Esta es la historia de como una supuesta Reforma Agraria deviene un ventajoso negocio para los terratenientes, Fuente: Darío Fajardo Montaña Tierra: tanta y tan lejos
José Ramón Llanos H.
Buena parte de la historia de Colombia es la narrativa de las formas como la oligarquía se apoderó de la tierra. La otra parte es el relato de las acciones de los sin tierra y de los pequeños propietarios, quienes, a lo largo del tiempo, buscaron que los gobiernos liberales y conservadores les hicieran justicia y entregaran a esta inmensa mayoría las tierras acumuladas por los terratenientes.
A partir de los años 30 del siglo XX, los minifundistas y los campesinos sin tierra iniciaron sus movilizaciones para exigir al Estado hiciera justicia y recuperara las tierras ilegalmente apropiadas por los terratenientes, durante el siglo XIX hasta los años 20 del siglo pasado.
La irrupción de una revolución radical y original en Cuba marcó un hito en la historia latinoamericana contemporánea. Esta revolución implementó una reforma agraria que despojó a los latifundistas de sus propiedades y distribuyó la tierra entre los trabajadores del campo. Los Estados Unidos, para prevenir la posibilidad de revoluciones en toda Latinoamérica, presionó a los gobiernos de este continente a que hicieran una distribución de la tierra con la finalidad de evitar otra revolución en su patio trasero.
El problema de la tierra en Colombia
Un gran conocedor del problema de la tierra, Dario Fajardo Montaña, expresó cuantitativamente eso que los estudiosos del problema agrario definen como la alta concentración de la tierra, así: “En el censo agropecuario de 1970, cuando la superficie ocupada se extendía por 30.995.000 hectáreas. Las unidades con más de 500 hectáreas, 0,7 por ciento del total, abarcaban el 40,8 por ciento de la superficie ocupada, en tanto que las de menos de 5 hectáreas (el 43 por ciento) participan con el 4,3 por ciento de la superficie”.
Para evitar la repetición de los hechos en Cuba, por la presión de los Estados Unidos, el Parlamento colombiano aprobó la Ley 135 de 1961, la cual fue titulada como de Reforma Agraria. Sin embargo, según Mariano Arango (1994), los resultados eran los siguientes: “Entre 1962 y 1982 se entregaron 648.234 hectáreas del Fondo Agrario Nacional, cedidas a 34.918 familias a razón de 18,5 hectáreas por parcela y 2.222.236 hectáreas de extinción de dominio a 27.933 familias, de 75 hectáreas cada una. Es decir, en 20 años de las 800.000 familias sin tierra del Censo Agropecuario de 1970 fue favorecido el 4.36 por ciento por el Fondo Agrario Nacional y 7,9 por ciento si se incluye la extinción de dominio”.
El Pacto de Chicoral
Este Pacto, constituido por terratenientes liberales y conservadores, fue la forma de sabotear la Reforma Agraria aprovechando la asunción del poder de un presidente conservador como Misael Pastrana. Sin embargo, desde los inicios de la ejecución de la Ley 135 de 1961 los terratenientes se opusieron a la Reforma Agraria. Los más radicales opositores estaban organizados en la Sociedad de Agricultores de Colombia SAC, y la Federación Colombiana de Ganaderos, FEDEGAN.
Estos últimos argüían que quien debería repartir la tierra era el Estado: “El mayor Terrateniente es el Estado, dueños de inmensos baldíos sin explotar que podría transferir gratuitamente a los deseosos campesinos de trabajar la tierra”. En otras palabras lo que ellos proponían era la colonización de baldíos, lógicamente territorios alejados de los centros urbanos, sin vías de accesos por lo cual constituía una actividad extremada, difícil para los trabajadores del campo sin tierras para cultivarlas.
Ante esta propuesta, los campesinos de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, ANUC, se movilizaron en todo Colombia exigiendo una rápida y radical Reforma agraria, que expropiara sin indemnización las tierras y las cediera gratuitamente al campesinado minifundista y a los trabajadores del campo. Frente a la propuesta de colonización de los terratenientes propusieron que deberían hacerla los terratenientes y empresarios agrícolas que tienen el dinero suficiente para financiar esas costosas colonizaciones.
Algunas acciones beneficiarias en favor de los sin tierras
Aunque la Reforma Agraria aprobada por la Ley 135 de 1961 había hecho algunos avances no significativos si tenemos en cuenta la gran cantidad de trabajadores del campo carentes de tierra y por eso superexplotados, hasta 1970 había habido alguna distribución de tierra no significativa, pero era el punto de partida para ampliar la base de los sin tierra beneficiados y sembrar real democracia y empoderamiento de los habitantes del campo carentes de la tierra.
Debemos reconocer que Carlos Lleras Restrepo, quien gobernó de 1966 hasta el 7 de agosto de 1970, estimuló la distribución de la tierra. Lógicamente, tuvo que afrontar las acciones saboteadoras de los terratenientes. Por eso, al final de su mandato, declaró que “Los ricos entrababan las reformas”.
Al iniciar su mandato, Misael Pastrana Borrero, que denominó “del Frente Social” todo su accionar, condujo a una disminución de la aplicación de la Ley 135. Como suelen hacer los presidentes reaccionarios ocultan su talante y sus verdaderos propósitos con algunas declaraciones. Así procedió el presidente conservador quien declaró “Estoy completamente admirado y dispuesto a continuar la Reforma Agraria, desde luego corrigiendo deficiencias que se puedan encontrar en el camino”.
Se inicia el desmonte
El Pacto de Chicoral empezó a planear, el 28 de mayo de 1971, cuando en una Junta conservadora eligen un directorio de unión encabezado por Ospina Pérez que empieza hacer señalamientos de algunas acciones no acordes con el talante conservador. El desmonte de la Reforma Agraria se concreta el 7 de enero, día en que se define el “Acuerdo Agrario en Chicoral”.
Algunos apartes de ese acuerdo de Chicoral es resumido por Zamosc: “A cambio de impuestos al Estado, fijados de acuerdo a una renta presuntiva cuya referencia principal sería el avalúo catastral de los predios, los terratenientes recibirían amplias garantías de freno a la redistribución de la tierra y apoyo a la explotación agrícola a gran escala”. La reforma Agraria se desmonta y deviene un ventajoso negocio.