En lo que va corrido de este año, 12 activistas han sido asesinados en el país.
Ramón Eduardo Acevedo Rojas, defensor de derechos humanos, fue asesinado el pasado lunes 6 de junio a las tres de la tarde en la puerta de su casa, en el barrio El Chagualo en la comuna 10 de Medellín, por un sicario que se bajó de un automóvil y le disparó a quemarropa. La Policía ya capturó al presunto homicida.
El Comité de Derechos Humanos para la Construcción de Paz, del que Acevedo hacía parte y fue precursor cuando ayudó a fundar la Mesa de Derechos Humanos del Valle de Aburrá, expresó la tristeza por la muerte del líder comunitario en un comunicado.
En el mensaje publicado en Facebook, se hizo un llamado a rechazar que la violencia “siga arrebatándole la vida a quienes se han dedicado a defender nuestros derechos”. Además se aseguró que se le haría seguimiento al caso.
James Zuluaga, coordinador del Comité, le dijo al periódico El Colombiano que Acevedo estaba amenazado por las denuncias que había hecho sobre las extorsiones en la ciudad. Para el 2015 este delito significó ingresos aproximados de $9.244 millones a los grupos criminales en la capital de Antioquia, según el estudio “Economía, rentas criminales y políticas públicas en Medellín”, del Grupo de Macroeconomía Aplicada de la Universidad de Antioquia.
La muerte de Acevedo coincide con el aumento de hechos victimizantes contra defensores de derechos humanos que desde el 2015 distintas organizaciones como la ONU, el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) e instituciones oficiales han denunciado.