En una significativa ceremonia, a pocos pasos de la Casa Blanca, el canciller Bruno Rodríguez dio apertura oficial a la sede diplomática cubana en los Estados Unidos e izó la bandera de su patria.
Alberto Acevedo
El pasado 20 de julio, en ceremonia que se realizó simultáneamente en Washington y La Habana, y después de 54 años de haber interrumpido sus nexos de amistad, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos dieron apertura formal a sus sedes diplomáticas, con lo que se inaugura un nuevo e histórico paso en el camino de la normalización de relaciones entre las dos naciones. En la capital norteamericana, correspondió al canciller cubano Bruno Rodríguez, izar el pabellón nacional de su patria y abrir las puertas de la embajada.
En la ceremonia participaron, el secretario de Estado, John Kerry, la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jakobson, miembros del congreso, de organizaciones y movimientos sociales, de la emigración cubana y embajadores de varios países. El titular de la cartera de Exteriores cubana, dijo en su intervención:
“La bandera que honramos a la entrada de esta sala es la misma que aquí fue arriada hace 54 años, conservada celosamente en La Florida por una familia de libertadores y luego por el Museo de nuestra ciudad oriental de Las Tunas, como anticipación de que este día tendría que llegar.
“Ondea nuevamente en este lugar la bandera de la estrella solitaria que encarna la generosa sangre derramada, el sacrificio y la lucha más que centenaria de nuestro pueblo por la independencia nacional y la plena autodeterminación, frente a los más graves desafíos y peligros.
“Invocamos la memoria de José Martí, quien vivió consagrado a la lucha por la libertad de Cuba y conoció profundamente los Estados Unidos. En sus “Escenas Norteamericanas”, nos dejó una nítida descripción de la gran nación del norte y el elogio de lo mejor de ella. También nos legó la advertencia de su desmedida apetencia de dominación que toda una historia de desencuentros ha confirmado.
Basados en el respeto mutuo
“Hemos llegado aquí gracias a la conducción firme y sabia del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, a cuyas ideas siempre guardaremos lealtad suprema. Recordamos su presencia en esta ciudad, en abril de 1959, para promover relaciones bilaterales justas y su sincero homenaje a Lincoln y Washington.
“Soy portador de un saludo del Presidente Raúl Castro, expresión de buena voluntad y de la sólida decisión política de avanzar, mediante el diálogo basado en el respeto mutuo y la igualdad soberana, hacia una convivencia civilizada, aun dentro de las diferencias entre ambos gobiernos, que favorezca la solución de los problemas bilaterales, promueva la cooperación y el desarrollo de vínculos mutuamente ventajosos como desean y merecen ambos pueblos.
“Solo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy.
Reacciones en el mundo
“José Martí organizó desde aquí el Partido Revolucionario Cubano para conquistar la libertad, toda la justicia y la dignidad plena de los seres humanos. Sus ideas, reivindicadas heroicamente en el año de su Centenario, siguen siendo la esencial inspiración en este camino que nuestro pueblo, soberanamente, ha escogido”, puntualizó el canciller Rodríguez.
Las reacciones que se conocieron en el mundo, tan pronto se difundió la esperada noticia, fueron mayoritariamente favorables. Las autoridades cubanas transmitieron en directo, por estaciones de radio y televisión, la ceremonia en Washington. Una encuesta de opinión indica que más del 90 por ciento de los cubanos miran con optimismo este paso. También, sondeos de opinión en Estados Unidos dan cuenta de que el 67 por ciento de los norteamericanos se pronuncian por el restablecimiento pleno de relaciones entre las dos naciones.
La candidata presidencial por el Partido Demócrata, Hillary Clinton, calificó como “paso positivo”, la apertura de sedes diplomáticas. El Consejo de la Unión Europea dijo que el hecho debe interpretarse como “una señal esperanzadora”. Los gobernantes latinoamericanos saludaron el audaz paso, del que fueron arquitectos los presidentes Raúl Castro y Barak Obama. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon dijo que el anuncio del 20 de julio “constituye un paso importante hacia la normalización de las relaciones”, que será “beneficioso para los pueblos de ambos países”.
James Williams, presidente de grupo Engage Cuba, un influyente lobby económico norteamericano, favorable al levantamiento de sanciones, dijo: “La gran mayoría del pueblo estadounidense -y el 97 por ciento de los cubanos- apoyan el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Hoy es un gran día para norteamericanos y cubanos que buscan un futuro mejor para los dos países. Después de 54 años de una fracasada política de guerra fría, se avecinan mejores días, finalmente”.
Exigencias cubanas
Este momento, considerado, por algunos analistas como “histórico”, estuvo precedido de más de seis meses de intensas negociaciones entre representantes de los dos gobiernos. La Casa Blanca hubiera querido que el anuncio se hiciera antes de celebrarse la Cumbre de las Américas en Panamá.
Pero Cuba dijo que antes de un anuncio semejante eran necesario un compromiso sobre unas condiciones mínimas: que Cuba saliera de la lista de países patrocinadores del terrorismo; era una cuestión de principios, pues en realidad Cuba fue una de las primeras víctimas del terrorismo de la CIA, que entre 1959 y 1997 dejó un saldo de 3.478 muertos, más de dos mil mutilados y numerosas pérdidas materiales.
Otros condicionamientos estaban dirigidos a garantizar que el personal diplomático de los Estados Unidos no se inmiscuya en los asuntos internos de la isla, que cese el financiamiento a grupos contrarrevolucionarios y que en el caso de Washington, se garantice el acceso a servicios mínimos para el funcionamiento de la embajada cubana en esa ciudad.
Los analistas más realistas consideran que el anuncio de apertura de misiones diplomáticas en los dos países, es en realidad un primer paso hacia la normalización de relaciones. Estas enfrentan todavía una serie de obstáculos. Por ahora son embajadas sin embajadores. En cada una de las sedes se ha designado un encargado de negocios.
El anuncio del 20 de julio es la antesala de un nuevo capítulo en las relaciones de ambos países, hacia la normalización de sus vínculos de amistad. Pero es ante todo, el triunfo de la diplomacia cubana, de su dignidad y soberanía, que jamás se arrodilló ante el asedio criminal del imperio.
En 54 años, Washington utilizó todos los recursos posibles para derrocar al gobierno revolucionario de Cuba: sanciones económicas, financieras y comerciales; acciones militares como la invasión a Bahía de Cochinos; amenazas de guerra nuclear, terrorismo, financiamiento de la oposición interna, guerra mediática… Y todos esos ingentes recursos fracasaron estrepitosamente, mientras Cuba se convirtió en una potencia moral, en faro que guió y sigue guiando el camino emancipador de los pueblos de América Latina.