viernes, marzo 29, 2024
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Región Caribe: El fracaso de un modelo empobrecedor

Libardo Muñoz

En Colombia se entiende por Región Caribe la amplia franja de territorio comprendida desde la cordillera occidental y central hasta las playas del Mar Caribe. La Región Caribe colombiana es de las más atrasadas del país. Los indicadores de empleo, seguridad alimentaria, educación, inclusión y desarrollo en el Caribe están muy por debajo de los promedios nacionales.

Muelle de Puerto Colombia, construido a finales del siglo XIX. Destrucción de un monumento histórico por la negligencia oficial.
Muelle de Puerto Colombia, construido a finales del siglo XIX. Destrucción de un monumento histórico por la negligencia oficial.

La extensión territorial del Caribe es de 132.288 km2, es decir el 11.6% de la superficie de Colombia. La población de esta parte del país, según censo de 2010, es de 9.7 millones de habitantes. La densidad poblacional es de 72 habitantes por kilómetro cuadrado.

La Región Caribe de Colombia está compuesta por siete departamentos continentales: Guajira, Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Magdalena y Sucre y un departamento insular, San Andrés. El 15.7% de la población del Caribe colombiano es afrodescendiente, 6.8% indígena y 77.5 carece de pertenencia étnica.

En 2007 el Producto Interno Bruto por persona en el Caribe era de 4.0 millones de pesos. La zona continental de la Región Caribe tiene 1.600 kilómetros de litoral y el área de mar es de 536.574 km2.

Los departamentos de Atlántico y Bolívar concentran el 50.9% del PIB regional pero la principal ventaja competitiva de la región es la internacionalización de las empresas a los mercados externos y su rica reserva medioambiental.

El sociólogo colombiano Orlando Fals Borda está considerado como el pionero en las investigaciones sociales sobre la Región Caribe y en asumir la definición de un área geográfica con vida y características propias. También se le reconoce a este intelectual el hecho de insistir en una crítica de las deplorables condiciones socioeconómicas de la región donde él mismo nació. Su fallecimiento priva a Colombia de una de las mentes más esclarecedoras de la cuestión caribeña.

La Región Caribe de Colombia con la enorme suma de desigualdades sociales que hoy la agobian debe someterse, según Fals, a una construcción conveniente de nación, con equilibrio regional, a una revisión que la acerque a los cambios inducidos por la densidad poblacional, “reconocer que los límites formales de las entidades territoriales no pueden ser eternos o intocables, como lo cree la clase política”.

Desde 2010 se viene insistiendo en un proyecto para que la Región Caribe obtenga autonomía política y administrativa, sin depender de un gobierno central.

Para el 10 de octubre de 2010 estuvo prevista una consulta para obtener el respaldo ciudadano sobre la autonomía regional. Se usó la fecha del 14 de marzo de 2010 para esa consulta, en medio de elecciones legislativas y la “papeleta caribe” obtuvo 2.502.726 votos, con los cuales se invitó al Congreso de la República a que haga una ley orgánica que “instituya un ente territorial autónomo que abarque toda la región, dentro de la Constitución Política del país”. La región Caribe colombiana es hoy escenario de la injusticia social que excluye a una población multiétnica, de manera especial en lo rural, mediante el despojo de la tierra y la implantación del latifundismo. En la Región Caribe, se aplican como en el resto del país, las fórmulas neoliberales que lo convirtieron todo en leyes de mercado que crean ruina para los débiles sin distinción de grupos étnicos que, pese a todo, tienen una interactuación notoria. El discurso de “Región Caribe” no ha pasado de ser un recurso de políticos conectados con la corrupción reinante en el sistema bipartidista del “frente nacional”, que ha hecho de Colombia una nación al borde del fracaso como Estado.

Los movimientos culturales de la región Caribe andan distraídos en la cuestión racial, cuando el debate debe dirigirse a cuestionar las políticas estatales que ferian sus recursos naturales entre las potencias afiliadas al proyecto corporativo del imperialismo guerrerista, que dejan a su paso desolación y despojo, marginamiento y hambre.

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