Durante dos días de mayo, La Habana fue el escenario para que trabajadores de diversos países discutieran acerca de la crisis actual del sistema capitalista y los retos para el movimiento sindical en el continente
Alfonso Velásquez
“Una nueva experiencia de la lucha de clases se procesa en todo el mundo, y desde La Habana (Cuba), en el VI Encuentro Sindical Nuestra América (ESNA), nos proponemos ser protagonistas de esta historia y contribuir en la gestación de una ofensiva de los trabajadores y los pueblos para derrotar el régimen capitalista, sumido en una ya larga crisis.
“Ello supone desbaratar la ofensiva liberalizadora del capital contra los trabajadores, la sociedad popular y la naturaleza. Esta ofensiva capitalista utiliza la crisis en curso para ejercer el chantaje sobre los trabajadores y sus familias, sus ingresos y condiciones de vida y trabajo, sobre el medio ambiente y las formas culturales de relaciones cotidianas. El objetivo del capitalismo, en tanto relación de explotación y dominación, es reproducir esas condiciones materiales”, dice un aparte de la declaración del encuentro de La Habana realizado los días 3 y 4 de mayo.
Con la participación de 380 delegados de 27 países se llevó a cabo la reunión con el propósito de debatir aspectos como: la crisis actual del sistema capitalista y los retos para el movimiento sindical en el continente; la agenda sociopolítica del movimiento sindical, integración de los pueblos, lucha antineoliberal y antiimperialista; y el fortalecimiento de las organizaciones sindicales para el desarrollo de su agenda sociopolítica.
El evento fue instalado por Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba, quien se refirió a la necesidad de fortalecer la solidaridad con el proceso venezolano, rechazó el bloqueo a Cuba, se refirió a los cambios positivos y a las dificultades en el proceso revolucionario.
Después, Salvador Valdés, ex secretario de la CUT e integrante del Secretariado Ejecutivo del Partido Comunista Cubano, leyó una nota de Raúl Castro, presidente de Cuba, en la que brindó un saludo de bienvenida a los delegados al evento. Se hicieron minutos de aplausos en recordación de Igor Urrutikoetxea de la Central Vasca LAB, de Gabriel García Márquez, y a la memoria de Hugo Chávez Frías.
Se hicieron saludos a los procesos políticos que avanzan en Chile, El Salvador y Costa Rica, así como a las huelgas en Paraguay, Perú y al proceso de diálogos que se adelanta en Cuba entre las FARC-EP y el Estado colombiano.
La jornada de la mañana culminó con llamados a defender los procesos en Bolivia, Brasil y Uruguay, naciones en donde habrá elecciones en 2014, y a respaldar el proceso de revolución bolivariana que lidera Nicolás Maduro, condenando a quienes a nombre del sindicalismo han apoyado a la burguesía terrorista y acaparadora.
Sesionaron cuatro comisiones de trabajo, cuyas conclusiones fueron leídas en reuniones plenarias. En la declaración final se precisó que en el presente período el ESNA decididamente tendrá dos objetivos: la defensa de la revolución bolivariana y el apoyo a los diálogos de paz que se desarrollan entre las FARC-EP y el gobierno colombiano.
Para ello, ha llamado a una movilización continental para el próximo 2 de agosto, con tareas concretas en cada nación, como un aporte al desarrollo de la región y a lograr sortear de mejor manera la crisis sistémica del capitalismo que está lejos de resolverse.
Se amplió el coordinador a 18 integrantes entre los cuales se aprobó que el ESNA capítulo Colombia estará representado y una coordinación ejecutiva que continuará la tarea de construir unidad de acción en toda la región para rechazar la amenaza imperialista, mejorar la participación de la clase obrera y los trabajadores en el desarrollo de procesos alternativos en dirección a mejorar la vida de todos los pobladores de la región.
Aprender de las experiencias
En otro de los apartes de la declaración final los trabajadores dicen: “Mucho es lo que tenemos para aprender de Cuba, pero también la revolución cubana reaviva su proyecto emancipador con cambios que reafirman su camino, al tiempo que estudia y analiza la experiencia de cambio político en la región latinoamericana y caribeña.
“En primer lugar se destaca la recreación en el imaginario popular de la lucha por el socialismo que nos trajo la propuesta venezolana del socialismo del siglo XXI, o la boliviana del socialismo comunitario, el aporte de Nicaragua con el modelo revolucionario, cristiano, socialista y solidario.
“También emergen nuevas formulaciones, tales como el camino de la democratización comunitaria que aporta Venezuela para desafiar el orden contemporáneo y la amenaza imperialista sobre su proceso político y social de transformación y emancipación; o aquellas recogidas en los textos constitucionales, tales como el ‘Vivir Bien’ en Bolivia, o el ‘Buen Vivir’ en Ecuador, que necesitan ser enriquecidos desde esas experiencias y más allá, para articular la recuperación del imaginario indígena, originario, campesino, con el proyecto nuestro americano por el que lucharon los libertadores, claro en las condiciones del desafío a que nos enfrentamos en este siglo XXI.
“En ese marco vale mencionar cuantiosas experiencias que abonan el cambio político con diversa participación de los trabajadores, los pueblos, las organizaciones sociales y políticas para hacer avanzar el proyecto anticolonial, anticapitalista, antiimperialista, contra el patriarcado y la discriminación racial y de género. Son las luchas populares en nuestros países las que generaron condiciones para que la izquierda asuma gobiernos, o sea parte de ellos, o que dispute en el plano institucional la agenda obrera, campesina, de las mujeres y jóvenes, de las minorías varias, del pensamiento y la cultura.
“Desde la riqueza de la diversidad de nuestros procesos en Nuestramérica se avanzó como nunca en la integración y aun con las diferencias y matices, sobresalen la Celac y Unasur, como novedosos proyectos que intentan el objetivo integrador sin presencia de Norteamérica.
“Nuestro tiempo se define por la confrontación de dos proyectos: el de la dominación imperialista vía liberalización de la economía, con flexibilización, precariedad salarial y laboral y súper explotación de la Naturaleza, y el de los procesos de lucha de trabajadores y los pueblos en el intento de hacer realidad la emancipación social, proyecto de varias generaciones en la historia y que hoy nos proponemos hacer realidad”.