viernes, septiembre 20, 2024
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Esmad y Policía golpearon con sevicia a campesino tolimense

Nelson Lombana Silva

Terminando el histórico paro cafetero, el cual duró 12 días bajo la más dura represión del régimen capitalista personificado en el Esmad y la Policía Nacional, el campesino de la vereda Vistahermosa, municipio de Rioblanco (Tolima), José Melco Rodríguez Soria, fue brutalmente golpeado dejando como resultado heridas en la cabeza y en distintas partes del cuerpo.

José Melco Rodríguez Soria, campesino de Rioblanco (Tolima), brutalmente agredido por el Esmad y la Policía nacional. Fotos Nelosi
José Melco Rodríguez Soria, campesino de Rioblanco (Tolima), brutalmente agredido por el Esmad y la Policía nacional. Fotos Nelosi

Los salvajes uniformados destruyeron la chapa de la casa habitación del señor Luis Alberto Pérez Gaitán, destruyeron vidrios y sin orden judicial allanaron la vivienda ubicada en el barrio Boquerón de la ciudad de Ibagué y le propinaron tremenda paliza al indefenso labriego del sur del departamento de Tolima.

Los pocos campesinos que aún permanecían en este lugar, desarmaban los cambuches, organizaban el menaje e intentaban recoger la basura, cuando fueron atacados por los desalmados polizontes y el inhumano Esmad. Un rumor de que un grupo de jóvenes ajenos al paro se iba a tomar la vía sería la causa de la terrible golpiza, después de las 5:30 pm del 7 de marzo.

“Íbamos a recoger las maletas para salir de regreso a nuestras veredas, cuando unos muchachos fueron a tirarle piedra a la Policía y subieron disparando gases y disparando con esas escopetas de corcho, a mí y a un compañero nos pegaron de a corchazo, entonces nosotros nos asustamos y arrancamos a correr y nos entramos a una casa que estaba con la puerta abierta. Llegó la Policía y comenzó a patear la puerta, se entraron y me cogieron a bolillo, a pata, rajándome la cabeza. Me agarré de las rejas de la puerta para no dejarme sacar”, relata el campesino José Melco Rodríguez Soria.

Agrega: “Dos policías comenzaron a golpearme las manos para que me soltara. Eso duró dos minutos y medio, aproximadamente, hasta que me sacaron de ahí. En la calle me siguieron golpeando y me iban a llevar preso. Les dije: Yo no estoy haciendo nada. La gente que había comenzó a gritar: Déjelo que no está haciendo nada. Me dijeron: Levántese y espántese a correr. Me paré y volví a entrar a la casa. Los compañeros me recogieron y me llevaron al hospital. Ingresaron a la casa sin pedir siquiera permiso unos seis o siete uniformados y del Esmad. Arrancaron la chapa y se entraron. Allí nos habíamos escondido cuatro compañeros de Rioblanco. Me golpearon por la cabeza, las espaldas, las piernas, la barriga, todos los lados, prácticamente”.

Sucedió este repudiable hecho de terrorismo de Estado, precisamente, cuando el holgorio de que había acuerdo en Pereira (Risaralda) se sentía y los humildes campesinos se disponían a regresar al agro con la satisfacción del deber cumplido y la esperanza de un mejoramiento de su situación social y económica. Boquerón a esa hora estaba prácticamente solo.

Unos primeros resultados señalan que sólo en este barrio se presentaron más de 80 heridos y contusos, mientras que ni un solo polizonte o Esmad resultó ni siquiera levemente lesionado, lo que demuestra que no hubo enfrentamiento como suelen decir los medios adictos al régimen capitalista, lo que hubo fue una agresión salvaje a una protesta inmensamente pacífica.

Testimonios

Luis Alberto Pérez Gaitán, habitante del barrio Boquerón de la ciudad de Ibagué (Tolima): “Eran las 5:30 pm, la poca gente que aún quedaba estaba en la esquina, todo estaba en calma, porque los otros días uno estaba pendiente cuando se producían esos escándalos”.

“Yo estaba viendo televisión, la puerta estaba abierta y los campesinos entraron en carrera en busca de protección, cerramos la puerta y llegaron como tres policías y cogieron la puerta a pata y a empujones y abrieron la puerta. El campesino quedó arrinconado contra la pared y la puerta, quedó en medio”.

“Cogieron al campesino y le dieron garrote hasta que se cansaron. A mí me dañaron dos sillas del comedor, ventanas. Me esculcaron la cocina, la casa, todo. Había en ese momento cinco niños y no respetaron el llanto de los pequeños, ni los gritos de auxilio. Perecían bestias dopadas”.

“Se entraron sin orden judicial, como le digo, me dañaron la chapa y abrieron la puerta violentamente, a puros golpes. Se metieron Policía y Esmad. Habían tres niñas y dos niños, todos pequeños, estaban haciendo la tarea porque mi hija les enseña”.

