Un encuentro marcado por el dolor colectivo, pero sobre todo por la solidaridad y la urgente necesidad de soluciones para una región que sigue siendo golpeada por el conflicto armado
Redacción Territorios
Decenas de organizaciones sociales, juveniles, de mujeres, de derechos humanos, sindicales, congresistas, autoridades locales y regionales, junto con la institucionalidad y el acompañamiento de organismos multilaterales de derechos humanos y confesiones de fe, acudieron a la convocatoria Abracemos al Catatumbo.
Las alertas tempranas emitidas en 2024 y el recrudecimiento de las confrontaciones entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Estado Mayor de Bloques y Frentes (EMBF) han generado vulneraciones sistemáticas a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario (DIH). Estas afectaciones han tenido un impacto devastador en municipios como Convención, Teorama, San Calixto, Hacarí, Tibú, El Tarra, Sardinata y El Carmen, donde la población civil enfrenta desplazamientos forzados, confinamientos y un deterioro alarmante de sus condiciones de vida.
Ante esta crítica situación, las comunidades y organizaciones sociales alzaron su voz para exigir una solución política y dialogada al conflicto armado, instando tanto a los actores en confrontación como al Gobierno nacional a priorizar el diálogo como salida a la intensificación de la guerra. En este marco, se reafirmó la importancia de retomar las mesas y los ceses bilaterales al fuego, así como la implementación de las propuestas comunitarias consignadas en el Pacto Social para la Transformación Territorial del Catatumbo.
Consenso sobre paz y justicia social
La paz debe entenderse como la profundización de la justicia social y el cumplimiento de los acuerdos, tanto con los actores armados como con las comunidades que han resistido y se han movilizado de manera persistente, es el consenso generado en este escenario humanitario.
El dirigente y defensor de derechos humanos de la emblemática Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, Credhos, Ramón Abril, nos compartió sus apreciaciones sobre la jornada.
“La mesa humanitaria del Magdalena medio, donde confluimos hace varios años diversas organizaciones de la región como el programa de desarrollo y paz, la Acvc, Credhos, entre otras, articulamos el trabajo en función de temas como la exigibilidad del cumplimiento del DIH, donde planteemos los mínimos humanitarios a los actores para que sean respetados, acudió al llamado de la mesa humanitaria del Catatumbo, que tiene el mismo espíritu de nuestra iniciativa, para acompañar la misión humanitaria en El Tarra”.
Abril destaca que “Durante una semana recogimos alimentos, ropa, alimentos no perecederos, la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra ubicó puntos de acopio, la solidaridad el pueblo barranqueño y de todo el Magdalena medio, San Pablo, Cantagallo, Yondó y llevamos estas ayudas para las comunidades de esta golpeada región.
»En El Tarra se siente el miedo, muchas casas solas por el desplazamiento, pero el evento tuvo mucha acogida y fuerza, donde primordialmente levantamos la bandera por el derecho a la población civil a no ser víctima del conflicto”.
Desescalar y proteger a los civiles
Las organizaciones sociales, en articulación con la Mesa Humanitaria y de Construcción de Paz del Catatumbo y con el respaldo de las entidades presentes en la sesión del 4 de febrero, definieron una ruta de acción que contempla los siguientes puntos fundamentales:
El llamado al desescalamiento del conflicto y al cese de hostilidades, instando a los actores armados a detener las confrontaciones para evitar mayores afectaciones a la población civil. La exigencia de mecanismos de protección para la población civil, salvaguardarlas de las dinámicas bélicas y contar con garantías para su integridad y seguridad, acoger los siete Mínimos Humanitarios y el Acuerdo Humanitario para el Catatumbo, y reafirmar la necesidad de implementar estos acuerdos para mitigar los impactos de la guerra en la región.
Además, se planteó el desarrollo de acciones humanitarias inmediatas. Se propuso la urgencia de llevar a cabo retornos dignos, seguros y colectivos con garantías, con respuestas oportunas por parte del Gobierno nacional, así como la organización de comisiones de verificación y la habilitación de corredores humanitarios. Todas estas peticiones también están consignadas en carta enviada por las organizaciones sociales el 19 de enero de 2025 a los actores en confrontación.
La sesión humanitaria también sirvió para reiterar que la paz no se construye con más violencia, sino con diálogos sinceros y con el compromiso de todas las partes involucradas. Se enfatizó que la militarización de la región no es la solución y que debe rechazarse como estrategia para afrontar la crisis. En su lugar, se hace un llamado urgente a que los actores armados y el Gobierno nacional tomen acciones inmediatas para evitar más sufrimiento y garantizar el respeto a la vida y la dignidad de la población.
El Catatumbo, región históricamente golpeada por la guerra, hoy levanta su voz en un clamor inaplazable por la paz. Las comunidades están exigiendo que se les escuche, que se les garantice protección y que se actúe con prontitud para poner fin a la crisis humanitaria. El tiempo para actuar es ahora. No puede haber más demora en la búsqueda de soluciones concretas y sostenibles. La paz en el Catatumbo no es una utopía, es un derecho que debe ser garantizado de manera inmediata.
Solo la solidaridad y el no olvido del Catatumbo y su gente son la certeza de lograr la paz en el territorio, nos dijo Ramón Abril, quien se refugia de la crisis humanitaria de la región, pero no pierde la esperanza. Él es el rostro y la voz de las y los catatumberos, que solo piden tener derecho a vivir con tierra y en paz.
