miércoles, agosto 27, 2025
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“Mi compromiso es combatir la desigualdad social”: Gloria Inés Ramírez

La precandidata presidencial del Partido Comunista habló sobre su postulación para la consulta de octubre, los retos del Pacto Histórico, su gestión como ministra de Trabajo y los compromisos que tiene con el pueblo trabajador de lograr la jefatura del Estado

Anna Margoliner – Óscar Sotelo Ortiz

Hablar de Gloria Inés Ramírez es fácil si se miran los cargos: ministra de Trabajo, senadora de la República, presidenta dela Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, Fecode. Pero detrás de los títulos está una mujer que aprendió desde la infancia, en medio del campo, que la libertad y la naturaleza podían enseñarle tanto como cualquier aula.

Allí, entre aromas de tierra húmeda y horizontes abiertos, empezó a forjarse la mirada analítica que más tarde encontraría en las matemáticas y la física una forma de explicar el mundo.

De maestra a líderesa

Gloria recuerda con ternura su época de maestra. Escuchar a los niños y niñas no era solo parte de la clase, sino una lección de vida. Una vez, enseñando el concepto de ‘adentro y afuera’, un pequeño le mostró con su plastilina una bola y le dijo: “Afuera está la bola, adentro está la hormiguita atómica”. Ese instante la marcó. Entendió que enseñar no era imponer verdades, sino aprender a mirar desde los ojos del otro. Esa sensibilidad la llevó a comprender que la educación debía ser también justicia y por eso su vida tomó el rumbo del sindicalismo.

En Fecode, sindicato donde el 70 por ciento eran mujeres, pero la dirigencia casi siempre estaba en manos de hombres, Gloria abrió paso a la participación femenina. Fue la primera presidenta de la federación y desde allí peleó no solo por los derechos de los docentes, sino también por el reconocimiento de las maestras como lideresas con voz y poder.

Ser mujer en la lucha política

La suya ha sido una vida atravesada por la conciencia feminista. Desde muy joven participó en el Congreso Latinoamericano de Mujeres, lo que le permitió entender que la verdadera igualdad no se logra solo con leyes, sino cambiando la forma en que nos relacionamos.

Nunca negó lo difícil que resulta para una mujer abrirse paso en estructuras patriarcales, ni la carga adicional de los cuidados que la sociedad impone. Sin embargo, encontró en su compañero de vida un aliado con el que compartió crianza, acuerdos y una manera amorosa de resistir juntos a la desigualdad.

En el Senado defendió causas que dejaron huella. Fue una de las impulsoras de la Ley 1257 sobre una vida libre de violencias para las mujeres y posteriormente de la Ley ‘Rosa Elvira Cely’, que tipificó el asesinato de mujeres por su condición de serlo. Luchó por reconocer el valor económico del trabajo de cuidado, demostrando que el aporte silencioso de millones de mujeres al PIB era mayor que el de la misma industria petrolera o cafetera. Su política fue siempre clara: sin justicia para las mujeres no hay democracia posible.

La ministra inesperada

No imaginó ser ministra de Trabajo, pero aceptó el reto con la convicción de que allí podría devolverles derechos a quienes siempre habían sido olvidados. La reforma laboral, la pensional y la concertación del salario mínimo fueron, en sus palabras, una forma de honrar a los compañeros y compañeras que dejaron la vida en la lucha sindical.

Lejos de los reflectores, Gloria es una mujer sencilla. Ama las plantas, disfruta bailar y se conmueve con canciones que hablan de esperanza. La canción de las simples cosas es su favorita, porque recuerda que lo más profundo de la vida no siempre está en lo grandilocuente, sino en los gestos cotidianos. Su vida está marcada por la alegría y por una frase que repite con convicción: “a uno nadie le quita lo bailado”.

Hoy, como precandidata presidencial, habla de florecer. Florecer como país, florecer como mujeres, florecer como sociedad que entiende que el cambio no es un lujo sino una necesidad. Ella insiste en que no podemos aflojar, que apenas empezamos a ver los frutos de una siembra colectiva de resistencias y esperanzas.

Gloria Inés Ramírez no es solo una dirigente política. Es una mujer que se supo maestra, sindicalista, feminista, compañera, madre y luchadora. Una mujer que nunca olvidó que el cambio empieza en lo pequeño, pero que puede transformarlo todo cuando florece en lo colectivo.

