La intención es muy buena, en apariencia, pero en la esencia de las cosas se perderán los procesos de industrialización históricos para reemplazarlos por una reindustrialización en manos del capital transnacional y del capital nacional

Nelson Fajardo
Por la densidad del documento sobre el Plan Nacional de Desarrollo 2015 a 2018, nos referiremos solo a temas tan cruciales, tales como la inversión de capital y la inversión en lo social. En esta oportunidad, trataremos el tema de la inversión de capital. Al respecto, el documento del gobierno dedica un espacio amplio y significativo al tema, más exactamente, en las llamadas “Estrategias Transversales” del capítulo quinto.
Recordemos que el documento afirma en la Introducción que “El propósito del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018: Todos por un nuevo país, es el de construir una Colombia en paz, equitativa y educada, tal y como la anunció el presidente Juan Manuel Santos en su discurso de posesión, interpretando el sentir del pueblo colombiano. La paz, la equidad y la educación conforman un círculo virtuoso”[1. DNP: Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2014 a 2018, página 2.]. Igualmente señala que “Colombia tiene ahora una oportunidad única de romper con su legado histórico de conflicto. Si se consolida la paz, las posibilidades de desarrollo de Colombia en otras dimensiones se potencian”[2. Ibídem.]. Es un desarrollo que exige altas inversiones, que se exponen en las mencionadas “Estrategias”.
Objetivos: Productividad y “capas medias”
En esa dirección, el PND asegura que hay 2,3 billones de pesos que se destinarán para proyectos en Ciencia, Tecnología e Innovación (CT+I). Desde luego que esos recursos proceden de una inversión que está en 28,8% del Producto Interno Bruto (PIB) de 2014 y llegará al 30,5% del PIB de 2018. Ascender hacia el progreso requiere tener en cuenta las estrategias transversales, tales como la competitividad, entendida también ligada a avances económicos y sociales, así como al crecimiento de las empresas y el emprendimiento para generar empleos formales de calidad y la consolidación de la “clase media”.
La productividad del trabajo, cuya media anual en 2013 en América Latina fue de 1,1%; mientras que en Colombia la Productividad Total de los Factores (PTF) obtuvo una tasa de crecimiento promedio anual de 0,26%, a través de los sectores que generan servicios, incluidos las finanzas y las comunicaciones. En esta dirección, no hay que negar la necesidad de diversificar la oferta exportadora y elevar las capacidades de innovación y absorción tecnológica de las empresas colombianas para fortalecer el centro empresarial, encargado de impulsar, en compañía del Estado, la Política de Desarrollo Productivo (PDP).
El objetivo general es incrementar la productividad de las empresas colombianas a partir de la sofisticación y diversificación del aparato productivo. La sofisticación, entendida como el incremento en la innovación por aumento de las capacidades tecnológicas y del conocimiento vinculado a la producción, propiciará dinámicas empresariales en donde se impactará tanto a empresas de bajas capacidades como a grupos empresariales consolidados. Por su parte, la diversificación de la oferta productiva de bienes y servicios del país permitirá conquistar mercados y aprovechar los acuerdos comerciales.
La PDP requiere tener en cuenta las necesidades de las empresas, consideradas centro de gravedad del desarrollo productivo; diferenciación y especialización de las regiones en función de sus ventajas comparativas y competitivas; la internacionalización articulando el aparato productivo nacional con los mercados globales; ubicar el consumidor nacional para fortalecer los mercados globales; estimular el talento humano para el desarrollo productivo y criterios de desempeño, monitoreo y evaluación.
¿A quién favorece la Política de Desarrollo Productivo?
Lo primero que salta a la vista es que hay un porcentaje de PIB dedicado a la expansión de la inversión del 30,5% del PIB a 2018, a lo que se agrega un crecimiento de PIB anual del 4,5%, porcentaje que, siendo beneficioso, empieza a dar muestras de agotamiento, después de haber dado cuenta de una buena dinámica agroexportadora, que entre 2011 y 2012 hizo pasar las reservas de 3.800 millones de dólares a 11.500 millones de dólares en 2012. Fue un salto grande que mostró que todavía hay enormes posibilidades de avanzar.
Ahora bien, ¿hacia dónde se orienta la inversión?
Se observa, a partir de lo señalado anteriormente, que los dos billones trescientos mil pesos a transferir a niveles superiores de estudio abren espacios a la inversión, considerado el componente de mayor estuche. La inversión se hará en Ciencia, Técnica y Tecnología (CTT), a partir de iniciativas programáticas que tengan en cuenta la articulación entre CT+I, que sirva para estudiar y dar cuenta de la forma como se pretende la focalización, para reducir costos de producción y se obtiene la posibilidad de promover, desde ahora, la diversificación de la producción.
Pero lo esencial de esa política consiste en entregar el país a las transnacionales, pero con previos arreglos y ajustes físicos en la actividad productiva. Actividad que pasa por serias dificultades de obsolescencia.
Los hechos señalados se complementan con la necesidad urgente para alcanzar una especialización inteligente, que suponemos, la integre a propuestas de alto nivel y logre mayores niveles articulación en lo nacional, como en lo internacional. Al mismo tiempo, se quiere que el PDS obtenga una buena gerencia, evaluación y monitoreo.
En síntesis, la intención es muy buena, en apariencia, pero en la esencia de las cosas se perderán los procesos de industrialización históricos para reemplazarlos por una reindustrialización en manos del capital transnacional y del capital nacional, quienes estarán festejando esa alianza hecha de espaldas al interés nacional y favoreciendo la alianza estratégica de los dos capitales mencionados. A ese alcance, se unirán los medianos y pequeños capitales, que serán quebrados, para favorecer el modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal.