Sin vejez digna ni salud garantizada, la angustia mental se convierte un problema social
Aída Avella
Un tema que influye mucho en la salud mental es el trabajo. Sin trabajo no hay salud mental. En la audiencia sobre la salud mental en Colombia, el pasado 23 de mayo, en el Congreso de la República, conversaba con una persona despedida de un puesto público, habiéndoselo ganado por concurso, pero después de 18 años, un funcionario de mayor jerarquía la declaró insubsistente y no pudo volver a trabajar.
En el departamento de Sucre, en uno de sus pueblos más pobres, a las mujeres les pagaban 3000 pesos por arreglar una casa en un día. Allí varios habitantes me expresaron “mire nosotros queremos no solamente arreglar casas porque aquí no hay qué hacer ni para maestros, ni médicos y ni enfermeras”. La gente sufre sin trabajo, sufren ver a sus hijos sin futuro.
Las cifras de las afectaciones mentales
Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, del Boletín estadístico mensual ─Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencia¹─, en 2023, se registraron 3145 casos de suicidio, mostrando una tendencia al alza con respecto al año anterior donde se manifestaron 2835 casos, con un incremento porcentual del 10,43 por ciento. De ellos, 19 casos corresponden a niños entre 6 y 11 años, 261 casos son de adolescentes entre 12 y 17 años y 925 casos de suicidio entre jóvenes de 18 a 28 años.
El número de suicidios en menores de edad ha mostrado una tendencia creciente en la última década. Aunque las cifras varían anualmente, cada caso refleja una historia de vulnerabilidad y desesperación que requiere atención. El suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes de 10 a 24 años en algunas regiones del país, lo que subraya la magnitud del problema.
En una universidad que visité, los jóvenes expresaban sus angustias de graduarse y no encontrar un trabajo. La cifras del Ministerio del Trabajo son alarmantes: “En Colombia existen brechas para el acceso de los jóvenes al mundo del trabajo. De 12 millones de jóvenes en edad de trabajar, 22,8 % de la población, cinco millones están ocupados. Uno de cada cinco no estudia ni trabaja”.
El suicidio entre niños y jóvenes en Colombia es un grave problema de salud pública que requiere una respuesta urgente y coordinada. A través de la educación, el apoyo comunitario y familiar, y la mejora de los servicios de salud mental, es posible prevenir esta tragedia. Reconocer la profundidad y complejidad de este problema es el primer paso para desarrollar estrategias efectivas que protejan a nuestra juventud y aseguren su bienestar y desarrollo en un ambiente seguro y saludable.
Vida productiva y estable
Los factores que contribuyen al suicidio juvenil son multifactoriales e incluyen aspectos sociales, psicológicos, ambientales y biológicos. Entre estos, el entorno familiar disfuncional, el abuso (físico, sexual y emocional), la presión académica y el bullying son significativos. Además, condiciones como la depresión, la ansiedad y el uso de sustancias aumentan el riesgo. La situación se agrava en contextos de pobreza y exclusión social, donde el acceso a servicios de salud mental es limitado.
La estabilidad en una familia es el trabajo de las personas que tienen edad para ser productivos. Pero también hablo del sustento para los ancianos. En Marsella, Risaralda, se me acercó un anciano, que casi no podía caminar. Me pidió que le regalara mil pesos. Me pregunté: ¿mil pesos? Con mucho gusto, pero, discúlpeme, para qué quiere mil pesos, y me dijo que para comprar un paquete de calados, se los comía con un vaso de agua.
En Kennedy, localidad de Bogotá, cierto día llegué muy temprano a una reunión donde se me acercó un señor a pedirme para un desayuno; le dije siéntese a desayunar conmigo. Me contó su vida en breve, vivía en la casa con una de sus hijas, pero le daba pena no tener con qué darle algo. Los sábado este hombre sale a pedir una limosna para poder llevar algo a la casa; no tiene pensión ni bien. Como él, tres millones de personas adultas están sin un peso y sin la pensión de jubilación. Estamos ad portas de aprobar la ley de la pensión que a muchos les duele, por poner un pan en la mesa de un pobre. La ansiedad angustia y hasta el suicidio acompañan a las personas mayores.
Hay que atender los requerimientos que nos hace la sociedad: el trabajo es fundamental.
Humanizar las relaciones sociales
Tenemos que humanizar la sociedad colombiana. Pensar más en el otro, tenemos que pensar en los que menos tienen, o no tienen ni derechos. Hay privilegiados que nacieron casi con pensión garantizada y quieren negarles una vejez digna a millones de ancianos, entre estos campesinos pobres que trabajan desde mucho antes del amanecer, con jornadas sin descanso al sol y al agua, labrando la tierra por un pequeño jornal. Todos los días.
A ellos tenemos que hacerles un reconocimiento de su trabajo y preocuparnos por su salud mental, la de su familia y la de sus vecinos. La garantía de derechos, como la pensión y la salud, es el remedio para paliar la salud mental del país.
En medio del tercer debate en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, se aprobó el artículo de la prestación anticipada de vejez que beneficiaría a un gran porcentaje de adultos mayores. En este artículo se dice: “Los afiliados que no estén en el régimen de transición y que cumplan sesenta y dos (62) años de edad si es mujer o sesenta y cinco (65) años de edad, si es hombre después de la entrada en vigencia de la presente ley y que después de hacer uso del sistema actuarial de equivalencias establecido en esta ley, no reúnan las semanas mínimas para acceder a la pensión de vejez del pilar contributivo y que tengan más de 1000 semanas cotizadas, podrán disfrutar de la prestación anticipada de vejez”.
En declaración de la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, al cierre del tercer debate de la reforma pensional, señaló un tema clave para los ancianos de Colombia: “El Gobierno del Cambio le está cumpliendo al país, estamos a un paso de sacar de la pobreza extrema a una gran cantidad de abuelos y abuelas, pero además avanzamos para que pensionarse en Colombia se convierta en un derecho. Con esta reforma buscamos además la equidad, salir de un régimen de competencia y pasar a un sistema de derechos, donde las y los colombianos tengan una verdadera protección para su vejez”.
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https://www.medicinalegal.gov.co/documents/20143/879499/Boletin_diciembre_2023_.pdf