Los resultados de la economía en el tercer trimestre del presente año dan pie a una cierta euforia de parte del Gobierno y sus partidarios. No es para menos
Carlos Fernández
El producto interno bruto (PIB), indicador imperfecto con que se mide el avance o retroceso de las diferentes economías, marcó, al finalizar septiembre, un crecimiento de 3,6% durante el trimestre que va de junio a septiembre respecto al mismo período de 2024 y un 2,9% en lo que va corrido del año, es decir, tomando los nueve meses completos respecto a ese mismo período de 2024.
El resultado alcanzado sobrepasó las expectativas de analistas y funcionarios y significa que Colombia obtuvo el tercer lugar en crecimiento en este lapso entre los países de la OCDE, detrás de Costa Rica y Polonia.
Los ejes del crecimiento desde la producción
Los datos entregados por el DANE son elocuentes: desde el punto de vista de la producción, el crecimiento entre terceros trimestres 2024-2025 estuvo jalonado por: Primero, la administración pública y defensa, educación, salud y servicios sociales (7,9%). Segundo, por las actividades artísticas y de entretenimiento y actividades de los hogares como productores de bienes para autoconsumo (5,7%). Tercero, por el comercio al por mayor y por menor, transporte y almacenamiento (5,2%). Y cuarto, por la industria manufacturera (4,3%) y actividades financieras y de seguros (4,3%).
Se destaca el comportamiento de la industria manufacturera, el único sector realmente creador de valor entre los señalados, el cual había presentado, en períodos anteriores, retrocesos importantes.
Sólo dos sectores decrecieron durante el tercer trimestre: explotación de minas y canteras (-5,6%) y construcción (-1,6%). En cuanto al primero, puede decirse que, hasta cierto punto, la política de transición energética y de descarbonización, si bien se ha atenuado en cuanto a la producción petrolífera y de carbón, presenta unos que va en el sentido de lo que se pretende alcanzar con ella.
Si bien, en el plano internacional, encuentros como la COP30 sobre cambio climático no han dado los resultados necesarios para que el mundo en su conjunto adopte una política que revierta este proceso, parecería que lo hecho en el país empieza a tener efectos en este campo, insuficientes a todas luces frente al fenómeno global pero importantes desde el punto de vista de la orientación que se debe tener para detener el deterioro climático.
La construcción también
En cuanto a la construcción, otro sector generador de valor, hay que hacer una diferenciación. El resultado obtenido se descompone en tres subsectores: la construcción de edificaciones residenciales y no residenciales, que decrece 8,4%; las actividades especializadas para la construcción de edificaciones y el alquiler de maquinaria, que decrecen 3,1%, y la construcción de carreteras, de vías de ferrocarril y otras obras, que crece 12,7%.
Este comportamiento de los tres subsectores muestra las deficiencias en políticas de vivienda, pero, también, lo positivo de una recuperación de la infraestructura de transporte, en particular, del ferrocarril, la cual deberá tener continuidad si se quiere consolidar dentro de una perspectiva de desarrollo nacional.
Crecimiento desde la perspectiva del gasto
El consumo, tanto el de los hogares como el del gobierno, fue el principal impulsor de los resultados del PIB en el tercer trimestre de este año. El consumo del gobierno creció 15,2% en el período considerado, constituyéndose en factor esencial del crecimiento.
El consumo de los hogares creció 4% entre el tercer trimestre de 2024 y el mismo trimestre de 2025. Es indudable que los importantes crecimientos del salario mínimo decretados han tenido una incidencia particular en este comportamiento. Apelando a la teoría ortodoxa, el Banco de la República se ha negado a bajar la tasa de interés con el argumento de que este crecimiento del consumo basado en los aumentos del salario mínimo y en el de las remesas del exterior es inflacionario. Sin embargo, estamos ante niveles de inflación bajos respecto a los años anteriores, lo que hace que la tasa de interés real sea elevada y busque frenar el crecimiento económico con argumentos que no consultan la realidad.
En efecto, los aumentos de salario mínimo no han generado desempleo, el cual se encuentra en un mínimo desde hace varios años. Es decir, la política monetaria, basada sólo en la fijación de la tasa de interés hecha por un Banco de la República supuestamente independiente, va en contravía del crecimiento, en momentos en que éste se asienta en mecanismo de crecimiento real y no artificial.
Por su parte, la inversión, expresada en la formación bruta de capital fijo, se elevó un 4,7% respecto al tercer trimestre de 2024, destacándose la inversión en maquinaria y equipo, con un crecimiento de 13,4% entre los dos períodos. En cuanto al comercio exterior, su impacto en el comportamiento del producto y del ingreso fue más bien negativo pues, mientras las exportaciones crecieron 2,4%, las importaciones lo hicieron en un 10,1%, generándose una balanza comercial deficitaria. Las condiciones geopolíticas actuales requieren esfuerzos ingentes para modificar la estructura de nuestro comercio internacional.
¿A quién pertenece el crecimiento?
El buen momento del crecimiento, con lunares en el comercio exterior y en las finanzas públicas, no puede dejar olvidar la forma como dicho crecimiento se distribuye. El DANE presenta, con un trimestre de retraso, las cifras sobre la distribución del ingreso nacional y lo hace a precios corrientes. Así, la participación de la remuneración a los asalariados en el ingreso aumenta desde el 31,7% en junio de 2022 hasta el 33,3% en junio de 2025. El excedente bruto de explotación, que son las ganancias de los capitalistas, disminuye de 34,1% a 31,0% entre ambos períodos. El denominado ingreso mixto, que corresponde a los ingresos provenientes de actividades económicas de los hogares y de negocios denominados de cuenta propia, pasa de 20,3% a 21,2%.
Lo anterior muestra un leve aprovechamiento mayor del ingreso nacional de parte de los sectores asalariados y de economía popular. Pero la estructura económica sigue siendo de relaciones capitalistas, en las que los dueños del capital se llevan la parte del león. Todavía hay mucho por cambiar.







