustedes a este evento, evento supremamente importante en la medida de que se van a analizar los problemas inherentes al campo, donde están los campesinos, los indígenas y están todos los luchadores.

Estamos viviendo un momento estelar a nivel internacional, nacional y por supuesto, a nivel regional y local. Ustedes saben la sorpresiva muerte del compañero Hugo Rafael Chávez Frías, presidente de la hermana República Bolivariana de Venezuela.

Este luctuoso acontecimiento tiene unas profundas repercusiones en el orden internacional por cuanto la obra del comandante Chávez queda en punta para que el pueblo pueda continuar desarrollando, en medio de una tirantez violenta de los Estados Unidos.

Sistema que no solamente atacó su política, sino que lo atacó personalmente. Incluso, hay versiones de que el cáncer habría sido inducido, lo que se constituiría en un magnicidio más del imperialismo norteamericano.

Pero vemos la respuesta que viene teniendo el pueblo venezolano. Porque esa es la gran diferencia de nosotros los que tenemos la utopía o soñamos con la utopía de un sistema distinto. Y es que no nos guiamos por personas, sino por procesos. Los que tuvieron la oportunidad de ver las exequias, la forma formidable como el pueblo se botó a las calles: uno, a despedir el comandante; y dos, a ratificar que todos eran chavistas. La hermosa consigna era: “Todos somos Chávez”.

Eso implica que el nuevo compañero que seguramente el 14 de abril saldrá nuevamente elegido presidente de la república venezolana, Nicolás Maduro Moros, continuará desarrollando este proyecto. Proyecto que tiene repercusiones a nivel continental, por cuanto una de las grandes obras del comandante Chávez fue buscar la autonomía y enseñarle a América a caminar en pie, a caminar erecta, recta y a no inclinarse ante la criminalidad suprema del imperialismo norteamericano.

Además, luchó por defender la soberanía nacional. Eso fue lo que más le dolió a los Estados Unidos, porque con los presidentes Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, los Estados Unidos se estaban robando el petróleo, elemento formidable de la economía venezolana.

Con el liderazgo del comandante Chávez y sus políticas consecuentes, logró que ese petróleo fuera redistribuido y enterrado nuevamente en terreno venezolano para garantizar el futuro a las generaciones venideras.

Esa fue la principal situación que incomodó a los Estados Unidos. Además, porque tuvo el valor civil para hablarle de frente al imperialismo norteamericano. Chávez no se le arrodilló a los Estados Unidos. No se le arrodilló a George W. Bush, ni a Barack Obama.

Eso nos enseña, compañeros, que hay un proceso que camina en América Latina supremamente importante. Eso significa que ese esfuerzo que hoy enarbolan los más veteranos que están en esta reunión no ha sido estéril. Se sigue construyendo las bases de un socialismo, de un sistema social distinto. Es más: No estamos equivocados en ese proceso, en ese proyecto, compañeros.

Y hay que decir el comandante Chávez lideró procesos importantes como la Celac, y otros importantes procesos que le han venido dando autonomía a este continente.

Fue uno de los grandes abanderados de la paz con justicia social; fue uno de los grandes luchadores porque existiera en Colombia un diálogo abierto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) y con los demás movimientos insurgentes para que se aclimatara la paz. Incluso, se ofreció personalmente para ir a los llanos del Yarí a hablar personalmente con el comandante Manuel Marulanda Vélez para convencerlo de la importancia de sentarse a la mesa a discutir la paz, a discutir una salida política al conflicto social y armado.

Sin embargo, esas buenas intenciones tropezaron con la gran estupidez de un gobierno paramilitar, acoplado a los dictámenes de los Estados Unidos. La respuesta, en consecuencia, fue negativa.

O sea, que el comandante Chávez contribuyó adicionalmente a los diálogos que hoy se están desarrollando en La Habana (Cuba) y que son supremamente importantes para resolver este conflicto que ya lleva más de 50 años.

En esa primera instancia, yo quiero destacar eso, compañeros.

En el campo nacional, hay una serie de movimientos que se están desarrollando y que son supremamente importantes. El presidente Santos está hablando dos discursos frente a la paz, porque por un lado habla estar supuestamente con los diálogos de La Habana, pero por el otro lado, sigue atacando infamemente, no sólo a la insurgencia armada con sus bombardeos indiscriminados que matan animales, contaminan el recurso hídrico, sino que ha disparado todo un arsenal contra los intereses del pueblo colombiano, a través de sus distintas reformas.

