La economía líder de la Unión Europea atraviesa una crisis interna sin precedentes, agudizada por los conflictos entre las potencias del bloque y por las exigencias de Estados Unidos para financiar el aparato militar de la OTAN
Iván Posada P.
Alemania, que alguna vez fue la tercera economía mundial, sólo por detrás de Estados Unidos y China, ha experimentado dos años consecutivos en recesión, algo que no ocurría desde 1950. En esa época, tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, el país inició un proceso de reconstrucción que se convirtió en un exitoso fenómeno económico, conocido como el “milagro económico alemán”.
Con unos 87 millones de habitantes, Alemania consolidó su economía sobre pilares clave como las industrias química, siderúrgica, electrónica y automotriz. Al momento de la creación de la Unión Europea en 1993, como bloque económico y comercial, el país se erigía como la principal locomotora de este acuerdo, gracias al peso de su economía frente a los demás miembros.
Las sucesivas crisis en varios de estos países, como Grecia, fueron superadas gracias a los rescates financieros aportados por las economías líderes del potente bloque europeo. Esto generó inconformidad en ciertos sectores. Estos argumentan que no deberían tener que intervenir en la resolución de las crisis de otras naciones a expensas del bienestar de su propia población. Esta situación refleja las contradicciones dentro de las potencias capitalistas.
Gráfico 1. Evolución del PIB alemán 2020-2024

La industria automotriz
Según el diario colombiano La República, Volkswagen, la emblemática marca de autos, con 87 años de existencia, está ad portas de cerrar tres de sus factorías en el país, las otras están operando en México, Brasil y otros países, como estrategia para ahorrar costos en mano de obra, impuestos, etc. Todo apunta a que la industria alemana no se preparó debidamente ─por poca inversión─ para la transición hacia la movilidad eléctrica.
Las exportaciones de carros y autopartes llegaron a representar el 15,4% del total, según el portal Expansión/datosmacro. No obstante, en los últimos quince años viene en retroceso debido, entre otras razones, a la irrupción de China como productor y exportador de automóviles eléctricos.
El gigante asiático estableció convenios para fabricar las marcas alemanas en asociación con la industria germánica, lo que permitió a China mejorar y superar esta tecnología.
Hoy en día, el mercado europeo, incluido el alemán, está inundado de carros eléctricos chinos a precios muy inferiores, lo que ha llevado a la quiebra de varias automotrices alemanas, que llegaron a emplear cerca de 800.000 trabajadores. De este modo, China pasó de socio comercial con Alemania, a ser su principal competidor en la industria del automóvil.
Crisis energética
En administraciones anteriores, Alemania dejó de utilizar las fuentes nucleares y de carbón para la generación de energía, en cumplimiento de los pactos internacionales de reducción de las emisiones de gases contaminantes, responsables del calentamiento global.
Sin embargo, tras las sanciones a Rusia, Alemania se vio obligada a dejar de comprar gas, carbón y crudo de aquel país, con precios más baratos. Como resultado, Alemania ha tenido que adquirirlos a precios mucho más elevados en otros mercados. Por ejemplo, el valor del kilowatio/hora pasó de 0,12 en 2021 a 0,50 euros en 2024, tres veces más costoso que en Estados Unidos y el doble de lo cuesta en China.
De este modo, toda la industria alemana resultó afectada por los altos costos de la energía, lo que a su vez provocó la reducción en las exportaciones de sus principales renglones como automóviles, maquinaria, electrónica y siderurgia. Con costos tan altos, no podía competir en los mercados internacionales.
La industria
La escasa inversión en renovar el equipamiento industrial, junto con la falta de mano de obra joven debido a una política antinmigración y al envejecimiento de la población, ha contribuido a la disminución de la producción industrial en los últimos años. Actualmente, esta se encuentra en los niveles de 2015, es decir, lo que representa una reducción del 15% en comparación con ese año.
Además, la red ferroviaria quedó obsoleta en relación con otros países, la infraestructura civil, como puentes y vías, no se ha renovado. Como resultado de estos problemas, el PIB de Alemania experimentó una caída del -0,3% y -0,2% en los dos últimos años, respectivamente (gráfico 1).
En el marco del nuevo gobierno que acaba de ser elegido, varios sectores de la ultraderecha se han pronunciado por volver a las antiguas fuentes contaminantes de energía, la nuclear, e incluso el carbón. Lo más preocupante es la política segregacionista, cuando precisamente, en esta última jornada electoral, cerca de siete millones de votos fueron depositados por inmigrantes.
Guerra comercial
Ya han entrado en vigor algunos de los nuevos aranceles que EE. UU. unilateralmente aplicó a México y Canadá, sus socios en el tratado de libre comercio, NAFTA. ¡Vaya ironía! Además, también se aplicaron aranceles a China.
Por otro lado, la Eurozona no queda exenta de las amenazas de Trump de incrementar los aranceles a las importaciones europeas. Entre estas, la industria automotriz alemana tiene una alta participación. Este es otro ingrediente en el peligroso coctel que Trump está preparando, el cual podría desatar una crisis mundial en el comercio.
El costo de la guerra
El conflicto entre la OTAN y Rusia por la cuestión de Ucrania está pasando cuenta de cobro al bloque europeo. Trump anunció recientemente la suspensión de toda clase de ayuda militar a Ucrania, lo que significa que la Eurozona deberá asumir en solitario los gastos derivados de este prolongado enfrentamiento.
Hoy en día, este bloque aporta entre el 4,1% y 2,2% del PIB de cada país para la defensa (Statista 2025), pero Washington exige a los países europeos miembros de la OTAN más aporte económico para sostener este pacto bélico, lo que agravaría aún más los problemas de desempleo e informalidad que azotan a la otrora próspera Europa.
La administración Trump parece no estar dispuesta a asumir sola el colosal gasto militar de la OTAN ─en detrimento de la economía tanto norteamericana como europea. Esta situación podría desencadenar una crisis de sostenibilidad financiera para esta maquinaria bélica. La combinación de estos factores ha relegado a la economía alemana a un modesto cuarto puesto entre los países industrializados.
Expectativas
Queda en suspenso, entonces, cómo se resolverá la contradicción entre Estados Unidos y la Eurozona respecto a la decisión de mantener una costosa maquinaria bélica para detener la supuesta amenaza de Rusia, o reinvertir esos recursos en el fortalecimiento del estado de bienestar y, especialmente, en la paz europea.