Se propone una reflexión sobre la paz como un asunto que, aunque tiene momentos de ruptura, retrocesos, estancamientos o avances, también tiene hilos de conexión y continuidades más allá de quienes la lideran en determinada coyuntura o época
Zabier Hernández Buelvas
Hay una tendencia en desligar el actual momento de Paz Total que impulsa el gobierno del Pacto Histórico liderado por Gustavo Petro y Francia Márquez de los otros momentos que ha vivido el proceso de paz en Colombia. Intentan deshacer la búsqueda por este propósito que ha emprendido el pueblo colombiano en distintas épocas y etapas. Cada momento es diferente, no hay moldes y mucho menos, ciclos precisos ni iguales, pero hay una línea histórica que atraviesa toda la experiencia en cada coyuntura donde le pueblo ha intentado la paz con justicia social.
No se debe confundir las particularidades de cada proceso con la discontinuidad de un esfuerzo que conserva hilos conductores, puntos convergentes y experiencias que alimentan cada ciclo, cada coyuntura y cada esfuerzo particular. El diálogo y negociación con el Ejército de Liberación Nacional, ELN, con la Segunda Marquetalia, con el Estado Mayor Central Farc-EP, con el Ejército de Liberación Popular, EPL, con el “Clan del Golfo” y las Autodefensa Conquistadoras de la Sierra Nevada, con las bandas delincuenciales en Buenaventura y Medellín, tienen aspectos inéditos que identificaremos, pero a la vez conservan una línea histórica de comportamiento por la búsqueda popular y social centrada en la paz con justicia social.
Una línea del tiempo
1953, se firmó el proceso de paz entre las guerrillas liberales de los Llanos Orientales en el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla; 1981, Julio César Turbay, creó una comisión de paz para iniciar conversaciones con la guerrilla de las Farc-EP; 1982, Belisario Betancur, inició una negociación de paz con las Farc-EP y firma la amnistía con el M19; 1984 Belisario Betancur y las Farc-EP firman los Acuerdos de Cese al Fuego, Paz y Tregua en La Uribe Meta; 1988, el presidente liberal, Virgilio Barco, inicia dos diálogos, uno con las Farc-EP y otro con el M-19.
1990, el gobierno de Barco firma un acuerdo de paz con el M-19 que entrega las armas, se reintegra a la vida civil y se convierte en una fuerza política; 1991, El presidente César Gaviria desarrolla conversaciones con las Farc-EP, el ELN, el EPL, Quintín Lame y el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT. Estos tres últimos firmaron la paz y se desmovilizaron convirtiéndose en fuerzas políticas; 1993, en negociaciones con Cesar Gaviria firman un acuerdo de paz con una disidencia del ELN, la Corriente de Renovación Socialista, se reintegran a la vida civil y entregan las armas.
1998, el presidente Ernesto Samper desarrolla diálogos con el ELN; 1999, Andrés Pastrana, presidente elegido, en medio del militar Plan Colombia, inicia negociaciones con las Farc-EP, se da el despeje de 48 mil metros cuadrados en la región del Caguán y los llanos del Yarí; 2002, Álvaro Uribe, quien relanza el Plan Colombia como Plan Patriota, en medio de una feroz ofensiva militar inicia diálogos con el ELN en Cuba; En 2004, 2005 y 2007, hubo nuevos intentos.
2012, cumplida una fase secreta, el presidente Juan Manuel Santos y las Farc-EP firmaron un acuerdo marco como hoja de ruta para avanzar en negociaciones de paz. El proceso culmina cuatro años después con la firma de los seis puntos del Acuerdo de Paz firmado en 2016.
2022. El presidente Gustavo Petro lanza su iniciativa de Paz Total que esta en pleno desarrollo con todos los grupos armados y en los territorios de mayor afectación por el conflicto.
Del debate académico a lo real concreto.
El debate planteado por diversos autores pazologos, desde las reflexiones primeras de Johan Galtung (1990, 1996), de Vicent Fisas (1998) y la introducción de los conceptos de paz negativa y paz positiva; también las caracterizaciones de paz imperfecta (Muñoz, 2004) y otras concepciones mas pragmáticas que se centran en los pasos concretos de un proceso de paz, es decir, la firma, la dejación, la reincorporación y los acuerdos.
En un criterio de experiencia y aprendizaje, la construcción histórica del concepto de paz con justicia social nos permite superar este debate académico y nos lleva al problema verdadero y concreto de la paz en esta época, es decir, la crítica y superación del modelo neoliberal capitalista de inequidad, explotación y desigualdad.
Esta línea histórica de paz con justicia social es el sustento esencial de todos los intentos y esfuerzos de paz emprendidos, desde una perspectiva social, progresista, de izquierda y popular de masas. Plantear la justicia social como columna vertebral histórica de la paz es clave, no solo para entender el proceso histórico de esta construcción, sino también para diferenciar las concepciones de paz que han querido imponerse desde los poderes, como lo son la pax romana o pax augusta basada en el poder de las armas del Estado o del gobernante, en la que las armas imponen la paz y el perdedor en la guerra se somete.
La paz de los sepulcros (Jorge Volpi. 1968) en la que el proceso y el resultado final se basa en el silencio de los muertos y de los vivos, es como echarle tierra a los muertos y a la verdad, y sobre esa tierra edificar una paz mentirosa e irreal que termina devolviéndonos a la guerra. La paz como rendición y sumisión, y la paz del silencio de los fusiles, que puede terminar la confrontación armada (no siempre sucede), pero profundiza la desigualdad y la exclusión.
La paz con justicia social es la única que nos puede llevar a una paz duradera y definitiva porque parte de reconocer los factores reales de la guerra, que son la desigualdad y la exclusión social, política, económica y cultural. En este sentido, la Paz Total se encamina en esta perspectiva, porque a la vez que dialoga y negocia, también avanza en las grandes reformas y cambios que nos deben llevar a un estado aceptable y digno de justicia social para las grandes mayorías excluidas.
Así entonces, la reforma laboral, pensional, de salud y el cumplimiento e implementación punto uno del Acuerdo de Paz firmado en 2016, se constituyen en la esencia y sustento del Paz Total. La justicia social une y liga los anteriores procesos con el actual. Hay una línea histórica que revitaliza cada proceso.
Lo nuevo que aporta la Paz Total
Cada proceso, siendo continuidad histórica, con reveses y avances, conserva en cada momento y época sus propias características y aportes nuevos. ¿Qué aporta de nuevo la paz total?
Primero, precisamente recupera para el movimiento social y popular en lucha por la paz, la premisa esencial de la justicia social como dinamizadora. Las reformas, los cambios, la transición energética, la reforma tributaria progresiva, la distribución de tres millones de hectáreas a campesinos sin tierra.
Segundo, establece un horizonte complejo, pero no imposible, de totalidad. Totalidad en cuanto a todos los actores armados y los factores de poder económicos y políticos, internos y externos que intervienen en el conflicto. Pero también de totalidad en cuanto a una participación de todo el pueblo y todos los territorios en el proceso.
Por último, aporta una nueva experiencia de desarrollo de múltiples y diferenciados procesos, llevados simultáneamente avances diferenciados, en una especie de competencia virtuosa que al final debe arrojar un cuadro general de paz total.
En esta competencia virtuosa el acuerdo con el ELN logrado en La Habana lidera el cuadro general con un cese bilateral de fuego que se visiona posible y creíble, con mecanismos de verificación y protocolos que dan garantías a las partes y confianza a la sociedad.
La Paz Total entendida como paz con justicia social, con la participación del pueblo como primer aliado, es viable, posible y necesaria.