Aquí hablaban ustedes inicialmente del problema de la salud. Eso es cierto. Esa ley 100 de 1993, invento del señor Álvaro Uribe Vélez siendo senador de la república ha causado quizás más muertes que el mismo conflicto social y armado que lleva más de 50 años.

La gente se está muriendo en las puertas de los hospitales. Al único que no le niegan la salud es al presidente de la república y lo vimos, cínicamente, cómo un día le diagnosticaban el cáncer, al otro día lo estaban operando y al tercer día estaba dando declaraciones, como bien lo dijo el compañero Martín Loaiza acá.

Mientras hay inmensos contingentes de campesinos, indígenas y pueblo en general, que se están muriendo en las puertas de los hospitales porque no tienen posibilidad o simplemente esperando una cita médica.

Esa es la razón de una lucha que no para. Pero, además, el gobierno ha aprobado el fuero militar, lo cual significa más impunidad al militarismo recalcitrante para que siga cometiendo los crímenes de lesa humanidad que vienen cometiendo y cualquier otro desafuero a lo largo y ancho del país.

Para que sigan creciendo los falsos positivos, para que se sigan creciendo las desapariciones, las torturas y todos los demás fenómenos que son conocidos muy bien por ustedes, compañeros.

Pero ahí viene la reforma tributaria, que simplemente, compañeros, parece ridículo, indignante y es que con esa reforma tributaria pone a los pobres a pagar más y a los grandes ricos les rebajan los impuestos, con el cuento de que son los ricos los que ofrecen empleo en este país, cuando está demostrado estadísticamente que eso no es cierto. En realidad lo que busca el gobierno es aumentarle la ganancia a ese círculo cerrado que constituye la burguesía.

Esa es la realidad, más las normas que vienen en camino, actitudes que viene asumiendo el gobierno nacional que choca con los intereses del pueblo humilde y desamparado.

"Estamos saliendo de lo que fue el paro nacional cafetero, que fue fundamentalmente en los 13 departamentos cafeteros de Colombia y que fue un paro contundente"
«Estamos saliendo de lo que fue el paro nacional cafetero, que fue fundamentalmente en los 13 departamentos cafeteros de Colombia y que fue un paro contundente»

Sin embargo, ha existido y se viene dando una serie de resistencias supremamente importantes. Estamos saliendo de lo que fue el paro nacional cafetero, que fue fundamentalmente en los 13 departamentos cafeteros de Colombia y que fue un paro contundente, a pesar de que no hubo una dirección coherente sobre todo por las alturas y que en los momentos difíciles del paro los grandes dirigentes nacionales abandonaron la trinchera de lucha y de batalla.

En el caso particular de Boquerón en la ciudad de Ibagué (Tolima), donde se concentraron cerca de ocho mil campesinos e incluso indígenas, el primer día que el Esmad y la Policía comenzaron a lanzar gases lacrimógenos, bombas de aturdimiento y garrote, esos dirigentes que llegaron casi encorbatados desaparecieron y entonces el Partido Comunista se colocó al frente de esta responsabilidad.

Para lo cual convocó una reunión extraordinaria entre la dirigencia del Sindicato de Trabajadores Agrícolas del Tolima (Sintragritol) y Astracatol, quienes se pusieron al frente de este paro campesino cafetero. Así se hizo.

Por eso, empezó a organizarse la protesta popular y campesina y a cerrarle el paso a la intromisión e infiltración que hicieron los militares e inteligencia quienes se disfrazaron de campesinos para quemar tractomulas, sembrar el caos y después justificar la represión salvaje hacia los campesinos.

Eso es una actividad que desarrolló y participó activamente el Sindicato de Trabajadores Agrícolas del Tolima (Sintragritol), porque ese es su deber. Donde haya problemas, donde haya dificultades, allí tiene que estar esta organización sindical. Para eso es que se creó, compañeros.

Se están desarrollando otros hechos trascendentales. Asistimos en este año al XXI congreso nacional del Partido Comunista Colombiano, con una participación extraordinaria, con presencia internacional. Hay nuevo estatuto, hay nuevo programa, hay nueva línea política, aspectos que son necesarios desarrollarlos con ustedes a través de talleres y seminarios, que nos permitan entender la nueva realidad del Partido en la actualidad.

Se han generado procesos importantes. Pero, sin lugar a dudas, el tema más importante en estos momentos en el país, compañeros y compañeras, lo fundamental que en estos momentos se están viviendo, son los diálogos de La Habana entre la insurgencia de las FARC-EP y el presidente Santos.

Eso es importante, porque allí no se está jugando propiamente el futuro de la insurgencia o del gobierno, se está definiendo es el futuro del pueblo colombiano en su conjunto.

Frente a este proceso hay dos posiciones muy claras: el gobierno Santos quiere que estos diálogos se desarrollen de espaldas al pueblo, a escondidas, a hurtadillas, que nadie se dé cuenta, porque no se quiere comprometer en serio con el proceso de paz.

Y está el movimiento armado y está el Partido y están las organizaciones sociales y sindicales y demócratas en general, diciendo: Ese diálogo tiene sentido, tiene futuro, en la medida en que el pueblo se pronuncie de una u otra forma.

En la medida en que nosotros, todas estas ilusiones, todos estos proyectos los llevemos a esa mesa nacional de diálogo. En la medida que nosotros dibujemos con nuestras propias palabras y nuestros propios hechos, lo que nosotros entendemos por la paz con justicia social.

Ese es el fundamento. Porque el gobierno nos pretende colocar la paz distinta del problema social. Decir que una cosa es la paz y otra cosa es el problema del agua, el problema de la propiedad de la tierra, de la tenencia de la tierra, que otra cosa es el problema de las vías, el problema de la salud, el problema de la educación.

Nosotros decimos: No, señor. La paz con justicia social implica resolver las causas que dieron origen al movimiento fariano en 1965, cuando la resistencia de los campesinos de Marquetalia y su entorno.

Esa es la razón que nosotros debemos hoy desarrollar a lo largo y ancho de nuestro país.

Vienen otra serie de movilizaciones en el transcurso de estos días. Se van a movilizar nuevamente los estudiantes, se van a movilizar los arroceros, los maestros y otros sectores que sienten el problema y creen que la única solución es la movilización debidamente organizada.

Eso se viene generando. Pero, de otra manera, hay que decir que en el ámbito de la izquierda se vienen desarrollando propuestas alternativas. Incluso, contradicciones muy serias. Ustedes saben que una parte de la cúpula del Polo Democrático Alternativo expulsó de su seno al Partido Comunista Colombiano.

Y lo expulsó sencillamente porque tuvo el valor de denunciar la corrupción, el personalismo, el egoísmo y el sectarismo. Y otra serie de anomalías que oportunamente se denunciaron. Eso nos costó la expulsión.

Pero, más que todo eso, la decisión que tuvo el Partido Comunista Colombiano, desde un principio, de apoyar el nacimiento de la Marcha Patriótica en el país.

El Partido no vaciló en eso, porque la Marcha Patriótica tiene dos contenidos fundamentales: uno político y el otro social. Porque la Marcha Patriótica empezó a constituirse, a construirse de la base hacia arriba y porque la Marcha Patriótica se aproxima a los anhelos que fue un día la Unión Patriótica en Colombia.

Esas son las razones fundamentales por las cuales el Partido Comunista se puso al frente de la Marcha Patriótica. Entonces los señoritos de una parte de la cúpula del Polo Democrático Alternativo nos dijeron dizque teníamos que definir si nos quedábamos en el Polo o en la Marcha Patriótica. Dijimos: Nos quedamos en las dos partes. No hay contradicción de ninguna naturaleza.

Hemos dicho que no nos vamos del Polo, pero sí mantenemos una conducta crítica frente al oportunismo, frente al sectarismo, frente a la desunión que algunos líderes nacionales que le pretenden dar a esto que parece un moribundo proyecto político.

Entonces miramos con beneplácito el desarrollo de la Marcha Patriótica, que tiene una serie de desafíos por supuesto. Y que es necesario meterle pueblo y contenido a esto.

Y dentro de las múltiples actividades está la convocada para el 9 de abril en Bogotá. Allí se está proyectando la meta de movilizar mínimo 150 mil personas del país, en movilización que partirá de cinco puntos estratégicos de esta ciudad para concentrarnos en la plaza Simón Bolívar.

