viernes, abril 19, 2024
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Nueva Caledonia: «Se ha abierto un proceso de descolonización por etapas»

Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur, busca su independencia de Francia. Sin embargo, las últimas elecciones, este 11 de mayo, dieron la mayoría a la derecha antiindependentista. Análisis.

Cierre de la campaña electoral del Partido del Trabajo de Nueva Caledonia (independentista de izquierda)
Cierre de la campaña electoral del Partido del Trabajo de Nueva Caledonia (independentista de izquierda)

Angela Bolis
Le Monde.fr

En el acuerdo de Numea, en Nueva Caledonia, de 1998, se estableció un referendo de autodeterminación sobre la independencia, previsto entre 2014 y 2018, y se inició la transferencia de competencias. Dado que el proceso de descolonización está en marcha, hoy en día, la «roca» ya es responsable en gran parte de su vida pública, desde la salud a la educación, pasando por la seguridad pública, el medio ambiente y la fiscalidad. Y entra, con esperanza o temor, en este período 2014-2018, que se abrió con la elección provincial este 11 de mayo.

Los antiindependentistas conservaron una estrecha mayoría en el Congreso, la institución responsable de designar al gobierno neocaledonio y de organizar el referendo de autodeterminación. Mathias Chauchat, académico y abogado, asesor de asuntos institucionales del ex presidente del Congreso, el independentista Roch Wamytan, explica este proceso de descolonización.

—¿Qué se espera en Nueva Caledonia entre 2014 y 2018?

Mathias Chauchat : —El período 2014-2018 es la «salida» del Acuerdo de Noumea. Se deben terminar de transferir las últimas competencias no regalianas, y se debe plantear la cuestión de la transferencia de derechos de soberanía ejercidos por el Estado (asuntos exteriores, el orden público, la justicia, la defensa, la moneda). Esta es la cuestión que el referendo de autodeterminación llama «el acceso a la plena soberanía».

Antes de abordar los poderes soberanos, queda por transferir las relativas al artículo 27 de la ley orgánica que determina el estatuto del país: la administración y el control de la legalidad de las provincias y los municipios, el sector audiovisual, la Universidad… Los independentistas quisieran comenzar rápidamente este proceso, pero los partidos no independentistas (que ganaron el Congreso) se resisten ferozmente a esas transferencias, que sin embargo deben ser entregadas antes del referendo.

—¿Cuáles son los posibles resultados al final de los referendos de autodeterminación?

—En primer lugar, el congreso debe celebrar de uno a tres referendos, por una mayoría de tres quintas partes. Si el Congreso no lo hace, el Estado tiene la obligación de plantear la cuestión de la independencia en noviembre de 2018. En este caso, una minoría en el Congreso puede solicitar un segundo, luego un tercer referendo cada dos años… El proceso puede alargarse por más de una década todavía.

Entonces, todo depende del resultado de los referendos. La independencia es un arma de un solo tiro: si, desde el primer referendo, Nueva Caledonia vota a favor, se independiza de Francia. Si vota en contra, hay un segundo referéndum. ¿Están seguros de que no quieren ser independientes? Entonces, si el no aún prevalece, hay un tercer referéndum. ¿Están absolutamente seguros? Si es no una tercera vez, nada cambia, las competencias que se han transferido a Nueva Caledonia se mantienen, el electorado se mantiene congelado, etc. Se rediscute para encontrar un nuevo acuerdo político.

En cualquier caso, el resultado de este período no será la integración con Francia, la departamentalización. No se pierde la autonomía ganada por Nueva Caledonia, esto se excluye por el Acuerdo de Numea, que es irreversible. De lo contrario, sería cambiar la Constitución francesa y los independentistas nunca aceptarían ese reversazo.

La única alternativa a la independencia total sería finalmente una condición de estado asociado con Francia. De hecho, más que un estatuto, se trata de un conjunto de disposiciones que pueden ser negociados con la antigua potencia administradora. En las islas del Pacífico hay una gran variedad de estados asociados, con Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, que nos muestran las formas posibles.

Las Islas Cook, por ejemplo, se asocian a Nueva Zelanda con un estatuto, de hecho, de estado independiente, pero en el que se mantuvo la nacionalidad neozelandesa, lo que les da libertad de circulación en este país y Australia. Mantener la nacionalidad francesa es también una de las principales reivindicaciones identitarias de los no independentistas en Nueva Caledonia. También se puede mantener la posibilidad de una ayuda administrativa y financiera de la antigua metrópoli…

—La cuestión del electorado también es crucial para determinar el resultado de la votación. ¿Quién vota en las elecciones provinciales y referendos?

