Contra todos los pronósticos, y tras trece años de proceso judicial, el expresidente —principal líder de la extrema derecha— ha sido condenado penalmente. El fallo se convierte en un precedente para continuar en la búsqueda de la verdad
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
28 de julio, 8:30 a.m., Complejo Judicial de Paloquemao en Bogotá. Después del inicio de la diligencia y escuchar la presentación protocolaria de todas las partes involucradas en el juicio, la togada Sandra Liliana Heredia toma la palabra y se dispone a leer el tan esperado sentido del fallo.
La escena es cinematográfica. El escrito que definirá el futuro del hombre más poderoso del país, inicia evocando a Temis, la diosa griega de la justicia. “Mantiene los ojos vendados no porque ignore, sino porque no prejuzga. Sostiene la balanza con manos firmes, no para pesar opiniones, sino verdades. Porta la espada, no para castigar con furia, sino para proteger con decisión lo que es justo, recto y lo que es necesario”.
La voz de la jueza Heredia es firme. Aunque es consciente que el juicio ha despertado pasiones, dividido opiniones y movilizado emociones, también deja claro el horizonte filosófico de la decisión: “El derecho no puede temblar ante el ruido y la justicia no se arrodilla ante el poder”.
Respeto y sensatez
Con la lectura del fallo concluye la primera instancia del juicio penal más importante en la historia reciente del país. El acusado es Álvaro Uribe Vélez, el omnipotente líder de la derecha mundial que fue presidente de Colombia, gobernador de Antioquia y varias veces parlamentario. Los presuntos delitos cometidos son soborno, soborno en actuación penal y fraude procesal.
“Queremos decirle a Colombia que la justicia ha llegado”, anuncia la jueza Heredia, para luego destacar que se trató de un proceso garantista, respetuoso del derecho al debido proceso y a la presunción de inocencia del acusado. Es claro que esas palabras responden a los recientes intentos de algunos sectores políticos y de la opinión pública por deslegitimar a esa judicatura. Y remata: “no es una revancha, no es una conspiración. Es un acto de justicia”.
Después de destacar que la conducción del proceso ha estado a cargo de mujeres y de honrar el trabajo silencioso de miles de ellas al interior de la rama judicial, la jueza reafirma que su despacho ha actuado en cumplimiento a su obligación constitucional y legal de resolver lo que el derecho permite resolver.
“El fallo que se emite es una respuesta del Estado a través de su justicia a una controversia procesal que ha llegado a su culminación tras un largo y riguroso camino probatorio. Por eso pedimos respeto, pedimos sensatez”, concluye.
Concluido este preámbulo, Heredia da inicio a la lectura del documento judicial que condenará o absolverá al acusado. También anuncia que el sentido del fallo supera las mil hojas. Pide paciencia.
Fina coquetería
En los alrededores de Paloquemao, seguidores y detractores del expresidente siguen con expectativa la transmisión. “Uribe inocente” y “Uribe a la cárcel” son los carteles expuestos. Un pequeño altercado se hace viral, en el que un furibundo seguidor del acusado agarró a golpes a un desprevenido camarógrafo. Aunque la situación se puso picante, no pasó a mayores.
Al interior del complejo, las partes escuchan con atención el fallo. También un número indeterminado de personas siguen la transmisión, ya sea por la televisión pública o por los distintos canales de YouTube. En las redes sociales inundan los memes y todas las tendencias son sobre el juicio.
Un detalle de fina coquetería queda expuesto. El mug en el que toma su café Sandra Heredia, tiene sublimada la imagen de la jueza Constance Malosa, personaje de Los Simpson que se caracteriza por ser implacable a la hora de administrar justicia.
También se hacen virales episodios como el regaño a la senadora Cabal por andar hablando, el cambio en los rostros de Uribe y su abogado Granados conforme iba avanzando el juicio, o la frase “pese a su limitada capacidad intelectual” para referirse a las actuaciones del abogado Diego Cadena.

Condena
Seis y cuarenta de la noche. Diez horas y cincuenta minutos dura la lectura del fallo. En todo este prolongado tiempo, la jueza Heredia no se doblega. La histórica decisión se resume en un sentido de fallo condenatorio contra el expresidente Uribe Vélez como determinador de los delitos imputados.
En los episodios de La Picota y Neiva que buscaban torcer el testimonio del exparamilitar Juan Guillermo Monsalve, la justicia dictamina que Uribe Vélez es culpable del delito de soborno en actuación penal de manera homogénea. Por su parte, relacionado a los falsos testimonio de Carlos Enrique Vélez, alias “Caliche”, y de Eurídice Cortés, alias “Diana”, el exmandatario es condenado por el delito de soborno en actuación penal.
Finalmente, frente a la falsa rectificación de Juan Carlos “El Tuso” Sierra y los falsos testimonios de los presos de Cómbita, la justicia resuelve condenar al expresidente por fraude procesal. Tan solo fue absuelto en los hechos relacionados con la exfiscal Hilda Niño.
Dedicado a…
Acaba la jornada y hay cansancio. Habla ante las cámaras el senador, defensor de derechos humanos y principal víctima en todo este proceso, Iván Cepeda Castro. Dedica esta victoria a las madres de los 6.402 jóvenes desaparecidos por la política de Seguridad Democrática. También hace un llamado a la paz y a la unidad nacional.
En la calle 45 con Séptima de Bogotá, en el mural de Las cuchas tienen la razón, celebra un grupo importante de manifestantes. Suenan voladores mientras se despliega un trapo con la frase “El pueblo te condena”. Muchos recuerdan el nombre de don Raúl Carvajal, quien denunció hasta el último día de su existencia la muerte de su hijo como víctima de un “falso positivo”, o a las madres buscadoras de La Escombrera en Medellín que siguen buscando respuestas.
Sin embargo, todas las personas son conscientes que Uribe Vélez es condenado por el menor de sus delitos. En este caso todavía falta llegar hasta el final con la Hacienda Guacharacas. Por eso, la lucha continúa.
Y ante la alegría colectiva, este redactor no puede dejar de pensar que esta condena también tiene una dedicatoria. Para todas las personas del Partido Comunista de Urabá que fueron víctimas del genocidio político orquestado por el paramilitarismo y el terrorismo de Estado, mientras el hoy condenado ejercía como gobernador de Antioquia. Sobre este caso, todavía falta la verdad.