Hablamos con ella sobre su precandidatura, los retos del Pacto Histórico, el Gobierno de Gustavo Petro, su gestión como ministra de Trabajo, entre otros temas.

Gloria Inés Ramírez y su equipo en el ministerio de Trabajo lideraron una estrategia exitosa llamada reformas a la calle. Foto archivo

Pacto Histórico y primarias 2025

¿Por qué finalmente decidió lanzarse como precandidata presidencial?

Hoy el Pacto Histórico es la primera fuerza política del país y hemos decidido potenciarla, consolidarla y fortalecerla para que en 2026 podamos conducir la segunda ola del cambio en Colombia.

Ponemos a consideración de las colombianas y colombianos nuestra experiencia, coherencia y compromiso. Venimos a contribuir al debate democrático con el objetivo de fortalecer la unidad.

¿Cuál es el principal reto que tiene el Pacto de cara al escenario de 2026?

Continuar con el proceso del cambio. Entendimos que no basta con ser gobierno. Hay que tener mayorías legislativas para avanzar en las reformas estructurales que se requieren. Por eso la apuesta y el gran desafío es mantenerse como una fuerza capaz de garantizar que la conducción de nuestro gobierno siga en manos de la izquierda y los sectores progresistas.

Gobierno del cambio

¿Qué importancia tuvo el diálogo social en su experiencia de Gobierno?

Para avanzar y para fortalecer los procesos democráticos se tiene que hablar con el otro. Construir en la diferencia.

En las reformas sociales demostramos principios y un horizonte hacia donde teníamos que ir. Logramos avanzar escuchando la voz de los que nunca han sido oídos, de las mujeres, de los campesinos, de los informales, de los jóvenes, de los indígenas, de las comunidades negras, es decir, de todos aquellos que tenían algo para decir.

Pero ese ejercicio de diálogo social también fue con los sectores sensatos de la oposición, con el empresariado, con organizaciones internacionales. Recogimos todas las voces y por eso pudimos construir las reformas que responden a las necesidades de las mayorías.

Usted fue ministra de Trabajo por casi tres años en el Gobierno de Petro. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue una oportunidad muy importante, no solamente para conocer la estructura del Estado, sino para entender la fuerza que tienen las políticas públicas. La enseñanza que nos dejó esta experiencia es que estas políticas se construyen con la gente y lo hicimos garantizando la inclusión. En la construcción de una política deben estar no solamente las personas interesadas, sino todos los actores sociales.

¿Cuál sería su recomendación política al presidente Petro para finalizar su periodo como mandatario?

Al presidente Gustavo Petro tenemos que darle un saludo, reconocerle su valor, su coraje y su ética. Ha marchado con la clase obrera, se identifica con los intereses de las mayorías y ha gobernado desde una perspectiva distinta, priorizando las voces históricamente excluidas.

Nuestra recomendación es que continúe por el camino de la inclusión social. Reconocemos en este gobierno la construcción de políticas estructurales que están transformando la vida de la gente. Y ese será nuestro compromiso de continuidad con el cambio.

Sobre la economía del país

¿Cuál es su diagnóstico económico del país?

Las cifras ratifican que vamos por la senda correcta. El empresariado siempre dijo que, si se aumentaban los salarios, se generaba desempleo y con ello existiría mayor presión inflacionaria. Pero nosotras demostramos que es todo lo contrario. Cuando las personas tienen ingresos y poder adquisitivo, hay más consumo y esto reactiva la economía. El resultado ha sido tener una inflación controlada y el desempleo por debajo de un digito. Pero además tenemos un considerable crecimiento en el PIB de casi tres puntos porcentuales, el mejor de América Latina.

¿Cómo resolvería los recientes problemas de déficit fiscal?

El déficit fiscal se debe a las deudas de corto plazo adquiridas por los anteriores gobiernos. Esta administración honró la palabra, pagó las deudas al tiempo que mantuvo la inversión social, garantizando derechos en sectores como educación, agricultura, salud y transición energética.

El problema está en que la élite y los sectores financieros de este país solo quieren resolver los problemas sociales con endeudamiento y restricción al gasto. No compartimos esta visión. Por ejemplo, si el país quiere alcanzar la anhelada paz, necesitamos garantizar transformaciones territoriales, situación que solo será posible con inversión social y presencia del Estado.

