Renata Cabrales
Anoche, mientras las tribulaciones por la situación política y social de mi país me condenaban al más insoportable de los insomnios, mi pequeña sobrina, quien tampoco lograba el sueño conciliar, me pidió que le contara un cuento para poder dormir, y aunque así lo hice, creo que pudo descansar, pero no tranquila, porque la historia como a mí, tuvo que haberle causado terribles pesadillas.
Quise aprovechar la oportunidad que se me presentó a altas horas de la noche, para enseñarle la realidad de las personas más vulnerables del país, cuyo colmo a pesar de tanta injusticia social a la que han sido sometidas históricamente por la oligarquía colombiana, es declararse acérrimas uribistas. Así que le leí una historia muy particular titulada: el cuento de la opu-lenta viejecita.
Érase una vez, la opu-lenta viejecita quien, a despotricar contra el gobierno, y con estómago vacío, a la marcha contra Petro fue a gritar: ¡Fuera Petro, fuera Petro, tu reforma a la pensión es un robo según mi patrón!
La opu-lenta viejecita de esta forma, auxilios del gobierno se niega a recibir, porque su expresidente Uribe le ha enseñado que la vida es: trabajar, trabajar y trabajar para con el dinero del Estado no tener que contar.
Así que, por orgullo y dignidad demostrar, a las calles sale con su carrito de Bonice a arrastrar…
Y de la informalidad dice tanto ganar que un fajo de billetes muestra, para a los “vagos petristas” en la cara restregar…
Dice vivir más sabroso que los seguidores del gobierno progresista, tanto que pensión ella no necesita, porque a sus 80 años, ella está sana y enterita, para aún salir a camellar, y a Uribe demostrar, que la pensión de los ricos ella no piensa tocar.
Y mientras Álvaro Uribe despotrica de los pobres y dice que la pensión de los ricos desea robar, la opu-Lenta viejecita arrastra por las calles para dinero devengar, y de esta forma a su verdugo, jamás llegar a decepcionar…Fin.
Por desgracia, La opu-Lenta viejecita de la anterior historia es solo una de cientos de ancianos y ancianas empobrecidos debido a la corrupción y al clasismo de la oligarquía gobernante de la ultraderecha que ha manejado al país a su conveniencia.
Personas que se dejan convencer con discursos populistas, que venden la idea de que “el pobre es pobre porque quiere” y que el perezoso vive del Estado”, cuando la realidad es que el erario es del pueblo; pero son los gobiernos corruptos quienes lo dilapidan con descaro y sin ningún ápice de remordimiento mientras ignorante mueren de hambre.
El comentario clasista del expresidente Uribe, al referirse a la Reforma pensional y a las personas empobrecidas, con el que admite que con esta reforma “los pobres les quitarán las pensiones a los ricos”, evidencia, que lo que menos le interesa a los de su clase es que las personas más vulnerables del país, algún día, puedan vivir sabroso.
