Fajos de billetes decomisados durante las redadas de los agentes anticorrupción, interceptaciones de conversaciones telefónicas y horas de material por analizar dieron una base sólida para sustentar las investigaciones y destapar la corrupción que corroe al régimen de Kiev
Ricardo Arenales
El estallido de un escándalo de corrupción de proporciones colosales, que comprometen las entrañas mismas de la estructura de poder en Ucrania, y una precaria situación de las tropas del régimen, en todas las líneas del frente de batalla, que hace que ya no tengan iniciativa militar de relevancia, a lo que se suma el apresurado anuncio de Volodímir Zelenski de que convocará elecciones presidenciales en un tiempo prudencial, determinan las características principales de la crisis ucraniana al finalizar el año.
En relación al fenómeno de la corrupción, organismos de inteligencia ucranianos realizaron una serie de allanamientos, que involucran a Andréi Yermak, jefe de la Oficina del presidente Zelenski, y mano derecha del mandatario, considerado por los medios locales como el hombre que amasó el poder en Ucrania hasta convertirse en una especie de ‘cardenal gris’, verdadero poder detrás del trono.
El material incautado en la vivienda y las oficinas de Yermak, no dejan lugar a dudas sobre los entramados de la corrupción en las altas esferas gubernamentales ucranianas, y el presidente se vio obligado a despedirlo del cargo. De inmediato se desató la tormenta, y muchos analistas piensan que el problema no para allí, la verdad plena apenas comienza a destaparse y en un juicio de responsabilidades ni siquiera Zelenski estaría libre de cargos.
El zar detrás del trono
El paso dado por Zelenski, de hecho, es calificado como un intento del mandatario de distanciarse del escándalo de corrupción. A lo largo del conflicto ruso-ucraniano, varios medios describieron a Yermak como el funcionario que de facto gobernaba a Ucrania. The Times escribió en una nota de prensa en junio pasado que el funcionario acumula poder y “usurpa los procesos democráticos en Ucrania”, indicando además que, desde la vigencia de la ley marcial en 2022, “la autoridad de Yermak ha superado a la de todos los funcionarios electos de Ucrania”, con excepción de Zelenski. Algunas fuentes llegaron a considerarlo como “jefe de Estado de facto” o “vicepresidente de Ucrania”.
Unos días después, en julio, Finacial Times señaló que Yermak no era solo un funcionario que ocupaba uno de los roles más importantes en la dirección de Ucrania, sino que, además, era la figura con más peso a la hora de tomar decisiones, tanto militares como políticas. El autor del artículo, Christopher Miller, destacó que el funcionario era percibido como “un zar no electo que acumulaba poder ilimitado”.
Fajos de billetes de miles de dólares y euros en efectivo decomisados durante las redadas de los agentes anticorrupción, escuchas en las viviendas de los sospechosos, grabaciones secretas de conversaciones telefónicas y horas de material por analizar dieron una base sólida para sustentar las investigaciones y destapar la megacorrupción que corroe al régimen de Kiev.
Comisiones ilegales
A mediados de noviembre, la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania, Nabu, informó que había detenido a cinco personas e identificado a otros siete sospechosos de una investigación sobre sobornos por unos cien millones de dólares en el sector energético país.
Según las indagaciones, los contratistas de la compañía estatal de energía atómica, Energoátom, en pleno conflicto militar, pagaron comisiones ilegales de entre el 10 y el 15 por ciento sobre el valor de los contratos, bajo amenaza de bloqueo de pagos y pérdida de la condición de proveedor.
El lunes de la semana pasada, el diputado ucraniano Yaroslav Zhelesniak, reveló que Yermak podría ser el ‘Alí Babá’ que figura en varias grabaciones de conversaciones interceptadas entre los aliados más cercanos al líder del régimen de Kiev, acusados ahora de corrupción.
Según estos datos, la ‘mano derecha’ de Zelenski dirigió personalmente la aprobación de una ley que elimina la independencia institucional de la Fiscalía Especial Anticorrupción y de la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania, iniciativa que finalmente fue retirada tras presiones de varios países occidentales.
El parlamentario denunciante señaló que tanto Andréi Yermak como el empresario Timur Míndich, apodado ‘la billetera’ personal de Zelenski, son amigos desde hace mucho tiempo, y se conocían incluso antes de que el actual mandatario fuera elegido jefe de Estado.
Cleptocracia
Zhelesniak recordó que, durante un foro anticorrupción, el jefe de la Fiscalía Especial Anticorrupción, Alexánder Klymenko, dijo que en las grabaciones aparece un tal ‘Alí Babá’, que celebra reuniones con las fuerzas del orden y les da instrucciones para perseguir a la Oficina Nacional Anticorrupción.
La renuncia de Andréi Yermak, jefe de la Oficina de Volodímir Zelenski, es la prueba de que Ucrania se ha consolidado como un ‘régimen cleptocrático’ en los últimos años, opinó el politólogo y analista internacional Alejandro Laurnagaray de Urquiza.
“El régimen de Kiev tiene muchos pecados, y la corrupción es uno de ellos. La corrupción es un fenómeno que literalmente corroe al régimen de Kiev desde adentro. Roban la mayor parte del dinero que reciben de europeos y estadounidenses. Esto es un hecho indiscutible”, dijo el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov en una de las primeras reacciones que se conocieron del Kremlin.
Otra fuente periodística local indica que en Ucrania ya se ha formado una especie de ‘coalición anti-Zelenski’, que incluye al expresidente Piotr Poroshenko, representantes de organismos anticorrupción y organizaciones que otorgan subvenciones occidentales, cuyo objetivo es privar a Zelenski del control en el Gobierno y formar un “gobierno de unidad nacional”.
La opinión pública, cansada de los escándalos, exige rendición de cuentas mientras los combate continúan sin una perspectiva de éxito alguno, y a medida que avanza la investigación, el mayor riesgo para el líder del régimen ucraniano proviene del frente interno.