—En primer lugar, debemos entender que, para los independentistas, en 1988, con el acuerdo de Matignon, se abrió un proceso de descolonización que se lleva a cabo en etapas y conduce inevitablemente a la emancipación. Pero consideran que este pasa necesariamente por detener el asentamiento de colonos.

Así, en el Acuerdo de Numea tenemos una disposición que restringe el derecho a votar a ciertas poblaciones. Hay gente que vino antes del acuerdo de Matignon, es decir, antes de 1988. Estos son los canacos y los neocaledonios, y sus descendientes, que han beneficiado del «doble reconocimiento» del apretón de manos (entre el independentista Jean-Marie Tjibaou y el no independentista Jacques Lafleur). Aparte de estos «locales» abrimos la ciudadanía por lo menos 10 años de presencia continua en el territorio y la inscripción en el padrón electoral (de las elecciones nacionales) de 1998 a más tardar .

Para votar en los referendos sobre la libre determinación, la norma debería ser aún más estricta de 20 años de residencia continua como mínimo, con su llegada a Nueva Caledonia antes del 31 de diciembre de 1994.

En todo caso, ningún francés llegado a Nueva Caledonia después de 1998 se beneficiará de la ciudadanía neocaledonia. Salvo en caso de que cambie la Constitución francesa. Pero los independentistas no negociarán la ampliación del electorado.

—Es lo que sugieren las controversias sobre la definición del cuerpo electoral que tuvo lugar antes de las elecciones provinciales del 11 de mayo, con la verificación masiva de 5.600 votantes considerados por los independentistas como inscritos ilegalmente en las listas …

—En la práctica, este criterio para la inclusión en el censo electoral de 1998 no se aplica, aunque se incluyó en el Acuerdo de Noumea. Y otros criterios se aplican de manera laxa. El Estado es el corazón de la multiplicación excesiva de las inscripciones, también negó hasta 2013 el acceso a la lista electoral de 1998, lo que impide chequear exactamente quién puede tener acceso a la ciudadanía de Nueva Caledonia.

Así que cuando los independentistas luchan con uñas y dientes para comprobar la nacionalidad de cada persona llegada entre 1988 y 1998, este es el mensaje que pretenden transmitir: no van a ceder en cuanto al electorado simplemente porque, de lo contrario, será muy difícil para ellos lograr la independencia a través de las urnas. El miedo de los canacos es la solución aborigen (como en Australia), es decir: convertirse en un pueblo autóctono minoritario en su propio país. Hoy son el 44% del electorado en general, y el padrón electoral restringido de los referendos deben conducirlos a pesar en torno al 50% de los votantes. Así que no pueden dar un paso atrás.

El objetivo actual de un pequeño electorado es que, si se descoloniza, entonces se detiene el poblamiento de colonos y la política de ahogamiento democrático de los canacos bajo el flujo migratorio del exterior. (Véase a este respecto la carta del primer ministro Pierre Mesmer al Secretario de Estado para los Territorios de Ultramar en 1972: «La presencia francesa en Nueva Caledonia no puede verse amenazada, excepto por una guerra mundial o por un reclamo nacionalista de los pueblos indígenas (…). En el corto y mediano plazo, la inmigración masiva de ciudadanos franceses de la metrópoli o de los territorios de ultramar debe evitar este peligro mediante la mejora de la relación numérica entre las comunidades»).

Porque los recién llegados, aunque ellos no votan, son una amenaza potencial para el equilibrio demográfico y político del país por su afirmación de la igualdad.

Se debe entender que, si la economía neocaledonia está floreciendo hoy, es en parte porque el Estado sigue aumentando la deuda más allá de lo razonable al financiar las transferencias, la exención de impuestos, la indexación de los salarios de los funcionarios… El dinero que fluye es el abuelo de ultramar, como antes en la Franciáfrica. Pero en algún momento, el Estado va a tener que poner sus finanzas públicas en orden en los territorios de ultramar. Y entonces la migración va a retroceder.

Porque lo que hace venir a los metropolitanos a Nueva Caledonia, aparte del clima y la belleza de la tierra, es el dinero. Si el nivel de via baja, es el final de la Nueva Caledonia francesa. Es lo que piden los independentistas, por ejemplo, que no se trate mejor a un funcionario francés en Nueva Caledonia, donde se paga el doble que en la metrópolis, lo que les anima a quedarse. Es una verdadera movilidad de las comunidades que vienen a trabajar aquí. Hoy en día, todavía tenemos aliciente para el asentamiento de colonos. Y además, Francia no cumple plenamente con las resoluciones de la ONU.

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Traducción de David Moreno para Semanario Voz

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