Pablo Oviedo A.
Recuerdo cuando aún era muy niño
y no había luces en mi pueblo.
y hoy miro hacia el cielo y son las mismas
estrellitas que un día vi.
Regálame un abrazo como hermano,
tú, que vienes desde lejos;
y dale gracias al Dios del cielo,
porque hoy llegaste hasta aquí.
Al escuchar los versos de esta estrofa en la lejanía, mi corazón se estremeció al darme cuenta de que, como nunca antes, Puerto Boyacá que estaba tan estigmatizada y sufrida por culpa de una violencia infame que personajes aviesos y crueles sembraron en su suelo, hoy esta pequeña y bella ciudad volvía a ser grande, linda, deseable, querible, como en la hermosa trova cubana.
Ahora, en Puerto Boyacá esplenden los fantásticos y alegres alumbrados navideños. El día de inauguración de los mismos este año 2025, fue espectacular: llegaron visitantes de otras regiones que fueron avisados del majestuoso espectáculo que se llevaría a cabo, llegaron y se maravillaron con él, sorprendidos por los disímiles cromaturas de las luces, por las formas de los juegos artificiales lanzados hacia las alturas. Niños, adolescentes, adultos, viejos y ancianos se gozaron esa puesta en escena que, por varios minutos los puso a soñar con algunos escenarios del paraíso.
Pero no solo en torno a los alumbrados navideños ha habido cambios, también en la mentalidad política de los porteños. Es de recordar que, en el año 2018 la votación del progresismo fue de más de dos mil votos y en el año 2022 subió a más de siete mil votos y en la consulta interna del Pacto Histórico, signos que muestran los vientos de cambios, respeto y democracia, que soplan en estas latitudes.
La ruta de la paz ambiental
Se suma la alegría, la complacencia y la felicidad de las asociaciones de campesinos con la entrega de tierras de que ya han sido beneficiarios. Y a ello, sumemos que el pasado 29 de noviembre del año ene curso, se realizó en Puerto Boyacá el Primer Encuentro de Escritores por la paz, el cual incluyó la marcha de los escritores por la ruta de la paz ambiental, dicho recorrido partió desde el Monumento a las víctimas de las autodefensas unidas de Colombia, que se erige en el parque principal llamado Jorge Eliecer Gaitán porque allí, altivo y digno está el busto de este prócer del pueblo, luego la caravana se dirigió la laguna de Palagua.
Fueron aproximadamente cuarenta minutos de recorrido, durante el cual se divisaron bellos paisajes naturales que se entrelazaban con los machines de los campos petroleros de la región. Luego los escritores invitados y participantes llegaron a un sitio espléndido en el que se pudo disfrutar de un ambiente familiar, se trató del Restaurante Las delicias de Palagua, atendido por sus propietarios Dora y Eduard; más tarde, el recorrido continuó por el espejo de agua de La Laguna, en el que los paseantes pidieron reconfortar la vista con el avistamiento de aves y de diversos animales propios de la región.
También pudieron observar las ruinas de lo que un día fue la grande y famosa edificación llamada La isla de la fantasía, erigida por Pablo Escobar y en la que él y sus amigos se gozaban los fines de semana. El sitio contó hasta con un helipuerto, lo que facilitaba que el dueño y sus amigos pudieran llegar y marcharse de forma rauda.
Libros, poesía y pueblo
El Primer Encuentro de Escritores por la paz, se llevó a cabo en el segundo piso del Club Mansarovar; hubo bastante afluencia de público y se contó con reconocidos escritores y poetas nacionales, entre ellos: León Valencia, quien hizo lanzamiento de su nuevo libro La vida infausta del negro Apolinar.
el Poeta Duván Carvajal, quien con su recital de poemas, hizo eclosionar un ambiente especial; el escritor y poeta Zabier Hernández, que también deleitó a los asistentes con sus poemas de corte posmoderno; también estuvieron como oferentes en el evento el sociólogo y escritor Luis Eduardo Celis y el escritor Pablo Oviedo A, que presentó su novela A orillas del Caribe.
Así que, Puerto Boyacá, estigmatizada durante muchos años como la capital de antisubversiva de Colombia, ha empezado a lucir nuevos ropajes: los de la paz, el progreso, la comunión con la poesía, el arte y los nuevos cambios sociopolíticos.
Se empezó a colocar los cimientos para que Puerto Boyacá se le llame con justicia la capital de la paz de Colombia, nadie hubiese creído ni imaginado que en el lugar donde nació la violencia paramilitar, hubiese sido posible que irradiaran las voces que le trabajan con entusiasmo, fe y tesón al progresismo, a la poesía, a la palabra que se unta de paz, de amor, de reconciliación y de fiesta comunal.
Hoy, se demarca otra historia y el progreso le sonríe al digno, bello y pujante municipio de Puerto Boyacá. Sin duda son vientos de navidad y de cambios progresistas.







