Seis multimillonarias estuvieron once minutos en el espacio, en la excursión NS-31 de Blue Origin, empresa de Jeff Bezos. La naciente industria de turismo aeroespacial está desesperada por vender el viaje como una proeza feminista, lo que está bastante lejos de la realidad
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
Katy Perry, Amanda Nguyen, Gayle King, Kerianne Flynn, Aisha Bowe y Lauren Sánchez, son las mujeres que abordaron la excursión; las protagonistas de los videos e imágenes con titulares como “El primer vuelo espacial tripulado solo por mujeres”, con el cual se busca vender el viaje como una “hazaña feminista”, aunque esto está completamente alejado de la realidad.
Seis mujeres potentadas que dejan un daño irreversible en el medio ambiente, no pueden representar un ejemplo de feminismo, sino más bien de la desconexión social, ambiental y económica que tienen. Ha sido una excursión espacial para que celebridades promocionarán sus proyectos artísticos.
Valentina, la primera en el cosmos
Los medios de comunicación del establishment ocultan que este no es el primer vuelo espacial tripulado por mujeres. Ese honor se lo ganó el histórico vuelo de la nave soviética Vostok-6, el 16 de junio de 1963, tripulada por Valentina Tereshkova, la primera mujer en surcar el cosmos. Durante tres días, orbitó la Tierra 48 veces en solitario.
Este hecho es una verdadera muestra de la carrera espacial de principios de la URSS, una victoria para las mujeres. Tereshkova, de 26 años, había ingresado a los laboratorios, manejo de las naves e investigación en el espacio, en una época en la que las mujeres tenían pocas o nulas oportunidades.
Ella nació en la localidad de Máslennikovo, en la URSS; trabajó en una fábrica de neumáticos y textiles, después estudió ingeniería y empezó sus prácticas de paracaidismo.
En ese momento, las autoridades soviéticas buscaban paracaidistas para entrenar en el cosmódromo, ya que las naves no tenían dispositivo de aterrizaje, y era necesario que el piloto hiciera su descenso sobre el mar. Así fue como ingresó a la Academia de Cosmonautas, en el cuerpo femenino de astronautas. Fue seleccionada entre 400 candidatas para tripular la nave Vostok.
Valentina Tereshkova fue una verdadera astronauta, su viaje fue un hito simbólico, tecnológico y feminista. Su legado no será borrado por deshonestas noticias.
Un feminismo de marketing
La estrategia de Blue Origin, al difundir una foto con apariencia feminista, pretende en realidad crear una cortina de humo frente a la eliminación de las iniciativas de diversidad e inclusión en Amazon de Bezos.
Es un insulto comparar el turismo espacial, disfrazado de feminismo, con las verdaderas mujeres que han luchado por sus derechos y por un lugar en la industria espacial y científica, ámbito que sigue siendo extremadamente machista.
En la década de 1960, la NASA impedía que las mujeres se presentaran a la selección de candidatos, ya que se pensaba que era peligroso. Aunque la historia de las mujeres en el espacio ha estado plagada de aristas, las astronautas y científicas siguieron haciendo historia.
Svetlana Savítskaya, piloto soviética, fue la primera mujer en realizar un paseo espacial y la segunda mujer en viajar al espacio. Permaneció tres horas y 35 minutos fuera de la estación haciendo trabajo de montaje y soldadura.
En la actualidad, el avance de la tecnología es notable, al igual que el sustancial cambio que ha traído la revolución científica. Uno de estos cambios es la resignificación de la participación de las mujeres en estos espacios.
De acuerdo con Simonetta Di Pippo, exdirectora de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior, las mujeres solo representan el 20% de la industria aeroespacial.
“Desde comienzos de la exploración del Universo, las mujeres han trabajado arduamente en desarrollar los conocimientos y tecnologías necesarios. Sin embargo, este esfuerzo no ha recibido el reconocimiento ni la recompensa equivalente a su labor”, anota Elisa Domínguez Álvarez-Icaza, en su artículo ¡Fuera límites! Mujeres en el espacio, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Por tal razón, no se puede tergiversar la historia ni silenciar a las mujeres que sí han jugado un rol en la industria aeroespacial. «Decir que esto es “histórico” mientras se banaliza el pasado es un insulto a quienes sí arriesgaron su vida y su salud para ampliar los horizontes de la humanidad», menciona Spanish Revolution.
Los ricos en cohetes, los pobres con pitillos de papel
El corto vuelo no pasará a la historia por su importancia feminista, sino por su gran daño ambiental. En solo once minutos, generaron al menos 93 toneladas de CO2, emisiones de las cuales habría tardado cada pasajera en producir en más de ocho años.
Asimismo, la fabricación del cohete, las pruebas de lanzamiento, infraestructura y demás emisiones indirectas han registrado más de 358 toneladas de CO2 por cada pasajera, según Lucas Chanel, codirector del Laboratorio de Desigualdad Global de la Escuela de Economía de París.
Aunque Blue Origin menciona que usa hidrógeno líquido como el combustible de las naves, se descubrió, por una investigación de Libération, que gran parte de este hidrógeno es gris y es obtenido a partir de gas natural, con consumo de combustibles fósiles, petróleo y carbón.
Mientras que los trabajadores asumen el cuidado del medio ambiente ─usar pitillos de papel, cepillos de Bambú o dejar de usar sus vehículos─, los multimillonarios realizan viajes aeroespaciales que contaminan 200% más de lo que produce una persona común en toda su existencia.