Eventos como la Marcha sobre Versalles y las contribuciones de figuras como Olympe de Gouges y Pauline Léon, destacaron el considerable poder político y social de las mujeres. Aunque no se les otorgaron derechos oficiales, su participación evidenció que podían ser una fuerza política influyente, abogando por la igualdad y aportando a la Revolución desde múltiples frentes
Anna Margoliner
@marxoliner
La conmemoración del 14 de julio va más allá de la Toma de la Bastilla. Su análisis, como ya ha sido ampliamente demostrado por la historiografía, no se debería limitar únicamente a demostrar que el pueblo francés se agotó de los excesos de la monarquía y, por eso, se alzó en contra de ella, sino en un sismo que atravesó tan fuerte a toda la sociedad en su conjunto, que movilizó o generó los primeros movimientos de estructuras que se habían sostenido inermes durante siglos.
Tal es el caso de la participación de las mujeres durante la Revolución y, en general, en el período de tiempo que le dio forma a la República francesa tal como lo conocemos. Según varias investigadoras, las mujeres que fueron lideresas en este proceso estaban interesadas tanto en la igualdad entre hombres y mujeres como en la consigna de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” del pueblo en general; por esta razón, algunas llegaron a través este primer paso del feminismo y algunas otras en defensa de la república como tal.
La Marcha sobre Versalles
También conocida como la Marcha de las Mujeres, fue un evento crucial durante los primeros años de la Revolución francesa. Ocurrió el 5 de octubre de 1789 y estuvo liderado principalmente por mujeres del mercado de París, conocidas como “las mujeres de los mercados” o “las vendedoras de pescado”, quienes debido a la escasez de alimentos comenzaron a protestar en el mercado central de París.
La concentración de gente que se sumaba a ellas llegó a ser tan grande que decidieron ir directamente a reclamarle al rey Luis XVI en el Palacio de Versalles. Al llegar allí, una delegación de mujeres fue recibida por el rey, quien prometió distribuir el grano y atender sus necesidades. Sin embargo, esto no fue suficiente para calmar a la multitud. Durante la noche y la madrugada del 6 de octubre, algunos manifestantes, enojados y frustrados, irrumpieron en el palacio. Hubo enfrentamientos con los guardias reales y la vida de la reina María Antonieta estuvo en peligro.
Ante la presión, el rey Luis XVI accedió a trasladarse con su familia a París. La multitud escoltó al rey y a la reina de regreso a la ciudad, una demostración de poder popular. Esto demostró la capacidad del pueblo para influir en los eventos políticos y subrayó el poder de la movilización de masas. Este evento marcó el fin de la autoridad del rey en Versalles y su sumisión al control del pueblo de París. La marcha sobre Versalles se convirtió en un símbolo del poder de las mujeres y su papel en la Revolución francesa. Aunque sus derechos no fueron reconocidos oficialmente, mostraron que podían ser una fuerza política significativa.
Liderando a las masas
Sin embargo, este no sería el único ejemplo del poder de las mujeres dentro de la Revolución. Este es el caso de Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana y Germaine de Staël, promotora de los girondinos, quienes a través de las letras apoyaron la Revolución e, incluso, defendieron a la reina María Antonieta al comprender su posición en la realeza como mujer.
También hubo quienes defendieron las consignas de la Revolución con las armas. Según Harrison W. Mark, en su artículo Cuatro mujeres de la Revolución Francesa, Pauline Léon se dirigió a la Asamblea Legislativa para sugerir que se conformara una milicia femenina con el objetivo de defender sus hogares en medio de una creciente violencia contrarrevolucionaria. Su petición sería rechazada porque el derecho a portar armas era únicamente admitido a la ciudadanía y las mujeres seguían siendo sujetos de segunda categoría, así continúa Mark:
“Léon no era ajena a la lucha armada. Había marchado a la Bastilla en julio de 1789 llevando su propia pica. Pero al igual que con otras mujeres, la participación de Léon no se limitó a disturbios y manifestaciones. En 1793, junto con la actriz Claire Lacombe, fundó la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias, una organización de corta duración que presionó por el derecho de las mujeres a contribuir a la revolución”.
Poder femenino en la política
Los sucesos de la Revolución francesa demuestran la capacidad de acción que tenemos las mujeres dentro de una sociedad que busca una transformación. Dadas las circunstancias de ese momento, su actuar es consecuente con el tipo de cambio que se estaba dando, una revolución burguesa que buscaba sus propias reivindicaciones y que se consolidaría con la Revolución industrial como la clase dominante a nivel mundial.
Por esa razón, las primeras nociones del feminismo no buscaban necesariamente una liberación a través de la clase social a la vez que del género. Esto vendría después de entender la importancia de la conciencia de clase. Sin embargo, hay quienes siguen pensando que cuando una mujer participa en los escenarios políticos, esto la convierte en feminista, siendo muy diferente tener voz en estos espacios a realmente actuar en contra de las opresiones. Sería el colmo decir que una mujer de la ultraderecha como Marine Le Pen representa estos cambios, cuando su apuesta política consiste en perpetuar las desigualdades estructurales.