Reformas sociales

Tanto la reforma laboral, como la pensional, fueron finalmente aprobadas bajo su liderazgo. ¿Por qué la implementación de estos dos proyectos sociales será fundamental para el futuro del país?

Yo soy una enamorada de las reformas. Estoy convencida de los grandes beneficios que tienen para las mayorías de la población. Lo urgente es empezar a implementarlas. Para el caso de la pensional ya están garantizados los decretos reglamentarios y los recursos, porque nosotros dejamos lista la sostenibilidad fiscal de la reforma.

Tenemos la malla real de la data, de los 25 millones de afiliados y afiliadas que tiene el sistema, con su respectivo estatus de cotización. También tenemos información precisa de las y los adultos mayores. Sabemos con claridad, por ejemplo, que hoy el programa de Colombia Mayor cubre a 1.774.000 adultos mayores y cuánto nos cuesta. Y también tenemos conocimiento que son 1.300.000 adultos mayores que no están en ninguna parte y que debemos integrar al sistema.

Pero la Corte Constitucional nada que da luz verde…

Nosotras esperamos que la Corte Constitucional en su sabiduría sea justa y abra la puerta para que estos tres millones de adultos mayores de verdad se beneficien inmediatamente, porque el Estado tiene la capacidad para ejecutar la política.

Por eso, ha sido mezquina la oposición. Son incontables las demandas de la senadora Paloma Valencia para que se caiga la pensional. Y aunque a todo el mundo le dicen que el pilar solidario es bueno y justo, en la realidad no quieren que se aplique porque sería más justicia social para la gente.

Puntos pendientes

Sobre la laboral, el capítulo de los derechos colectivos no fue aprobado. ¿Qué pasó?

Sobre los derechos colectivos existe una gran paradoja. El empresariado, que tiene representación en la OIT, cuando se encuentra en Ginebra dice estar de acuerdo y los defiende. Pero cuando la discusión es en nuestro país se oponen ferozmente.

Nosotros lo que buscábamos era que al Código Sustantivo del Trabajo se vincularan todas las sentencias y avances del derecho colectivo. Por ejemplo, el derecho a huelga o la negociación multinivel. Esta discusión es fundamental para que opere el sistema de pesos y contrapesos en el mundo del trabajo. Mi compromiso es insistir en estos derechos.

¿Y el contrato agropecuario?

Yo lamento profundamente que el Congreso no haya aprobado el contrato y el jornal agropecuario. En la Colombia rural solo cinco departamentos pagan un salario mínimo, siete departamentos pagan entre el 60 y el 80% y el resto está por debajo. Eso nos evidencia una profunda desigualdad social con el campesinado. Sin embargo, si bien no quedó el artículo, si hay un literal que le permitirá al Ministerio de Agricultura formalizar derechos laborales.

El compromiso de un gobierno liderado por nosotras es darle todas las garantías a quienes habitan la ruralidad del país. Sin campo no hay paz y sin justicia social en el campo, imposible el cambio. Vamos por la soberanía agropecuaria, la seguridad alimentaria y la reforma agraria, que permita tierra para quien la trabaja, con acompañamiento técnico y apalancamiento financiero.

El compromiso

¿Cuál sería su agenda urgente para el país?

Si las colombianas y colombianos me dan la oportunidad de ser su presidenta, mi compromiso se centraría en combatir la desigualdad social. Tenemos un índice de Gini doloroso, brechas gigantescas entre campo y ciudad, entre el centro y las regiones.

Hay que atacar la desigualdad desde un enfoque de justicia social, económica, ambiental y de género. En esa perspectiva, el énfasis que le propongo al país es la educación y el avance del conocimiento, que hoy significan investigación e innovación.

¿Cuál es el mensaje para lectoras y lectores de VOZ?

Para todas y todos, la invitación es a que nos sigan acompañando. Tenemos un gran desafío este próximo 26 de octubre. El Pacto Histórico ha jugado un papel determinante. Es la primera fuerza política de este país, pero necesitamos seguir fortaleciéndola. Este es el momento de los derechos y Colombia camina hacía una nueva oportunidad.

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