Editorial 3277
Mientras los imperios y las potencias que quieren dominar al mundo hacen la guerra en vez de atender las urgentes necesidades de sus sociedades, los pueblos en lucha por las libertades, la democracia y la justicia social, nos pronunciamos y movilizamos exigiendo ¡basta de silencio!, ¡basta de sangre!, ¡paz para Palestina! Todas las naciones del mundo tienen derecho a su autodeterminación y soberanía.
El Movimiento Poético Mundial, WPM, describe el momento que vivimos: “Toda la historia de la humanidad se resume hoy en la imagen de ese niño siendo bombardeado, llevando un cuenco para conseguir comida para sus hermanos y familiares, frente a los trabajadores humanitarios. Lo que le está sucediendo al pueblo palestino en Gaza, Cisjordania y todos los territorios ocupados frente a las pantallas del mundo, está sucediendo de otras formas en otras regiones de África, Asia y América a las que las cámaras no llegan. Estos son los rostros que deambulan por las calles de las ciudades en busca de una vida digna después de que capitalistas codiciosos y corrupción generalizada hayan destruido sus países de origen. La cuestión humana es indivisible, y la cuestión de la libertad abarca el mundo entero”.
La acción hostil de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, a través de Ucrania contra Rusia, ha ocasionado un conflicto que ha dejado miles de muertos, desplazados y ciudades destruidas. Israel se ha ensañado contra el pueblo palestino ejecutando un genocidio, avanzando en la ocupación ilegal y los bombardeos indiscriminados. Después del ataque de Israel a Irán, la tensiones y la confrontación se han escalado, generando más caos y más vidas asesinadas en Asia Occidental, además de los impactos en la economía mundial.
A todos los involucrados en estos conflictos, a todos los invasores y tomadores de decisiones que militarizan territorios y naciones, les exigimos un alto al fuego inmediato. Las élites políticas y económicas, las fuerzas de extrema derecha y fascistas promueven conflictos para mantener su poder, pero los pueblos del mundo queremos vivir en armonía y dignidad. No hay paz sin justicia, ni justicia sin libertad. “La paz es el derecho que permite a los pueblos prosperar y adherirse a los valores humanos”.
La paz no es solo la ausencia de Guerra, es la presencia de justicia, equidad, dignidad y respeto mutuo. Es el derecho fundamental de cada individuo a vivir libre de miedo y violencia, a prosperar en un entorno de seguridad y contribuir al bienestar colectivo. Sin embargo, en demasiados rincones del planeta, este derecho es brutalmente negado, dejando a su paso un rastro de sufrimiento, desplazamiento y desesperación.
El mundo no necesita treguas momentáneas, débiles y parciales, la humanidad no necesita salvadores impostores e invasores. El mundo necesita urgente restablecer el Sistema Internacional de Derechos, devolverle su estatus al Derecho Internacional Humanitario y su capacidad de protección a la población civil en medio de los conflictos. Necesitamos recuperar el equilibrio y respeto entre las naciones, recuperar los cimientos humanistas que priorizan la vida por encima de todo. Necesitamos el multilateralismo y la cooperación solidaria entre países ricos y pobres, sin condicionamientos políticos.
Desde el sur global, desde el sur latinoamericano, convocamos la más ferviente y masiva movilización ciudadana por la paz mundial. Nuestra experiencia es que la paz verdadera y duradera se construye desde abajo. Desde este sur exigimos el cese inmediato de todas las hostilidades y conflictos armados. Todas las partes beligerantes deben comprometerse a dialogar y buscar soluciones pacíficas y negociadas.