“Le pido al coronel Fernando Murillo de la Policía Metropolitana de la ciudad que me pague los daños y que tengan más cuidado con la gente de bien, nosotros no estábamos haciendo nada malo”.

“La gente tenía que correr a esconderse. El sábado casi nos ahogan a todos en la casa, porque nos tiraron gases y bombas de aturdimiento a la casa como si nosotros estuviéramos haciendo paro. Nos tiraron gases por todos lados. Una niña que tengo enferma casi se ahoga”.

“Ahora sobre el paro de los campesinos, yo pienso que tenía que ser así porque el campesino lo tiene el gobierno muy olvidado. Yo entiendo la problemática y he sido campesino y todo”.

Ismael Cangrejo Devia, municipio de Rioblanco (Tolima): “Mire, nosotros, conscientes de la situación del campo, nos vinimos a apoyar a los campesinos que ya estaban en paro, primero porque somos campesinos, segundo porque todos somos necesitados y tercero porque sólo a través de la lucha se consigue algo”.

“Somos obligados por el gobierno a protestar porque es la única manera que medio atiende nuestros reclamos. Sabíamos que los campesinos llevaban nueve días; prácticamente, nosotros llegamos los últimos dos días”.

“La gente nos dijo: Mucho cuidado porque la Policía o ese Esmad los puede agredir. Nosotros teníamos todo grabado de lo que les había sucedido a los otros campesinos. Estábamos en una familia, aquí en Boquerón, veníamos saliendo cuando iba la Policía “toreada”, había unos chinos que no son campesinos que los estaban “toreando”, la Policía iba echando gases, bombas de aturdimiento incluso, piedra, garrote”.

“Nosotros al ver eso salimos corriendo, sentí el disparo y el golpe en la espalda, me lancé a correr en busca de protección. Tengo un arañón en la nuca, de un policía que intentó cogerme pero me le solté y escapé, porque ellos se pararon un momento cuando grité: “Sálgale con la escopeta”. Eso me salvó. Mis compañeros se metieron en la casa de Luis Alberto Pérez, yo no alcancé a entrar pero vi como tumbaron la puerta”.

“Lo importante de los 12 días de este paro es que nos quedan muchas experiencias, nos enseña de la importancia de la unidad del campesino y la criminalidad como nos trata el sistema, el gobierno”.

“No me voy satisfecho por lo logrado, entre otras cosas, porque no tengo muy claro qué fue lo que acordaron, dicen que a partir del 18 de marzo se comienza a hacer realidad lo pactado, vamos a ver qué hay de cierto y, si no, hay que preparar otro más fuerte. Hay que hacerle seguimiento a esos compromisos”.

“Sobre los diálogos de La Habana, nosotros somos optimistas, estamos esperando que salgo algo favorable para el pueblo porque el sur de Tolima es una de las regiones más golpeadas por la violencia. Esperamos que haya paz”.

Fermín Hernández, municipio de Rioblanco (Tolima): “Para mí la principal lección que me deja este paro campesino que duró 12 días es que es crítico. ¿Sabe por qué? Porque, digamos, uno como campesino analiza y ve que el Estado desde que no vea que el pueblo se levante de esta manera, de pronto no atienda, no responde adecuadamente a las necesidades del campo porque se puede analizar que a nivel nacional, no solamente el sistema cafetero, sino que toda la economía está en déficit, está con dificultades, entonces si es bueno que el Estado haga antes que tener que hacer estos para ser escuchados y ser atendidos”.

“Bueno, deja un arreglo que en el caso de los campesinos nos puede beneficiar, pero lástima que las Fuerzas Militares, en este caso el Esmad y la Policía agreden al campesinado; por el hecho de ser del sur del Tolima no todos somos guerrilleros como muchos lo pueden decir, somos propietarios de fincas cafeteras. Entonces, le solicitamos al gobierno que analice eso, que mucho cuidado porque la policía viene cometiendo una cantidad de violaciones a los derechos humanos, que entienda que somos ciudadanos, pertenecemos a este país”.

“Repito: que tenga mucho cuidado porque como en el caso de ayer, como contaba el compañero en el sector de Boquerón, la Policía agredió e irrespetó las casas de los habitantes en este barrio. Donde estas personas no nos hubieran brindado apoyo, la Policía hasta nos había podido matar. La Policía fue agresiva, agredió a los campesinos desarmados, que estábamos era protestando pacíficamente, sanamente. Es lamentable porque ellos con sus armas y su poder violan los derechos del campesinado colombiano”.

Ediles Carpeta, municipio de Rioblanco (Tolima): “Nosotros sólo veníamos a acompañar la protesta campesina, a protestar por el bajo precio del café, pues estamos perdiendo mucha plata, es una pérdida fatal. El gobierno no habla de la crisis que originó la protesta, habla de que fue la guerrilla la que nos obligó a salir, eso es totalmente falso, es una mentira, nosotros vinimos porque nosotros estamos perdiendo plata, cómo vamos a trabajar gratis, ¿no ve que a todos nos vale?”.

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