sábado, marzo 15, 2025
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“Lo que viene es prosperidad para el pueblo”

“Hice una campaña electoral en medio de una guerra sucia”, dice Nicolás Maduro, quien reconoció el potencial electoral de la oposición, llamó a la paz, pero advirtió que su gobierno defenderá con firmeza el resultado de las urnas. ¡Maduro ganó con el 50.66%!

Nicolás Maduro, presidente electo de Venezuela.
Nicolás Maduro, presidente electo de Venezuela.

Alberto Acevedo

Nicolás Maduro, quien a lo largo de una dura y reñida campaña electoral relámpago se proclamó hijo de Chávez y prometió continuar el proyecto socialista de la revolución bolivariana, ganó las elecciones presidenciales del pasado domingo 14 de abril al obtener 7’559.349 votos, que le representan el 50.75% del electorado, frente a 7’296.876 de su oponente Henrique Capriles, que se queda con un 48.98% de la votación.

Tales resultados, ahora desconocidos por la derecha, le envían una señal al mundo, y en especial a los pueblos de América Latina, en el sentido de que la revolución socialista en Venezuela seguirá el rumbo señalado por su máximo comandante, Hugo Chávez Frías, que Venezuela se montó en el autobús del progreso y ha puesto a Nicolás Maduro como su conductor.

Amplios sectores de la población, especialmente en los barrios de Caracas y otras ciudades, festejaron hasta el amanecer el veredicto de las urnas. En otras ciudades del continente se produjeron festejos similares y hacia la media noche del domingo, mandatarios de varios países habían enviado mensajes de felicitación al nuevo gobernante.

En un discurso en el que comentó los resultados entregados minutos antes por el Consejo Nacional Electoral, Maduro dijo que le correspondió realizar una campaña en medio de una “guerra sucia”, que tuvo diversas modalidades. Una guerra electrónica, gracias a la cual en las ciudades donde programaba sus actos de campaña se interrumpía el fluido eléctrico por dos o tres días.

Una guerra económica expresada en el desabastecimiento de artículos de primera necesidad de la canasta familiar, mientras el mercado estaba saturado con un dólar paralelo, que desestabilizaba la economía. Y una guerra sicológica que tuvo expresiones como las amenazas contra la integridad personal del candidato socialista, rumores de crisis, de fraccionamientos en las filas del partido oficial e incluso la captura de individuos, algunos de nacionalidad colombiana, que portaban explosivos, armamentos sofisticados y elementos suficientes para adelantar temerarios planes de sabotaje.

Lenguaje pendenciero

Ante los resultados de las urnas, que la presidenta del Consejo Nacional Electoral calificó de “irreversibles”, el candidato de la derecha, Henrique Capriles, en un tono belicoso, que anuncia vientos de guerra, dijo que el comando de su campaña no reconocerá legitimidad a Nicolás Maduro, y pidió un reconteo de los votos, urna por urna.

Pocos minutos antes, en un discurso que se caracterizó por su espíritu conciliador y sus constantes llamamientos a la paz y a la lucha mancomunada de fuerzas para construir un país con progreso social, Nicolás Maduro habló de una petición que ya se había hecho en este sentido y dijo que él era el más interesado en que se realizara una veeduría semejante, que a lo mejor iba a consolidar el triunfo del proyecto socialista.

En este sentido, Maduro fue categórico: reiteró un llamamiento a la paz, a la reconciliación nacional. Admitió que al interior de su partido y en las estructuras del gobierno, los resultados electorales le indican que es necesario rectificar cosas. “Vamos a rectificar lo que haya que rectificar”. “Vamos a establecer la veeduría en el conteo de votos”. Pero que no se equivoquen los señores de la derecha, pues este proceso “lo vamos a defender”.

Dijo que hay planes internacionales contra Venezuela. Hay una operación de saboteo para afectar la democracia venezolana. “Lo que venga lo afrontaremos”. “Yo seré el presidente de la paz, el presidente de la patria. Sólo la paz nos dará prosperidad. Pero no seré débil frente a quien pretenda meterse con los resultados del pueblo”, advirtió enfático el nuevo mandatario de los venezolanos.

Sabotaje en la red

Las elecciones en Venezuela, el pasado domingo 14, transcurrieron en un ambiente de tranquilidad. En las primeras horas de la tarde, las autoridades electorales indicaron que se presentaron algunas infracciones, tipificables como ejercicio indebido del voto y usurpación de identidad. Por esta circunstancia se presentaron 43 detenciones, incluyendo la de un hombre a quien se le encontraron 40 cédulas de ciudadanía.

Promediando la tarde, las autoridades electorales denunciaron que fue hackeada la cuenta en Twitter del presidente Nicolás Maduro y la red social de la jefe de prensa de la presidencia de la república, del presidente de la Asamblea Nacional, del gobernador del estado de Aragua, de la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y de otros dirigentes del comando de campaña socialista.

Esta situación, calificada como un verdadero ataque cibernético, obedece a una “acto de desesperación” de la derecha venezolana que a esa hora ya veía venir los resultados de las urnas. Sin embargo, indicaron fuentes del CNE, “los datos electorales están protegidos por una red de fibra óptica”, y los saboteadores no consiguieron el resultado esperado.

Lo que viene es socialismo

La red, que debió ser suspendida por unas horas, fue sin embargo utilizada también por los sectores chavistas, que en la medida en que depositaban su voto, anunciaban sus inclinaciones. “Hoy nos cobramos cada burla de la derecha por la muerte de nuestro comandante Hugo Chávez. Cada ataque a su familia. Cada ofensa a nuestro pueblo. Voto a voto los vamos a hacer respetar”, decía uno de los mensajes.

En las horas de la mañana del lunes 15, la diputada María Corina Machado, encargada del manejo de las relaciones internacionales del comando de la derecha, poniéndose a tono con el discurso pendenciero de su líder, fue más allá y pidió la aplicación de la Carta Interamericana, un esperpento intervencionista avalado por la OEA, y que hoy aparece como un dinosaurio frente a los vientos de cambio y de integración latinoamericana. Además amenazó con la “movilización callejera” de sus fuerzas, lo que indica que estarán dispuestos a mantener un clima de zozobra en el país.

A estas amenazas respondieron no sólo Maduro sino la dirigencia del chavismo. Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas y jefe del Comando de Campaña Hugo Chávez, como se denomina el equipo de coordinación electoral de Maduro, advirtió que defenderán la voluntad popular y no aceptarán ningún tipo de chantaje. Por eso llamó al pueblo a defender su voto en las calles. Este anuncio indicaría que serán las calles el escenario donde se definirá, en el futuro inmediato, el destino de Venezuela. Maduro se anticipó a este veredicto.

En un mitin de campaña electoral en el estado de Apure, el hoy presidente de Venezuela dijo: “Lo que viene es bueno. Viene prosperidad, viene trabajo, viene estabilidad, viene unión, viene paz. Lo que viene es armonía. Lo que viene es revolución socialista”.

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