Nelson Fajardo
La campaña electoral para elegir en el mes de marzo los representantes a los cuerpos colegiados está al vivo y se complementa con la elección presidencial en el mes de mayo del presidente de la república; actividad política, esta última, que puede prolongarse con la posibilidad real de una segunda vuelta.
Pragmatismo y utilitarismo: ¿lo dominante?
En estos procesos, los candidatos de las diversas fuerzas participantes, además de elaborar y desatar su táctica electoral, elaboran y propagan su programa político, si acceden por votación, a las representaciones. Lo cierto es que el programa político es visto, en plena campaña, por parte de una franja muy grande de colombianos, con una cultura política muy precaria, en un nivel muy bajo. Fenómeno que refleja la poca incidencia de lo político y la primacía del pragmatismo y el utilitarismo con fines individuales, particulares y personales.
La situación llega a tales niveles de precariedad y primitivismo político que favorece pequeños grupos y elites que, haciendo uso del clientelismo de viejo y de nuevo cuño, ganan electorado. Ese electorado, que vemos en la calle, los espacios laborales y centros comerciales, arrepentido por haber votado por un candidato que lo utilizó y, luego de asegurar su curul, le faltó.
Así se ratifica la ambigüedad en la que vive esa franja, bastante alta en volumen, entre la ilusión personal y la frustración; conducta que es reiterativa ante la falta de cambios profundos en lo cultural y lo político. Cambios que, para el caso de la Unión Patriótica, como una fuerza política que lucha por no perder la memoria histórica y por fortalecer la unidad de las fuerzas democráticas y de izquierda -esta última estratégica y táctica a la vez frente al drama permanente de una izquierda llena de prejuicios, prevenciones y desconfianzas heredadas del pasado y complementada con lo que llamamos el pragmatismo y el utilitarismo- hacen que el votante no se sienta representado.
Una propuesta avanzada por la nación y el pueblo
En el marco señalado, bastante difícil, para desatar un accionar político que coloque en primer plano la coherencia real entre lo que se dice y se hace; parta de una ética transparente, articulada a la política (política ética); y cumpla con quienes votaron con racionalidad política por el representante.
En esa dirección, en las propuestas que vienen agitando nuestros candidatos a las curules en los cuerpos colegiados, como nuestra candidata a la Presidencia de la República, compañera Aída Avella, encontramos una acción programática, consecuente con las necesidades urgentes de una nación que se nos desmorona en las manos y un pueblo urgido de una serie de reivindicaciones que ayuden a superar la miseria y la pobreza estructurales, tanto material, como espiritual.
Es así como el Programa de la Unión Patriótica plantea que “ante el pueblo colombiano convocamos también al Estado a llevar adelante la política nacional de no alineación hasta lograr las relaciones y el frente común con todos los hermanos de América Latina y del Caribe por la moratoria indefinida de la deuda externa, liberando estos recursos con destino al desarrollo social; por la plena soberanía y no intervención en los asuntos internos de los Estados y la cooperación, ayuda mutua y relaciones económicas y comerciales con ventajas reciprocas”[1. Programa de la Unión Patriótica, aprobado en el V Pleno, Preámbulo.].
Como se puede observar, la lucha por defender la nación de la histórica entrega que hacía y sigue haciendo la oligarquía colombiana, aliada con las transnacionales, principalmente estadounidenses, se complementa con una Plataforma de Lucha por reconstruir la esperanza, perdida al ritmo de una guerra que en los últimos 30 años ha devastado la nación. En esa dirección, la Plataforma está concebida como una propuesta para la paz con justicia social, la democracia participativa, la economía para la vida, el medio ambiente y una nueva geopolítica[2. Plataforma de lucha de la Unión Patriótica, reconstruyendo la Esperanza.].
Invitamos a todos los colombianos patriotas y defensores del pueblo, a todos los que se preocupan por rescatar la soberanía perdida de la nación, a votar en consciencia por los candidatos más comprometidos, por rescatar las elecciones de las manos de quienes actúan en ellas con mentalidad feudal y a favor de unos capitales precarios que ni favorecen la nación, ni entregan beneficios reales al pueblo trabajador colombiano.
