Entre hilos rojos del antiimperialismo y morados del feminismo, la FDIM una historia que late en las luchas de las mujeres populares y revolucionarias del mundo
Magda Alberto
En un mundo donde las sombras del fascismo se alargan nuevamente, donde las guerras imperialistas destrozan pueblos y el capitalismo depredador devora esperanzas, existe un tejido de resistencia que durante ochenta años ha unido las luchas de las mujeres con los hilos indestructibles de la solidaridad sur -sur. Del 27 de noviembre al 3 de diciembre, este tejido se fortalecerá en Cuba, donde mujeres de todo el planeta conmemorarán ocho décadas de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), esa voz que emerge desde el Sur Global para recordarnos que otro mundo es posible.
Parir esperanza entre las cenizas
Nacida en 1945, entre las cicatrices aún frescas de la Segunda Guerra Mundial, la FDIM emergió con un grito que hoy resuena con terrible actualidad: «¡Nunca más guerra, nunca más fascismo!». Su manifiesto fundacional no era solo un rechazo a la barbarie, sino el parto de un feminismo arraigado en la lucha de clases y la solidaridad internacional. Imaginen aquel Primer Congreso Mundial de Mujeres en París: delegadas de 41 países … Mujeres que habían visto el horror cara a cara y se atrevieron a soñar con la paz.
Línea de Tiempo
1945: Fundación de la FDIM.
1947: Instalación en Berlín Oriental.
1950-1960: Apoyo a los pueblos de la Liberación Nacional.
1975: Participación en la I Conferencia Mundial de la ♀ en la ONU (México).
1980: Solidaridad con Nicaragua, Cuba y Palestina.
1991: Crisis tras la caída del Bloque Socialista.
2000: Nuevas alianzas con movimientos feministas del Sur.
2020-2025: Campañas contra las sanciones económicas y el colonialismo.
Desde entonces, su eje ha sido claro e inquebrantable: un feminismo que reconoce en el capitalismo, el colonialismo, el fascismo y el patriarcado un mismo sistema de opresión que debemos combatir con todas nuestras fuerzas.
La brújula que no se doblega y sigue vigente
La trayectoria de la FDIM es un mapa vivo de las luchas emancipatorias de los últimos ochenta años. En los 50 y 60, su solidaridad abrazó los movimientos de liberación nacional en África y Asia. En los 80, alzó la voz contra el Apartheid, se puso al lado de Nicaragua sandinista, abrazó a Cuba revolucionaria y nunca soltó la mano de Palestina. Su huella está en hitos históricos que hoy damos por sentado: la institucionalización del 8 de marzo, la declaración de 1975 como Año Internacional de la Mujer.
Hoy, cuando el mundo parece desmoronarse, su brújula mantiene el rumbo: una Paz con Justicia Social, porque rechazamos cualquier forma de paz que implique rendirse ante los opresores imperialistas; la Soberanía de los Pueblos, porque seguimos de pie defendiendo la autodeterminación de Palestina, Cuba, Venezuela y toda América Latina; y la apuesta por la Multipolaridad, porque creemos en un mundo donde quepan muchos mundos.
Tejiendo paz en Colombia
La FDIM no es una organización de discursos, sino de abrazos concretos. Su acompañamiento al proceso de paz colombiano, a través de más de siete misiones internacionales, demuestra que su solidaridad no conoce fronteras. Como veedora internacional del Acuerdo Final de Paz, ha puesto el cuerpo para que la perspectiva de género no sea solo un punto en el papel, sino una realidad que transforme vidas.
En Colombia, la FDIM agrupa a organizaciones de base que siembran esperanza en todo el territorio nacional: ASODEMUC, UMD, CONAMU, ASONAM-C, la Corporación Casa de la Mujer Stella Brand, las Manuelitas Valle del Cauca… Mujeres que construyen paz desde los territorios, con las uñas y con el corazón.
La VII Misión Internacional en noviembre de 2024, con lideresas de nueve países coordinadas por Skevi Koukumas de Chipre y Lorena Peña de El Salvador, fue otro testimonio de que la paz en Colombia es una causa que late en el corazón del mundo y la FDIM.
Los desafíos de la coherencia
Mantenerse fiel a un feminismo de clase y antiimperialista en tiempos de posverdad y activismos light no es fácil. La coherencia ideológica es su mayor fortaleza. Siendo un reto y un imperativo la necesidad de conectar con las nuevas generaciones de feministas, con la coherencia de los principios de la FDIIM.
Estos ochenta años han sido una oportunidad histórica para tender puentes, para demostrar que el feminismo popular y antipatriarcal puede responder a los desafíos de nuestro tiempo cuestionando radicalmente todas las jerarquías: de género, de raza, de clase, de sexualidad.
Porque la esperanza se teje con lucha
Frente al proyecto de muerte del capitalismo extractivista que nos devora, la FDIM representa ocho décadas de resistencia amorosa, revolucionaria y firme. La Federación nos recuerda que no puede haber soberanía de los pueblos ni de los territorios sin soberanía sobre nuestros cuerpos. Si el capitalismo nos despoja, nosotras nos organizamos. Si el patriarcado nos silencia, nosotras alzamos la voz. Si el fascismo amenaza, nosotras resistimos, porque frente a un sistema que quiere vernos sumisas, fragmentadas y calladas, respondemos con memoria, con organización y con rabia transformadora.
La lucha que empezó en 1945 hoy es semilla y la rebeldía feminista no se rinde, se multiplica por 80 años más de resistencias y revoluciones, haciéndose más vigente que nunca nuestro grito histórico: ¡Nunca más guerra, nunca más fascismo! ¡Nunca más feminicidios y desapariciones, nunca más violencias contra las mujeres!







