lunes, mayo 12, 2025
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Ucrania: primera gran derrota estratégica

Desde el comienzo de la incursión en Kursk, varios analistas calificaron la decisión de Zelenski como “incursión en el terreno del error estratégico”. Consideraron iluso pretender enfrentar con éxito el poderío militar ruso y poner de rodillas a Moscú

Ricardo Arenales

El pasado 26 de abril, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, recibió un parte de guerra del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas de su país, con un detallado reporte de la operación que llevó a la derrota final de las fuerzas ucranianas que, desde hacía varios meses, venían ocupando una franja de territorio de la provincia rusa de Kursk, limítrofe con Ucrania.

El reporte fue hecho por el propio jefe del Estado Mayor, general Valeri Guerásimov, quien confirmó al jefe de Estado que la aventura de Ucrania en Kursk fracasó, y que la liberación del territorio ‘acerca el fin del régimen neonazi de Volodímir Zelenski’. Esto significa que los objetivos estratégicos de Kiev, con esta operación, fueron derrotados.

El alto oficial detalló que las fuerzas ucranianas sufrieron enormes pérdidas tanto en efectivos ─unidades especiales y de asalto─ con fuerte preparación, como en equipamiento, incluyendo armamento suministrado por potencias extranjeras.

Derrota con repercusiones

En total, durante los combates en la provincia de Kursk, Ucrania perdió más de 76.000 militares, incluidas unidades elite de altísima preparación, más de 7.700 unidades de técnica militar, incluidos 412 tanques, 341 vehículos de infantería, 314 vehículos blindados de transporte, entre otros medios de transporte de tropas. También perdió 647 unidades de artillería autopropulsada, cañones de artillería de campaña, lanzamisiles y otros elementos de combate.

Al comentar estas cifras, Putin reiteró que “la aventura del régimen de Kiev ha fracasado por completo, y las enormes pérdidas sufridas por el enemigo, incluso entre las fuerzas más preparadas para el combate, entrenadas y equipadas con material occidental, como unidades de asalto y fuerzas especiales, repercutirán sin duda en toda la línea de contacto”.

En las semanas anteriores a la expulsión definitiva de las tropas ucranianas, el notable avance de las fuerzas rusas hizo que los contingentes enemigos huyeran en masa de sus posiciones, dejando atrás armas y equipamiento militar, mientras los drones rusos eliminaban blindados que pretendían escapar por la ‘carretera de la muerte’.

Error estratégico

Para ese momento, otros medios de prensa indicaron que algunas unidades militares que no alcanzaron a huir, se escondieron en sótanos y zanjas, esperando un momento propicio para salir. De estas unidades no se volvió a tener noticia.

Ya desde el comienzo de la incursión en Kursk, varios analistas, algunos de ellos occidentales, calificaron la decisión de Zelenski de “incursión en el terreno del error estratégico”. No solo porque resultó iluso pretender enfrentar con éxito el poderío militar ruso y poner de rodillas a Moscú, sino porque debilitaron un frente de confrontación que ya tenían en territorio ucraniano.

“Esta táctica imprudente, más parecida a una maniobra desesperada, digna más de un actor de segunda categoría que de un estadista experimentado, desvía recursos críticos del campo de batalla principal al tiempo que ofrece una ganancia estratégica insignificante”, dijo Andrew Latham, miembro sénior del Instituto para la Paz y la Diplomacia, de Estados Unidos.

Jefe del Estado Mayor ruso, general Valeri Guerásimov. Foto Ministerio de Defensa de Rusia

Intercambio imposible

Rusia, precisó el analista, “sigue siendo una formidable potencia militar con un vasto arsenal y una fuerza disuasoria nuclear. La decisión de Zelenski de apostar por una maniobra publicitaria de alto riesgo es un trágico error de juicio que podría tener consecuencias de gran alcance”.

Para mostrar la gran distancia entre el propósito inicial de Zelenski al invadir territorio de Kursk y el resultado final de su aventura, es bueno citar al gobernante ucraniano quien afirmó que la maniobra se realizó para crear una zona de seguridad en el territorio ruso.

Unos meses después admitió que quería aprovecharla para fortalecer su postura en posibles negociaciones con Moscú o, simplemente, realizar un intercambio directo de territorios ocupados en esa región por alguno de los que habían pasado a formar parte de Rusia. “Intercambiaremos un territorio por otro”, expresó Zelenski, con desbordado entusiasmo, al diario The Guardian el 11 de febrero pasado.

En el esfuerzo por mantener a toda costa el control en Kursk, Zelenski envió a esa región a cientos de soldados y equipos militares occidentales, transfirió tropas desde otras zonas, lo que se tradujo en una torpeza militar que debilitó las posiciones del Ejército ucraniano en otras partes del frente.

Sin ucranianos

A la propuesta de Kiev de intercambiar territorios, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskok, calificó de un imposible el intercambio sugerido por Zelenski. “No es posible. Rusia nunca ha discutido y nunca discutirá el tema del canje de su territorio y, por supuesto, las unidades de Ucrania serán expulsadas”. El vaticinio de entonces se cumplió al pie de la letra.

Entre las consecuencias de la derrota de Zelenski, llama la atención, como anécdota, las declaraciones del diputado de la Rada Suprema ─parlamento de Ucrania─, Iván Krulko. La semana pasada, este declaró a un medio de local que “Ucrania se está quedando sin ucranianos”.

El diputado expresó que no sabe cuánto tiempo más podrá soportar la población ucraniana el conflicto con Rusia, mientras escasean las personas dispuestas a unirse al Ejército en el frente.

«La situación en que nos encontramos ahora y lo que estamos viendo sugiere que, en cualquier caso, tenemos que pensar en cómo garantizar una paz sostenible, se trata de la “demanda de la población” mientras el país debe ser reconstruido, porque ahora está “en una gran ruina”». «Cuánto tiempo más la gente puede aguantar, soportar, es también una gran pregunta», puntualizó el diputado Krulko.

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