Fundamentalmente, para exigirle al gobierno parar su política de guerra; segundo, para exigirle garantías para que la gente se pueda movilizar en torno a la paz, se puedan desarrollar las constituyentes veredales, municipales, departamentales y nacional por la paz y también para que haya un cese bilateral del fuego.

Esa es una presión que hay que hacerla desde las bases populares. Esa es la razón de la marcha. Por eso, cada compañero o compañera que asista el 9 de abril, que a propósito se conmemoran los 65 años del asesinato del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán Ayala a manos de la CIA con la directa complicidad de los gobiernos liberales y conservadores de la oligarquía colombiana.

Debe ser una marcha contundente. Debe ser una marcha alegre. Debe ser una movilización formidable. Para ello, debemos que la gente sepa a qué va y cuál es la razón de la marcha que se va a dar allí en Bogotá.

Eso, compañeros, son otras actividades. En el campo sindical, con este paro cafetero, donde Sintragritol fue protagonista en distintas partes, donde hubo la oportunidad de orientar y ayudar a organizar esta protesta, junto a otras organizaciones campesinas, sindicales y populares, como ya se dijo, creo que se abre un gran horizonte para que esta organización crezca, se fortalezca y sea cada vez más clasista, más comprometida con los cambios que necesita este país.

Esa es la razón sindical: Irnos organizando más. Ir aprendiendo a resolver los problemas que se presentan a diario, por supuesto. Hay que buscarle una salida y esa salida tiene que ser una salida dialogada, una salida política.

Creo que todos los que estamos aquí o somos, o fuimos o seremos del Partido Comunista, entonces entendemos que siempre el Partido ha orientado la unidad y ha orientado la solución a los distintos conflictos a través del diálogo civilizado y que brille siempre la justicia, que brille la equidad, para poder estar todos realmente unidos alrededor de unos ideales.

Aquí no podemos dejarnos llevar por los individualismos o los personalismos o los avivatos, aquí tenemos en el caso del resguardo de la Nueva Esperanza buscarle una salida política. En eso hace rato se viene insistiendo. Recuerdo que allá estuve una vez con el camarada Raúl Rojas González tocando ese tema. En esa oportunidad asistió solo una parte del problema.

Ustedes saben que en un conflicto son dos partes mínimas, y si no se sientan las dos partes, no puede haber negociación, por supuesto.

Y en una negociación, en un diálogo, compañeros, hay que ceder de parte y parte, porque si las partes se cierran sin una sola concesión, es imposible una negociación, un acuerdo. Se vuelve eso es en un dogma. Y en un dogma nadie se puede meter siquiera a ayudar a resolver el problema.

Claro, que Sintragritol debe participar en la solución de ese problema. Hay que meternos, pero en la medida en que las partes estén de acuerdo para poder actuar.

Y, ¿qué vamos nosotros a resolver? Pues, lógicamente como decía el compañero Lino Alape Ortiz, con base en lo que digan los normas, en lo que sean los hechos concretos. Los hechos concretos son los que nos van a permitir resolver esta situación que es muy dolorosa.

Y, muy dolorosa, ¿por qué compañeros y compañeras? Porque el sistema capitalista nos está matando, cuando no es a través de los paramilitares, es a través del mal servicio de la salud, a través de la falta de educación, de la falta de empleo, de la falta de trabajo.

Y más nosotros también, que tenemos meridianamente claridad, entonces también nosotros estamos actuando en esa misma dirección. Hay que hacer un alto y una reflexión política, clara, objetiva, para encontrar una solución, como repito, equitativa, justa, humana. Que lo ideal sería que las partes en conflicto se pudieran sentar en un sitio neutral, se miraran a los ojos y cada uno expusiera su parte y miraran los puntos que los unen, a ver cómo se resuelve este conflicto.

No podemos dejarlos solos, compañeros. No podemos dejarlos solos. Tener que actuar pero en esas condiciones. La idea es que quien vaya no se vaya a parcializar ni para un lado, ni para el otro.

Hay unas normas, unas normas que ustedes mismos crearon. Si no hay un acuerdo formal, “amigable”, pues entonces hay que acudir a esas normas que ustedes mismos crearon y apegarse a ellas, celosamente, y desarrollarlas.

Porque es muy lamentable, muy lamentable, compañeros, porque por todos lados atacándonos el sistema capitalista y ahora entre nosotros mismos también.

