Las precipitaciones nunca antes vistas en este Estado causan decenas de muertos, destruyen carreteras y desplazan la población por los riesgos de rompimiento de una represa
José Ramón Llanos
En Brasil en los últimos días las precipitaciones han sido tan intensas que los arroyuelos y los ríos se han salido de su cauce destruyendo casas, carretas, puentes y con un gran número de desaparecidos y muertos.
Según un informe de la Defensa Civil, los daños causados por las lluvias en las ciudades del Estado de Río Grande del Sur, fronterizo con Argentina y Uruguay, produjeron 83 muertos, 276 heridos, 134 desaparecidos, 134.000 personas tuvieron que desalojar sus casas.
Por otra parte, hubo grandes destrucciones en las infraestructuras, carreteras destruidas, puentes arrasados, 265.000 territorios carecen de energía eléctrica y 860.000 residencias carecen de agua potable, 400.000 comunidades quedaron aisladas. Los medios de información y el Gobierno califican lo ocurrido como el peor fenómeno climático en la historia de las ciudades de Río Grande del Sur.
Los riesgos de una represa
La Defensa Civil tuvo que evacuar a los habitantes de dos ciudades ante el riego de rompimiento de la Represa de San Miguel en la ciudad de Bento Gonçalves, debido al incremento del volumen de agua del río Guaíba, en Río Grande del Sur, como consecuencia de las lluvias que azotan al país desde finales de abril. La Brigada Militar y el Cuerpo de Bomberos realizan la rápida evacuación en las localidades que serían afectadas en caso de rompimiento de la represa.
En urgente advertencia, la Defensa Civil conmina a evacuar a los moradores de la zona sur de Porto Alegre, el Dorado del Sur y Guaíba por la subida de las aguas de este río, ya que “ha recibido un incremento de las aguas nunca antes visto que está ultrapasando extraordinariamente su cota de inundación de 5,28 metros según la última actualización” del lunes 6 de mayo.
Cambio Climático, Europa abrasada por el calor
La situación del cambio climático es de tal tipo que hasta el Banco Mundial está planteando la necesidad “de reorientar drásticamente el modelo alimentario mundial, porque la forma actual pone al planeta por encima de sus límites operacionales”.
A medida que transcurre el tiempo se consolida lo que inicialmente era una hipótesis y hoy es una contundente realidad: el cambio climático. Especialmente, las elevadas temperaturas en el continente europeo se han manifestado en los últimos tres años. Esta zona del mundo aparece como aquella en que el calor está atosigando a sus habitantes. La Organización Meteorológica Mundial y el Centro de Investigación Copérnico afirman que en Europa desde los inicios de la Revolución Industrial hasta hoy la temperatura ha aumentado 2,3°C. En cambio, la media mundial se ha incrementado en 1,2oC a 1,3°C.
Las consecuencias del cambio no son iguales en todos los territorios del mundo; en el caso de Europa su proximidad a la zona ártica, la circulación atmosférica y la naturaleza de los suelos están haciendo que el calentamiento medio en este continente sea superior a la de otros lugares del planeta. Esto se constata con los informes divulgados por la Organización Meteorológica Mundial y Copérnico, un observatorio europeo dedicado a los estudios climáticos.
Esos informes afirman que: “Los tres años más cálidos jamás visto en Europa se han producido a partir del 2020: Este es el continente que se calienta más rápidamente, con temperaturas que se elevaron dos veces más rápido que la media mundial”.
Algunos climatólogos afirman que los territorios vecinos al ártico tienen temperaturas más elevadas. Esto se observó en el último período glacial y los mismos calentamientos se están observando en la actualidad. Claro que también influyen en este calentamiento de Europa las actividades humanas, especialmente la industrialización y otras prácticas del hombre.
Cómo ha evolucionado el clima recientemente
Según el más reciente informe del Grupo de Expertos Intergubernamentales sobre la Evolución del Clima, GIEC, identifica aquellas zonas en donde las temperaturas aumentan más rápidamente: las regiones semiáridas, aquellas situadas en las latitudes medias tal como gran parte de EE. UU. y de la China; las regiones suramericanas como Brasil presentan una elevación de las temperaturas dos veces más rápidas que la media mundial.
Los investigadores del GIEC reconocen que el ártico presenta calores a un ritmo más elevado; en cambio, las regiones ecuatoriales tienen un cambio climático menos rápido que, por ejemplo, algunas regiones al sur de Groenlandia.
Las causas de este recalentamiento
Estos variados matices en el cambio global tienen múltiples causas. Los estudios realizados hace mucho tiempo señalan que la región polar, por la cantidad de hielo, disminuye la capacidad de la tierra para reflejar los rayos del sol. En el caso de Europa, se puede medir la elevación de este calentamiento porque en las regiones más septentrionales y en los países centrales y orientales se nota la disminución del espesor de la nieve.
Este recalentamiento plantea un reto a los gobiernos europeos: es necesario un mejor análisis de los modelos climáticos regionales para realizar una explotación distinta de la naturaleza y una explotación diferente de los suelos. En el caso de Francia, el Gobierno está obligado a presentar El Tercer Plan de adaptación a los cambios climáticos, en las próximas semanas. Algunos climatólogos franceses recomiendan plantear una hipótesis de una posible elevación de temperaturas en 4oC hacia finales de este siglo. Otros creen que el calentamiento en el país estará por encima de la media mundial.
Esta información no hace más que ratificar lo ya sabido: si no hay drásticos cambios en el empleo de los combustibles fósiles, si no se produce lo que el Banco Mundial llama “Cambio en el sistema alimentario mundial”, inevitablemente la vida en el planeta tenderá a desaparecer. Eso es tan evidente que esa institución, en un informe publicado el año pasado, recomienda que para un mundo vivible se debe reconocer la urgencia: “de reorientar drásticamente el modelo agroalimentario mundial, porque la forma actual pone al planeta por encima de sus límites operacionales”.