lunes, junio 2, 2025
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Reforma agraria: avances significativos en el Magdalena Medio

En Barrancabermeja, el presidente Gustavo Petro entregó 4.574 hectáreas a comunidades campesinas históricamente afectadas por terratenientes, agenciados por paramilitares, narcotraficantes y élites políticas

Juan Camilo Delgado Gaona

La expansión paramilitar en el Magdalena Medio, desde inicios de la década de 1980, significó la desposesión violenta de la tierra con la pretensión de integrar este vasto territorio a la hegemonía del extractivismo, además de debilitar los procesos organizativos agrarios.

La concentración de la tierra para la ganadería, los monocultivos de palma de aceite y la minería en la región se materializó en la expropiación, el exterminio y desplazamiento forzado del campesinado.

El poder terrateniente arremetió contra la territorialidad agraria de la región, arrojando a miles de campesinos a la pobreza extrema y a la necesidad de reconfigurar sus formas de subsistencia.

La proletarización del campesinado favoreció la economía extractiva, pues además de la apropiación de grandes extensiones de tierra, la explotación de la fuerza de trabajo estuvo atravesada por condiciones deficientes de seguridad laboral y remuneración salarial.

Hoy la apuesta central del gobierno de Gustavo Petro es precisamente devolver al campesinado la tierra arrebatada, dignificar su labor y hacer de Colombia una potencia en la producción sostenible de alimentos.

Los desafíos son tan grandes como los pasos de la reforma agraria que avanza en el país y la región del Magdalena Medio. El pasado 23 de mayo, en Barrancabermeja se desarrolló un importante evento regional alrededor de la entrega de más de cuatro mil hectáreas de tierra a comunidades campesinas.

Acto de entrega de tierras en Barrancabermeja, Santander. Foto Ana Milena Velandia

Un nuevo aliento en la reforma agraria

La reforma agraria, proceso para la construcción de paz y la dignificación del campesinado, tuvo en la región del Magdalena Medio un nuevo aliento: la entrega de 4.574 hectáreas.

El acto central estuvo presidido por el presidente de la República, Gustavo Petro, la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, el director de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), Felipe Harman, la directora de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), Amelia Pérez, y la directora de la Unidad para las Víctimas, Gloria Cuartas.

Del total de las hectáreas mencionadas, más de tres mil corresponden al Fondo para la Reparación de las Víctimas y más de 500 recientemente recuperadas por la ANT y la SAE en el municipio de Cimitarra. Parte de los predios provienen de la extinción de dominio de antiguos jefes paramilitares.

“Fincas de Tomate, de Macaco, de familiares de Otoniel, ocupadas ilegalmente por grandes señores de la tierra de esta región, que posaban de legalidad en los comités de ganaderos”, señaló Harman.

Más de 1.500 personas de distintos procesos agrarios de la región se congregaron en Barrancabermeja también para reafirmar su participación activa en las transformaciones sociales que demanda el país.

La reforma agraria se manifestó una vez más, no como un proceso exclusivo de la articulación interinstitucional del Gobierno nacional, sino como un proceso de alianza popular e institucional, donde la acción colectiva del movimiento agrario es decisiva en su defensa.

El río y sus afluentes ordenan nuestro territorio

La ministra Martha Carvajalino resaltó el ordenamiento de la región alrededor del agua: “Nuestro territorio lo ordena el río y sus afluentes”. Hizo énfasis en la protección gubernamental de las ciénagas y los playones para las y los pescadores. Saludó además los históricos procesos de resistencia obrera y campesina de la región del Magdalena Medio, donde “el gobierno de Gustavo Petro ha decidido anclar el inicio de la reforma agraria”, añadió la ministra.

Igualmente, Carvajalino expresó que “no solo se trata de redistribuir la tierra a quien no la tiene, se trata de recuperar, de restituir y de quitarle a las fuerzas del acaparamiento las tierras que eran del campesinado y que hoy el gobierno de Gustavo Petro las devuelve en un acto de justicia agraria”.

Finalizó destacando que nuestro país será anfitrión de la Segunda Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural en febrero de 2026, en la que la experiencia del campesinado de la región será clave para hablar de reforma agraria ante el mundo.

“Porque de la reforma agraria depende la lucha contra el hambre y la pobreza, depende la lucha para hacer de la producción, sostenible y resiliente ante el cambio climático, porque de la reforma agraria depende la paz en Colombia”, agregó la ministra.

Un campo poblado de luciérnagas

El presidente Gustavo Petro inició su intervención haciendo referencia a la alianza político-militar que en la década de 1980 se gestó en el sur del Magdalena Medio, preludio de un genocidio campesino ejecutado por los paramilitares financiados por narcotraficantes y entrenados por militares de Israel.

“Sus técnicas militares se aprendieron de un gobierno y un mando militar genocida. Eso fue lo que enseñaron, el genocidio en Colombia”, señaló el presidente.

Llamó a la construcción de una gran confederación de cooperativas de pescadores del río Magdalena: “Que pasen de usar una canoa y una atarraya, y empiecen a usar refrigeradores para la pesca y barcos más grandes, y lugares donde sembrar cuando no hay subida”.

Ante el desplazamiento forzado del campesinado, evocó una anécdota personal con las luciérnagas, afirmó su esperanza de ver al Magdalena Medio como un “campo lleno y poblado de luciérnagas, de las luces de las casas campesinas que produzcan allí los alimentos… No hay nada como caminar en una tierra llena de luciérnagas, acompañadas por ellas es mágico”.

Para Gustavo Petro, la entrega de las más de cuatro mil hectáreas de tierra no es más que la devolución a sus genuinos poseedores. Una forma de reparación del genocidio que enfrentó el campesinado en la región. Señaló al director de la ANT la necesidad de que los antiguos bienes del narcotráfico pasen al campesinado, aludiendo a la Hacienda Nápoles en Puerto Triunfo, Antioquia.

“Queremos un campesinado que levante la bandera de la nación, si el campesinado no levanta la bandera de la nación, no hay nación”, agregó el presidente.

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