Nosotros tenemos que ayudar, no a incendiar, no a meterle fuego a la hoguera, sino buscar una solución que permita que los compañeros indígenas con su pedacito de tierra la labren, levanten a sus hijos y sobre todo, puedan vivir en paz. Eso de las amenazas es muy triste. Que me amenace un enemigo de clase, pues listo, pero amenazados entre los mismos compañeros no hay presentación, compañeros.

En eso yo llamo muy fraternalmente a que reflexionemos sobre esto. Claro, es un conflicto que ya lleva años y no se va a resolver de la noche a la mañana. Eso es cierto. Hay que hacer una agenda, y aprovechar las instituciones y todo que nos brinde para poder resolver el problema de la mejor manera.

Eso sí, compañeros, que en una negociación de esta naturaleza uno no va a quedar ciento por ciento satisfecho. Como digo: uno tiene que ceder, la otra parte tiene que ceder, para que haya un principio de diálogo.

Es más: los acuerdos son para ser cumplidos. No tiene sentido hacer el acuerdo aquí, pero al salir ya estamos desconociendo los acuerdos y agarrados otra vez. Eso no tiene sentido.

Desde ese punto de vista, yo los invito compañeros a que hagamos una reflexión muy profunda sobre esto.

Finalmente, yo quiero exaltar la memoria del compañero Jesús Poloche, que era presidente de esta seccional de Sintragritol y que desafortunadamente un árbol le quitó la vida.

Quiero resaltar su memoria como un hombre bueno, como un indígena trabajador, como un hombre salido de las entrañas de la Madre Tierra, que la cultivó, que luchó de acuerdo a sus capacidades, que soñó con un mundo justo y que entregó su vida a una causa.

Él, además, de todos los compañeros que han caído en esta larga lucha, tenemos que hacerle un reconocimiento muy especial. Saludar a la familia. Su esposa, sus hijos y decirles que hay un Partido que valora el esfuerzo de un hombre sencillo, de pocas palabras, pero comprometidos con los cambios que necesita este país.

Así quiero decir, compañeros, que estamos en esa lucha por construir cambios estructurales; que aquí volvemos a renovar la unidad de todas las organizaciones indígenas, todos nos debemos unir porque el enemigo de clase es uno solo: el sistema económico.

Tenemos que unirnos. Cómo vamos a hacer, por ejemplo, una protesta a la forma como se presta la salud en el municipio, frente a las sedes de esas EPS que son las tragamonedas, que son las que se quedan con el dinero y la salud muy poco, porque es lamentable ir uno hoy en día donde el médico, porque casi siempre le receta para todos los males el mismo medicamento: pastas y más pastas.

Hay algunos médicos que se ríen del paciente. Dicen: “Yo estoy más enfermo que usted”. Eso no es gratuito, compañeros. ¿Saben por qué sucede esto? Porque la salud ha dejado de ser un derecho y se ha convertido en una mercancía y la mercancía la compra sólo el que tiene plata.

Entonces como nosotros vamos solamente con el Sisbén, muchas veces, por eso nos tratan así. Ellos miran son las ganancias, que sean cada vez más abultadas. Por eso, los médicos son obligados a recetar lo más baratico. Es una situación supremamente compleja.

Llamarlos a la unidad, compañeros, saludar a los hermanos compañeros de la ACIT, al compañero Marceliano Ducuara, saludar al concejal comunista, Yesid Alape Ortiz. A todos los compañeros, a los veteranos del Partido y de la lucha que siempre se han mantenido firmes.

Siempre me emociono cada vez que veo a todos estos compañeros asistir a las reuniones con firmeza, vocación de lucha y espíritu revolucionario, socialista. Eso nos compromete a ser cada día mejores, a seguir luchando y no bajar la guardia y bregar a resolver los problemas.

Mire, problemas siempre se presentan en cantidades, pero siempre hay que buscarles una solución política. Tenemos que estar alerta con la seguridad del colectivo y de cada uno de nosotros, por si sale el proceso de paz en La Habana o por si no sale, porque el genocidio contra la Unión Patriótica no se puede repetir ahora, compañeros.

Pero depende del estado en que nosotros nos organicemos. Pero si estamos desorganizados resulta muy difícil resistir la arremetida del régimen. Vamos a planear una serie de talleres en este municipio, comenzando por el Partido para mirar como desarrollamos los nuevos estatutos, el nuevo programa y la línea política del invencible Partido Comunista Colombiano.

Muchas gracias.

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