Ante la inevitable erosión de la hegemonía económica de Estados Unidos, una veintena de países en desarrollo agrupados en los BRICS construyen un nuevo modelo basado en el multilateralismo, la soberanía, la cooperación y el beneficio mutuo
Iván Posada P.
El reciente ingreso de Vietnam fortalece aún más la composición de este bloque de países en desarrollo como alternativa y búsqueda de nuevas y más equitativas relaciones económicas internacionales.
Sus actuales miembros son Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. En calidad de socios, ingresaron Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán.
Venezuela, poseedora de las mayores de reservas mundiales de crudo pesado, quedó vetada por petición de Brasil, dificultad que hay superar en aras de fortalecer este nuevo proyecto.
El sur global
Al contar entre sus miembros a China ─primer exportador mundial de bienes y servicios, segunda economía en el mundo─ y a la India ─cuarta economía mundial─, el centro de gravedad de la economía global se está desplazando hacia el continente asiático. Solo estos dos países concentran alrededor de 2.8 mil millones de habitantes, y la población total de este bloque corresponde al 56% de la población mundial, esto es, más de 4 mil millones de habitantes. Así mismo, representa el 44% del PIB mundial y el 26% del comercio.
El indicador de crecimiento muestra también que las economías más representativas de los BRICS presentan tasas que fluctúan entre el 5% y 7%, mientras que las del G-7 ─Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Italia─ son mucho más bajas. Según el Fondo Monetario Internacional, FMI, el mejor desempeño de este último grupo lo tiene EE. UU. con dos por ciento, mientras que el resto de sus miembros crece apenas, en promedio, al uno por ciento, algunos incluso se encuentran al borde de la recesión.
Las contradicciones de Occidente
El G-7 aporta el 35 % del PIB mundial, mucho menos que los BRICS. Estados Unidos, la primera economía mundial, en particular, enfrenta serias contradicciones con sus socios comerciales a causa de los aranceles que pretende imponer en forma unilateral, con el fin de obtener recursos para solventar su maltrecha economía debido a la alta deuda externa y el déficit fiscal, y para tratar de contener el rápido avance de la economía China.
Un segundo frente de confrontación lo constituye la exigencia de Washington al resto de países miembros de la OTAN para que aporten el cinco por ciento del PIB para apalancar el conflicto con Ucrania y para prevenir una supuesta amenaza de Rusia contra Europa.
Un tercer factor tiene relación con la pérdida de confianza del dólar como principal moneda de reserva del mundo, precisamente a causa de la caótica y cambiante política arancelaria de Washington. Solo estos factores ─aparte de otros─ son señales del fin de la hegemonía económica y militar de Estados Unidos y de Europa Occidental.
Así pues, en medio de estas contradicciones de la economía capitalista, los BRICS surgen como alternativa hacia un nuevo sistema económico mundial basado en el multilateralismo y el desarrollo compartido. Para lograr este objetivo se ha enfocado en tres problemáticas: la crisis climática, la transición energética y la cooperación en salud. El Nuevo Banco de Desarrollo, NBD, es la entidad que se creó para financiar y ejecutar los diversos proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible para países emergentes y en desarrollo.
Nuevas reglas de juego
La filosofía de esta entidad es la cooperación y el beneficio mutuo, en tanto, la actual banca multilateral, para otorgar financiación a los países que la requieren, impone severas medidas como privatizar el patrimonio estatal, recortar los beneficios sociales, mínimos aumentos salariales, aumento de impuestos a la población, etc., es decir, aplicar la fórmula neoliberal en toda su extensión.
En el tema del comercio, los BRICS están elaborando un sistema de pagos y transferencias con monedas locales para que los países en desarrollo no estén sujetos a las fluctuaciones del mercado de divisas. Indirectamente, se produce “desdolarizarización” del comercio entre sus miembros. El presidente Lula con relación a esto expresó que “el dólar dejará de ser la moneda de referencia internacional, que posibilita a EE. UU. financiarse a intereses bajos a pesar de su delicada situación fiscal”.
Las amenazas de Trump vinieron de inmediato al afirmar que “Cualquier país que se alinee con las políticas antiamericanas de los BRICS deberá pagar un arancel adicional del 10 por ciento. No habrá excepciones a esta política”. Para rematar, amedrantó a Brasil con aranceles adicionales del 50 %, a raíz del juicio que se sigue contra el expresidente Bolsonaro en este país. Una grosera intromisión en los asuntos internos de este país, a lo cual Lula Da Silva anunció medidas reciprocas para las importaciones norteamericanas.
Colombia en los BRICS
A solicitud del presidente Gustavo Petro, el país fue aceptado oficialmente como miembro prestatario del NBD, lo que le permite acceder a financiación para proyectos estratégicos de desarrollo, como la transición energética y la infraestructura, etc.
Esta incorporación permitirá ampliar y diversificar nuestras relaciones económicas internacionales, entre ellas, la exportación-importación de bienes y servicios desde y hacia otros destinos. Asimismo, ampliar las fuentes de financiación aparte de las existentes hasta hoy día como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
No es de extrañar, entonces, que en su obsesión por imponer aranceles, el mandatario Donald Trump incremente aún más estas medidas contra los países BRICS, como retaliación por su decisión autónoma y soberana de conformar un bloque alterno a los intereses de Washington.