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Saludamos el nuevo acuerdo de paz suscrito

Declaración del Partido Comunista Colombiano

Marcha por la paz. Foto Carolina Tejada.
Marcha por la paz. Foto Carolina Tejada.

La firma del nuevo acuerdo es un paso en firme para su refrendación por el Congreso de la República, que marcará el día D del proceso que sigue. Se supera un primer momento de indefinición, marcado por la contraofensiva de la ultraderecha en su intento de echar atrás lo alcanzado. Se abre una puerta al avance político y social implícito en su contenido.

El Gobierno nacional adquiere un inmenso compromiso, no solo para la refrendación con sus mayorías parlamentarias sino para la aprobación de la ley de amnistía e indulto, primer punto de lo establecido en el cronograma de implementación. Vendrán otros escalones necesarios para el tránsito a las zonas veredales y los procedimientos hacia la dejación de armas, la normalización y la reincorporación ciudadana y territorial.

Es fundamental la preservación del cese al fuego bilateral y definitivo, con la supervisión del mecanismo de monitoreo y verificación tripartito, presidido por la ONU y la movilización vigilante del movimiento popular. Las reformas para la apertura democrática, la política agraria integral, la sustitución de cultivos con proyectos alternativos, la restitución de tierras a miles de despojados son nuevas tareas que exigen solidaridad, apoyo y organización.

Pero la responsabilidad del Gobierno va más allá del cronograma previsto. La condición básica es la defensa la vida, frente a las oleadas de asesinatos selectivos, sistemáticos, nacionalmente coordinados y de clara motivación política sobre activistas de la paz, especialmente de Marcha Patriótica y de la Unión Patriótica. La pretensión de la Fiscalía y del Gobierno de atribuir sesgadamente a otras causas estos crímenes es una distorsión absurda del contexto en que están ocurriendo. El Estado tiene todas las herramientas pero debe tener también la voluntad de impedir nuevas muertes.

El compromiso de la no repetición y del nunca más ante el paramilitarismo y la “guerra sucia” es una condición del acuerdo que marca una alianza estratégica con objetivos concretos, precisos e irrenunciables e implica una diferenciación clara con quienes se han opuesto a esta solución política, resultado del diálogo y del acuerdo revisado. El papel de los países garantes y acompañantes ha sido y seguirá siendo una garantía. Pero la carga principal recae en la unidad, la persistencia, la lucha y a movilización del pueblo.

El reto de impedir el retorno al pasado exige de las fuerzas de la izquierda actuar unidas consecuentemente en esta coyuntura y en la perspectiva de un gobierno democrático, en cuyo programa un eje central sea el cumplimiento y consolidación del acuerdo de paz en todas sus dimensiones y consecuencias. Para avanzar en tal dirección será necesaria una mayor pedagogía de la paz, de los derechos democráticos, de las reivindicaciones populares, de la formación política y de la unidad para la más amplia convergencia por el cambio.

Partido Comunista Colombiano

Bogotá, 25 de noviembre de 2016.

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