Después de anunciar medidas para contrarrestar la escasez y el acaparamiento de productos de primera necesidad, gobierno pone en prisión a primeros especuladores. Celac y Unasur se reúnen de emergencia para estudiar situación
Alberto Acevedo
Los representantes legales de las cadenas de distribución de productos básicos, Farmatodo y Supermercados Día a Día, han sido los primeros empresarios que fueron a parar con sus huesos a cárceles venezolanas, por los delitos de acaparamiento de productos básicos de la canasta familiar, pánico económico y desestabilización de la economía nacional.
Estas medidas punitivas, sumadas a una verdadera ofensiva política y diplomática que trasciende las fronteras nacionales han sido la esperada respuesta del gobierno de Nicolás Maduro a una situación de sabotaje a la producción y distribución de productos, en lo que el gobierno ha calificado como “guerra económica” de sectores de la burguesía parasitaria de ese país, para provocar una reacción anárquica y desordenada, con apoyo de los Estados Unidos, para precipitar un “cambio de régimen”.
La semana pasada, el presidente Maduro anunció que la red de supermercados Día a Día pasará a manos del Estado. “He ordenado a la Superintendencia de Precios Justos accionar de manera inmediata todos los procedimientos administrativos y judiciales para que esta red de supermercados sea de manera inmediata asumida por la red de Pdval”, dijo el mandatario en un discurso el pasado 6 de febrero.
Horas más tarde fue puesto en prisión el director general de esa cadena, Manuel Andrés Morales Ordosgoitti, bajo cargos de acaparamiento de productos de primera necesidad. El último día de enero habían sido privados de la libertad el presidente y el vicepresidente de operaciones de la cadena Farmatodo, Pedro Luis Angarita y Agustín Antonio Álvarez.
En el caso de Farmatodo se les imputó cargo criminales por boicot y desestabilización económica. Se estableció que no distribuían los productos, no colocaban personal suficiente para atender en las cajas (funcionaba el 20% de las cajas), e incluso cerraban los almacenes para atender unos pocos clientes, mientras afuera permanecían largas filas de gentes a la espera de ser atendidas.
De la mano de transnacionales
El gobierno puso sus ojos también en el grupo empresarial Herrera Capital, que componen las empresas Herrera Capital Group y cinco compañías más, oficialmente intervenido el pasado 13 de enero. Se les formuló cargos por acaparamiento de alimentos y productos de higiene personal.
La familia Herrera tiene empresas en Estados Unidos, incluyendo el afamado restaurante Lounge Catharsis, en Miami. En el registro mercantil de Florida, figuran unas 30 compañías de propiedad de esta familia. En Venezuela, el grupo tiene el monopolio de distribución en ocho estados de productos de las trasnacionales Kellog’s, Nestlé, General Mills (jamón endiablado, enlatados) y de la venezolana Avelcasa (conservas de pescado).
También controla la distribución de productos de higiene personal elaborados por Procter & Gamble (jabón, detergente, pañales, toallas femeninas) y Pfizer (aseo bucal, cremas para el cuerpo). Distribuye aceites comestibles Oleica, azúcar La Pastoreña, granos La Lucha, condimentos Macarena y aceite de oliva español El Gallo.
Señalados con nombre propio
Este grupo, que suministra productos al 30% de la población venezolana, tiene ocho depósitos con capacidad de almacenaje de 18 mil metros cuadrados en seis departamentos, más de cien camiones de distribución, que atienden a unos 4.500 clientes de supermercados, hipermercados, abastos, farmacias, kioscos, etc.
Cuando el gobierno ocupó los depósitos de Herrera C.A. en Maracaibo, se les decomisó más de mil toneladas de alimentos y productos de higiene personal acaparados. Lo que se ha establecido es que este grupo y otras grandes empresas aprovechan el tipo de cambio preferencial, reciben del Estado un cupo en dólares, adquieren los productos pero no los llevan a los almacenes, acaparan, venden en el mercado negro, hasta en el mil por ciento del precio establecido, o desvían a través del contrabando a Colombia y otros países. Con estas operaciones obtienen miles de millones en utilidades, mientras el pueblo aguanta hambre.
Esto es lo que oculta la gran prensa venezolana y extranjera, que ahora dice que en Venezuela no se consiguen ni condones. Ahí están señalados, con nombre propio, los responsables de las filas, las angustias, el malestar de los venezolanos.
Por eso el presidente Maduro ha insistido que hay una ‘guerra económica’ en desarrollo en su país y ha trazado un plan de respuesta, que incluye medidas de tipo policial inmediatas contra los acaparadores, pero también una serie de iniciativas diplomáticas. La más inmediata, la convocatoria al grupo de cancilleres de Celac y Unasur, que sesionaron durante dos días, esta semana en Montevideo, en la idea de encontrar un “escudo protector” contra un golpe de estado en marcha en Venezuela.
“Si la cosa es guerra, vamos a la guerra”
La guerra económica contra el gobierno bolivariano no sería el único componente de este golpe de estado en ciernes. También hay una guerra mediática, en la que los grandes medios, nacionales e internacionales, distorsionan la realidad de ese país. Versiones como la de que Maduro es un incompetente, que Diosdado Cabello es un narcotraficante, que habría fisuras en las filas del Ejército, que la gente va a estallar por la angustia de las colas, se repiten todos los días.
Estados Unidos, por su parte, que mete las manos en los asuntos internos de Venezuela, no es ajeno a los planes de la derecha en ese país. El presidente Obama aprobó este año un fondo de cinco millones de dólares para financiar los grupos antichavistas. La Fundación Nacional para la Democracia (NED) de Estados Unidos ya financia, con 1,2 millones de dólares, a grupos de la oposición. Hay otros mecanismos, como la Usaid, para financiar la contrarrevolución en Venezuela.
La respuesta soberana del gobierno bolivariano no se ha hecho esperar. El vicepresidente, Jorge Arreaza, exhortó a los comandos populares militares a emprender acciones contra la guerra económica y no perder de vista la cantidad de alimentos almacenados en silos y bodegas. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, llamó a desenmascarar a los especuladores. “Vamos a jurungarlos. Si la cosa es guerra, vamos a la guerra. Vamos a darles en la madre a los especuladores, vamos a darles en la madre a los saboteadores”, puntualizó Cabello.